Las relaciones son como las plantas. Requieren de cuidado, de riego, de atención y también, de entender qué es lo que mejor les conviene, en qué clima florecen y en qué clima se marchitan.

Para poder tener una relación sana desde dentro es clave entender cuáles son los papeles de los que la componen, qué es lo que se espera de cada uno, y cuáles son los límites de cada uno, de qué material está hecha esa pareja (esto es como el cuento, hay parejas de paja, de madera y de ladrillo, pero esto sólo se ve cuando llegan los maravillosos problemas).

Para que una relación se mantenga no solo se requiere que haya compatibilidad, que haya cariño y que exista admiración, entre dos el amor también se demuestra cuando se pueden hablar de situaciones que pueden resultar incómodas, absurdas, inesperadas, dolorosas y complicadas.

Incómodo es una categoría que envuelve cientos de asuntos que no se tratan con la misma facilidad con la que se baila la primera canción, o se pide el primer postre juntos.

Si tú quieres que la relación no tenga puntos ciegos, no tengas miedo. De todo se puede hablar y es más, de todo se tiene que hablar para que la carreta ruede mejor y no haya desagradables sorpresas por el camino cuando deje de estar asfaltado y empiece la carretera de piedra.

Asuntos que puedes incluir en incómodos:

  • La salud de los padres de cada uno. Hablen de esto, si bien hace unos años parecía que el abuelo o la abuela iban a ser eternos, lo cierto es que ya hay muestras evidentes de que esto no es así. Si hay problemas de salud mental en alguno de los padres de uno: háblenlo, miren de qué forma pueden ayudar y en qué medida afecta a la familia, a la pareja, y a los hijos. Si además hay que empezar a hablar de cómo cuidar a los papás, es muy importante que estén de acuerdo en cómo son estos cuidados y que las decisiones se tomen con todos los sentidos puestos.
  • La salud de cada uno o de los niños. Si ya has tenido que empezar a lidiar con alguna enfermedad que está presente en tu vida, en la vida de tu pareja, o en la de tus hijos, es muy importante que tanto la aceptación de la enfermedad, como su tratamiento, y cómo lo llevan adelante debe de ser un tema que se trate en pareja. Primero porque no hay dos enfermos iguales, y porque tal vez lo que a ti te ofende, es lo que a tu pareja le da justamente lo contrario: seguridad, o tranquilidad. No es lo mismo estar con alguien que procura ocultar su enfermedad, que quien habla a las claras de ésta. Hay que ver cómo se gestiona y cómo se aprende juntos de esta situación. De qué forma les ha ayudado a seguir con el curso de la vida, y cómo la familia o la pareja  se plantea aprender de esta enfermedad para hacer las cosas juntos.
  • Los problemas económicos. Un gran clásico en los problemas de parejas y, quizá, el que más parejas tienen que empezar a superar. Todas las parejas habrán podido saber lo que es un periodo de vacas flacas, y es en estas ocasiones en las que se ve de qué está hecho cada uno, cuál es su capacidad de resiliencia, cuál es su capacidad para tener aguante, cuál es su respuesta a apostar por ideas nuevas, por emprender, por salir de la crisis económica sorteando problemas y proponiendo soluciones. 

Las parejas se fortalecen no sólo cuando todo es miel sobre hojuelas. La verdadera unión se ve cuando juntos han podido superar obstáculos, han superado las dificultades y se han fortalecido gracias a que la vida no viene escrita de antemano, sino que se va escribiendo cada día.

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