Queridos lectores, no puedo dejar de disculparme pues mis columnas han sido discontinuas por estos días. Mi asistencia virtual al Hay Festival de Jericó y Medellín, y presencial al Hay Festival Cartagena 2023 me dejó deliciosamente agobiada. Y el material que tengo para los próximos dos meses, es realmente estupendo. Tuve la oportunidad de entrevistar al Premio Nobel Abdulrazak Gurnah, a la británica Bernardine Evaristo, al filósofo español Santiago Beruete, a la sicoanalista y escritora peruana Olga Montero Rosé y a las colombianas Teresita Goyeneche y Daniela Sánchez Russso, entre otras. Más los eventos a los que asistí. Así que tendré mucho por leer… y contarles. Por ahora, va la reseña de un libro que me cautivó desde el inicio hasta el final.

“Las vírgenes suicidas” (Anagrama), publicada en 1993, es una novela escrita por Jeffrey Eugenides (Detroit, Michigan,1960).

Eugenides, quien estudió en las universidades de Brown y Stanford, es conocido por su habilidad para explorar temas complejos y profundos a través de narrativas intensas y conmovedoras. “Las vírgenes suicidas” es su primera novela, y es considerada una obra maestra de la literatura contemporánea. Ha escrito otros libros como “Middlesex”, con el que ganó el Premio Pulitzer, y “El marido fresco”, ambos también ampliamente elogiados por la crítica y el público. Eugenides ha ganado varios premios, entre ellos el National Book Critics Circle Award. Del libro se ha dicho que es «Una primera novela asombrosa y original, que explora un territorio afín al de John Cheever, pero también afín al retorcido guiñol de Blue Velvet de David Lynch, o Carrie de Brian de Palma» (Gordon Burn, Times Literary Supplement).

La novela ha sido equiparada a algunas de las mejores obras de la literatura mundial «Extraordinaria novela, las hermanas Lisbon son a la literatura de los noventa lo que el Holden Caulfield de El guardián entre el centeno fue a la de los cincuenta» (Sergi Sánchez, El Mundo); “(Las vírgenes suicidas) era La casa de Bernarda Alba en versión yanqui: en vez de morenas y de luto, eran rubias y vestían como si estuvieran en un reboot setentero de La casa de la pradera” (El País); «Una de las mejores novelas, insisto, de las mejores, que he leído en años, y si nuestra época se tomara aún la literatura en serio, debería ser saludada como El guardián entre el centeno de nuestros confusos años noventa, y un debut literario tan importante como el de John Updike, con La feria del asilo, hace más de treinta años» (John Banville).

La historia se desarrolla en el suburbio de Grosse Pointe, Michigan, en los años 70, y sigue a cinco bellísimas hermanas adolescentes entre trece y diecisiete años, las Lisbon: Cecilia (13), Lux (14) – la única que no era virgen, Bonie (15) Mary (16) y Therese (17), quienes, en un año y medio se suicidaron. La novela cuenta con una amplia gama de personajes interesantes y complejos. Las cinco hermanas Lisbon y la relación con sus padres – un ama de casa moralista y católica extrema que no dejaba que sus hijas salieran con chicos y decoraba todos los rincones de la casa con figuras religiosas; y el padre, profesor de matemáticas quien simplemente, aceptaba sus estrictas normas, son el corazón de la historia, y cada una de ellas es única en su personalidad y características.

Desde Lux, la hermana más rebelde y sensual, hasta Cecilia, la más joven y vulnerable y la primera en suicidarse, las hermanas Lisbon son descritas con una gran riqueza emocional y sicológica. Además, los personajes masculinos, empezando por el padre, sus amigos de la escuela, en especial Trip Loraine, así como los vecinos y amigos de las hermanas, también son detallados y aportan una perspectiva diferente a la trama.

Los jovencitos del barrio habían estado siempre hechizados por esas bellas e inalcanzables jóvenes, mitologizándolas, si se quiere, atraídos por esa casa y esa atmósfera de densa femineidad enclaustrada y la primera muerte, la de Cecilia – la menor – no hizo sino ahondar el misterio.

A raíz de un incidente originado en la tardanza de Lux en llegar de la única fiesta a la que sus padres le habían permitido ir, los Lisbon prohíben a sus hijas asistir a la escuela y se encierran cada vez más en el interior de la casa. Las chicas, agobiadas comienzan a enviar mensajes de ayuda a los chicos, por vía escrita, por clave Morse con luces de la casa, y hasta con canciones por teléfono que intercambiaban con ellos. A su vez los jóvenes las espiaban desde las ventanas del vecindario, hasta que, en uno de esos llamados de ayuda, ocurre lo impensable.

Veinte años después, aquellos mismos adolescentes del barrio, no han podido superar su fascinación, y cual si estuvieran contándoselo a un periodista imaginario, intentan resolver un rompecabezas al que nunca terminará de faltarle una o varias piezas.

La narración está dividida en varios puntos de vista, incluyendo los de los vecinos y amigos de las hermanas, lo que permite al lector conocer la historia desde diferentes perspectivas. La novela ha sido elogiada por su estilo literario, su caracterización de personajes y su exploración de temas como la adolescencia, la religión, la sexualidad y la muerte.

Y así, no es difícil imaginar que el libro haya sido adaptado al cine por Sofía Coppola en 1999 y que lo encontramos en las plataformas Apple TV y en MUBI. Temas como la escuela, la adolescencia femenina, las urbanizaciones y la muerte, que la obsesionaba desde que su hermano Gian-Carlo murió en un accidente náutico en 1986, fueron vitales para que Sofía se interesara por esta novela.

Según contó Sofia a The Guardian: “Sentí que Jeffrey Eugenides, el escritor, realmente entendía lo que significa ser una adolescente: el deseo, la melancolía, el misterio entre chicos y chicas. […] realmente conecté con toda esa abulia que invadía sus habitaciones. No lo he visto en muchas películas, o no en una manera con la que me sienta identificada”.

La película, producida por Francis Ford Coppola y cuyo guion escribió el mismo Eugenides, es protagonizada por Kathleen Turner (la madre), Ed Wood (el padre), y una Kirsten Dunst de16 años (Luz, la hija más rebelde), radiante y enigmática. Danny de Vitto, aparece como el doctor que atiende el primer intento de suicidio de la hermana menor, Cecilia; con una bella fotografía de Ed Lachman, y una gran banda sonora (Air, un grupo francés de música electrónica formado en 1995), cuya música, compuesta especialmente para recrear el ambiente claustrofóbico, sin lugar a dudas es coprotagonista del filme.

En Cannes, la película, que más adelante se convertiría en un filme de culto, sufrió una especie de censura, lo que afectó su éxito en taquilla, según confesó la directora a EW: “No sabían qué hacer con ella. ¡Tenían miedo de que las chicas se fueran a suicidar cuando la vieran! Tuvo un estreno muy modesto. Fue muy barata, así que tampoco estaban demasiado preocupados por promocionarla”.

La novela y la película, ambas poderosas, abordan una época de transición en donde la prisión de la feminidad es evidenciada, y en donde la liberación hace parte de un desenlace que termina afectando a toda una comunidad, a la que le es imposible olvidarla. Sin lugar a duda, una de las grandes novelas que vale la pena leer…. Y cuya adaptación cinematográfica es asombrosamente fiel a la trama y al ambiente creado por esa gran pluma que es Eugenides.

¡Y esperen mis reseñas de los libros de autores del Hay Festival en Colombia 2023!

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.