“La física del poder es consciente de que solo por medio del conocimiento de todos los detalles de un proceso se puede lograr el control de una situación” .

Nos encontramos ante un libro publicado por Intermedio Editores, y cuyas autoras son dos periodistas colombianas, Patricia Salazar Figueroa y Christina Mendoza Weber, quienes desde hace más de diez años viven en Alemania, ambas de una tenacidad inigualable.

Durante más de tres años y medio años escarbaron, viajaron, entrevistaron a muchas personas del entorno de Ángela Merkel y, finalmente lograron un libro excepcional, una crónica-reportaje-biografía, de un personaje cuya vida no es fácil de indagar, dado el hermetismo que la ha caracterizado y que hace parte de su éxito como gobernante. Sólo existe una biografía autorizada de la Merkel y la única entrevista autorizada a un medio de comunicación latinoamericano, se la dio Merkel a Patricia Salazar… De hecho, le molesta enormemente que su figura sea utilizada en ‘selfies’ y en imágenes, para lo cual, en sus ya conocidas reuniones habituales que hace con expertos en diferentes temas – de los que prende y aprehende, solicita expresamente dejar a un lado los celulares y cámaras. Vivir en un régimen totalitario y represivo, como el de la Alemania oriental, le enseñó a Ángela a ser discreta, limpia, cuidadosa y celosa de su intimidad.

Las autoras nos la “pintan” como un ser de carne y hueso con algunas posturas cuestionables, y claro, el mérito es no presentarla como una diosa; algunos la consideran así, como sobresaliente entre los sobresalientes de Alemania y Europa. De corolario, las autoras nos dejan un breve e interesante manual de las reglas básicas sobre cómo lograr y mantenerse en el poder.

Para entender a Merkel es imperativo saber que, a pesar de haber nacido en Hamburgo sus padres se trasladaron, en los primeros años de vida de la niña, a Alemania Oriental y se radicaron en Templin, un pequeño pueblo al lado de bosques y lagos en donde su padre, pastor luterano, inició una escuela que fue cerrada por las autoridades comunistas y convertida en un refugio para personas discapacitadas mentalmente (autismo, síndrome de Down, de Asperger, etc.), la “escoria” del régimen, con las que Ángela aprendió a convivir y compartir a lo largo de su juventud. Su madre siempre le inculcó que, por el hecho de ser hija de un pastor ella siempre debía “ser mejor que los otros niños”. También es necesario entender que su vida política solo comenzó con la caída el Muro de Berlín, hace 30 años y que muchos de sus ascensos políticos se debieron a que sus superiores “cayeron en desgracia”, quedándole un camino libre que ella siempre supo aprovechar a través del distanciamiento con ellos dadas las causas – usualmente fraudes – de esas “desgracias”.

No les quiero contar la vida de Merkel en esta reseña, porque el libro es tan bueno, tan adictivo, que no quiero ser ‘spoiler’, pero si quisiera relatarles algunas anécdotas y episodios detrás de su escritura: lo que no es visible y que las autoras tuvieron el privilegio de contar en la presentación y de contarme personalmente. No es fácil escribir un libro a cuatro manos, pero lo que las autoras nos cuentan es que un gran aprendizaje de disciplina y modestia las llevó a convertirse en grandes amigas. Separaron los capítulos y luego unificaron estilos: fueron veranos de 40 grados centígrados en lo que lo mejor que podían hacer era dedicarse a ello, con el apoyo de sus familias.

Fueron más de cinco veces al universo físico de vivencias infantiles y juveniles de Ángela Merkel: Templin, un pueblo de no más de 15 mil habitantes en la antigua Alemania oriental, en donde ya eran “famosas” y a quienes terminaron acogiendo con cariño y contándoles episodios y opiniones, positivas y negativas, muchas off the record, que contribuyeron a la construcción del relato. Se encontraron allí con Erika Benn – la maestra que formó a Merkel y le dio las mejores lecciones en su adolescencia, con la mamá, que a sus 90 años dictaba clases de inglés siendo la profesora activa más anciana del país, y terminaron siendo casi amigas de Irene, la hermana de Angela, que en varios momentos de su vida fue su necesario y oportuno bastión.

Los hitos de Merkel debían ser evidenciados en el libro: primera mujer Canciller en Alemania, la mas joven por demás, primera parlamentaria y la más joven de la Alemania oriental, 17 doctorados Honoris Causa, el personaje que mas ha salido en la revista Forbes como el más influyente y poderoso del mundo (12 veces de 15), entre otros.

El anexo de la última parte del libro, acerca de su posición sobre el feminismo radical en donde nos deja claro que jamás se puede defender el género por el género, es una lección maravillosa de cómo el avance del colectivo femenino debe lograrse a través de la integración de múltiples elementos.

Las lecciones finales que sintetizan las autoras al final del libro, resumen a la perfección lo que Merkel no ha escrito, pero si lo que ha hecho de su vida; la aplicación de la metodología científica para la comprensión y medición del alcance de los fenómenos y coyunturas políticas (se nutre de detalles, coteja información, hace comparaciones, prevé y plantea escenarios y conclusiones), la llaneza en su apariencia física evitando desviar la atención, el modo verbal indicativo como máxima del lenguaje, el control de las emociones – con excepción del fútbol, su gran pasión como lo demostró al asistir a todos los partidos del Mundial en Alemania, la discreción y cautela como máximas de sobrevivencia, la inexorabilidad, el acatamiento inflexible de las normas y, si no se está de acuerdo el seguimiento de la legalidad para cambiarlas, la incorruptibilidad, la gobernabilidad como sinónimo de servicio.

Ella se autodefine como la primera empleada de la nación, el pragmatismo aun cuando implique flexibilidad ideológica; su cambio de posición sobre el tema migratorio de sirios y palestinos es icónica, así como la del uso de la energía nuclear, la perseverancia en la búsqueda de consensos, el cultivo del sentido del humor y, yo agregaría: el silencio como arma, el estudio concienzudo de lo que no se sabe, la humildad – el no olvidarse de sus orígenes, el ponerse en los zapatos del otro, y el siempre comenzar cualquier discurso, discusión, charla, con una frase de agradecimiento.

Si hemos dicho que Ángela Merkel se niega a tomarse fotos, la anécdota final la constituye la foto de las autoras con ella en la contraportada del libro. La foto fue tomada el 8 de febrero de 2019, en Templin, cuando el Concejo Municipal le otorgó a Angela Merkel la ciudadanía honorífica – que no fue por unanimidad y que soporto una protesta de 60 neonazis por el homenaje. Patricia y Christina, las autoras, fueron las únicas periodistas invitadas a quedarse tras el evento oficial, y lo hicieron en la mesa de los hermanos de Ángela, y fue a ruego de Erika Benn, la maestra de Ángela, que la foto pudo ser una realidad.

Merkel ha expresado su intención de recoger los pasos de Alexander Von Humboldt, su gran referente, una vez termine su mandato (octubre de 2021 y anunció que no se postulará a la reelección), lo cual le ayudará a calmar sus temblores públicos – producto únicamente del estrés y de ninguna otra enfermedad, y la traería de vuelta a los territorios andinos así que, de seguro, la tendremos próximamente por estas latitudes.

El libro ha tenido tal éxito, que su primera edición ya está agotada y están corriendo para sacar la segunda. En estos tiempos turbulentos en que figuras como Trump, Bolsonaro y Maduro, entre otros, con sus radicalismos de derecha y/o de izquierda, enturbian el panorama político del mundo, la Merkel constituye una excepcional figura que ha constituido la realización europea del equilibrio y eso es lo que se observa a lo largo del reportaje biográfico. Muchas lecciones que aprender con la lectura de este entretenido libro.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.