Pero, cuando de usar la preposición de se trata, muchos de los desentendidos con el idioma se llenan de dudas. Caen fácilmente en abstención, no usan esa preposición cuando se necesita; o, caso contrario, la emplean cuando ella no tiene función gramatical en una oración. 

Esos fenómenos, llamados comúnmente «dequeísmo» y «queísmo» (o «dequefobia»), se leen y escuchan hasta en entrevistas de grandes y prestigiosos medios de comunicación de diversos países hispanohablantes. Son dos de los más comunes errores en nuestra lengua española.

El «dequeísmo» es el uso innecesario de la preposición de antes de la conjunción que. Ejemplos: 

• Resulta de que… 

Correcto: Resulta que… 

• Pienso de que… 

Correcto: Pienso que….

• Él decía de que… 

Correcto: Él decía que…

El «queísmo» o «dequefobia», en cambio, es la omisión de la preposición de (u otra, como en) ante que cuando sí es necesaria. Como en los siguientes casos: 

• Estoy seguro que… 

Correcto: Estoy seguro de que…

• Darse cuenta que… 

Correcto: Darse cuenta de que….

• Avísame en caso que… 

Correcto: Avísame en caso de que… 

Suele suceder que el hablante, por miedo a caer en «dequeísmo», se va al otro extremo y omite la preposición de cuando sí es requerida, con lo cual incurre en «queísmo».

Hay varias formas prácticas de saber si la sintaxis del enunciado requiere la preposición o no: 

1.- Plantearse las preguntas: ¿qué…?; ¿de qué…? 

La pregunta que resulte apropiada será la que indique si la preposición es necesaria o no. Ejemplos: 

a). «Estoy seguro que Anacleta vendrá hoy». Aquí la pregunta apropiada es: ¿De qué estoy yo seguro? De que Anacleta vendrá hoy. Luego esta oración requiere la preposición de: «Estoy seguro de que Anacleta vendrá hoy». 

b) «Carlos dijo de que me ayudaría con los preparativos». La pregunta idónea es: ¿Qué dijo Carlos? Dijo que me ayudaría con los preparativos. Así que lo correcto es omitir la preposición de: «Carlos dijo que me ayudaría con los preparativos». 

2. Sustituir la parte del enunciado que comienza por que, por los pronombres algo o eso y verificar si el enunciado resultante está bien formulado en castellano (si tiene sentido), con o sin preposición. Ejemplos: 

a). «Estoy seguro que vendrá hoy». Al sustituir «que vendrá hoy» por eso, resulta una oración agramatical: «Estoy seguro eso». Luego sí requiere la preposición de para su corrección: «Estoy seguro de eso». Así que debe ser: «Estoy seguro de que vendrá hoy». 

b) «Decía de que me ayudaría con los preparativos». Al sustituir «que me ayudaría con los preparativos» por eso, se obtiene también una oración agramatical: «Decía de eso», la cual tendría sentido completo sin la preposición de: «Decía eso». Luego lo correcto es: «Decía que me ayudaría con los preparativos». 

Veamos algunos otros ejemplos de usos incorrectos y correctos de la preposición de:

Incorrecto: Dijo de que se iba. 

Correcto: Dijo que se iba.

Incorrecto: Contestó de que estaba enfermo. 

Correcto: Contestó que estaba enfermo.

Incorrecto: Creo de que no está bien.

Correcto: Creo que no está bien.

Incorrecto: Pienso de que es tarde. 

Correcto: Pienso que es tarde.

Incorrecto: Te asombra de que yo lo diga.

Correcto: Te asombra que yo lo diga.

Incorrecto: Me alegro que ustedes sean felices. 

Correcto: Me alegro de que ustedes sean felices.

Incorrecto: Le preocupa de que aún no hayas llegado. 

Correcto: Le preocupa que aún no hayas llegado.

Incorrecto: Es posible de que llueva esta tarde.

Correcto: Es posible que llueva esta tarde. 

Hay otro aspecto lingüístico para identificar cuándo una oración lleva o no lleva de antes de que. Pero lo bueno debe racionarse, así que en una segunda entrega sobre este asunto la conocerá, apreciado lector.

¡Hablar y escribir bien, el reto de hoy!

¿CÓMO SE ESCRIBE…?

Curso práctico por correo electrónico para aprender ortografía, sin memorizar las normas académicas. En la comodidad de su casa, estudie y aplique prácticas lecciones para aprender a escribir bien. / 315 401 0290 – mundodepalabras@gmail.com

Encuentre aquí todas mis columnas. 

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.