Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Frank Hoyos   Ago 14, 2023 - 1:05 pm
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“El mercado de la cocaína se desplomó en EE.UU.”. Esta afirmación del presidente Gustavo Petro, realizada en una breve disertación sobre el tráfico internacional de drogas en su cuenta de Twitter, desafía los análisis realizados por agencias de seguridad e institutos especializados, para los cuales este mercado no ha decrecido.

El Jefe de Estado expuso un panorama sobre cómo los traficantes de estupefacientes están expandiendo sus rutas hacia otros destinos, y cómo el consumo de fentanilo en territorio estadounidense estaría reduciendo la demanda de cocaína.

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“El mercado de la cocaína se desplomó en EE.UU., reemplazado por uno peor: el del fentanilo, que ya les mata 100.000 personas al año. La cocaína mataba 4.000 por sus mezclas venenosas producto del mercado clandestino. Es por esta razón por la que cae el precio de la hoja de la coca en las áreas dedicadas a la exportación hacia Estados Unidos. y las organizaciones armadas asentadas allí reemplazan la pérdida de ganancias de la cocaína por oro ilícito, extorsión y secuestro contra la misma población de la zona”, aseveró Petro este sábado.

Aunque tiene parcialmente la razón, en el sentido de que las rutas hacia Europa, África y Oceanía están aumentando, y en que el fentanilo es hoy el principal problema para las autoridades estadounidenses, no es cierto que este mercado se haya “desplomado”.

La Oficina de la ONU contra las Drogas y el Delito (Unodc), en su Reporte Global de Cocaína 2023 (Global Cocaine Report), estimó que “Norteamérica, con su gran base de consumidores, continúa siendo uno de los principales destinos para la cocaína traficada desde Suramérica. México es un importante país de tránsito, que funciona como puerta de entrada para la cocaína que va a Estados Unidos, que representa a la mayoría de consumidores de cocaína en Norte América”.

La misma entidad estimó que en Estados Unidos hay una base de consumidores de cocaína cercana a los 6’350.000 usuarios, superior al de Europa Occidental, que le sigue con 4’550.000.

El Colombiano también consultó a Andrés Preciado, director de Conflicto y Violencia Organizada de la Fundación Ideas para la Paz. Desde su perspectiva, “no se puede afirmar que el mercado de la cocaína haya disminuido. Es un mercado que, en términos del consumo, se mantiene bastante estable, sobretodo en Norteamérica y en Europa”.

Agregó que “realmente el consumo no ha variado significativamente en los últimos años, y si bien hay una variación en el mercado de EE.UU., que tiene que ver con fentanilo, esto no ha generado una disminución en el mercado de coca”.

Preciado indicó que en este momento “sí podemos estar ante una sobreproducción, es decir, que tenemos mayores hectáreas cultivadas en Colombia, Ecuador y Perú, pero eso no ha derivado en una merma del consumo. Al contrario, se están abriendo otras ventanas de consumo en África y Europa. Si bien el tema del fentanilo es bastante importante para entender cómo se comporta el consumo de drogas en EE.UU., no se puede afirmar eso que dice el Presidente, de que a más consumo de fentanilo menos consumo de cocaína. Eso no está pasando realmente”.

En lo que sí tiene razón Petro es en el hecho de que hay una crisis económica para algunos productores de coca, en especial las pequeñas familias cocaleras y los que no tienen cultivos industrializados.

“Sobretodo se han visto afectadas las familias cultivadoras de coca, es un problema que hay que tener presente y está afectando a muchos territorios”, concluyó el experto.

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En una reciente investigación de este diario, titulada “Mucha cocaína: sobreoferta tiene a productores cocaleros encartados con pasta base” (abril de 2023), fueron entrevistados varios líderes cocaleros y productores, determinando que la escasez de ingresos en Nariño, Cauca, Putumayo y Norte de Santander, tiene tres razones:

1). Sobreoferta de coca, pues los cultivos alcanzaron su pico máximo en Colombia, al pasar de 143.000 hectáreas en 2020 a 204.000 hta en 2021; 2). Mayores estándares de los compradores, que están exigiendo cocaína de alta pureza, que solo brindan los cultivos más industrializados; ; y 3). Inestabilidad del orden público, por enfrentamientos de grupos armados, que alejan a los compradores.

Frente al trino del presidente Petro, este diario también le preguntó su opinión a Evan Ellis, profesor de Investigación para América Latina del Colegio de Guerra del Ejército de EE.UU.

“En lo que dice el Presidente, hay cosas que son razonables, y otras distorsionadas en su relación de causa y efecto. Por ejemplo, si hay desplome de precios tendría que ver con la explosión de la oferta de coca, tanto del lado colombiano como de Perú y Bolivia”, comentó.

Y prosiguió: “Las rutas y mercados de cocaína siempre están evolucionando. En Estados Unidos hay cada vez más grupos de crimen organizado europeo, incluso de Albania, traficando cocaína. La mayoría de esta droga, la que sale de Colombia y la que pasa por Venezuela y el Caribe, tiene como destino a EE.UU.”.

¿Dónde están los mayores cultivos Ilícitos?

En el análisis del Primer Mandatario hubo una segunda imprecisión. Según él, “hoy la mayor zona cocalera no se ubica en Tumaco, en el Pacífico nariñense, ni en el Catatumbo. La nueva zona de mayor producción de cocaína del mundo se ubica en una franja de 10 kilómetros a lo largo de la frontera colomboecuatoriana, del lado colombiano”.

En materia de cultivos ilícitos, el informe oficial para el análisis en Colombia siempre ha sido el monitoreo anual de Unodc. El último disponible data de octubre de 2022, y señala que esta zona que destaca el Presidente, en Putumayo, tiene 31.874 hectáreas sembradas.

En cantidad no es la primera, sino la cuarta, detrás de: 1). La región Pacífica, con 89.266 hectáreas; 2). La región del Catatumbo, con 42.576 hta; y la Región Central (Antioquia, Santander y sur de Bolívar), con 34.003.

De hecho, el municipio con más coca sembrada no está en la frontera colomboecuatoriana, sino en la colombovenezolana. Es Tibú, en Norte de Santander, con 22.000 hectáreas.

En cuanto a la producción, es decir, la fase de transformación posterior al cultivo, por lo general los laboratorios siembre están cerca de los cultivos, por lo que las áreas de cosecha suelen ser a la vez las de procesamiento del alcaloide. Esto reduce costos de transporte y logística a los productores.

“Es un tema bastante complejo. Me parece que Petro, por razones políticas, está intentando simplificarlo de manera favorable a Colombia, cuando realmente hay un gran problema, y es que él, por sus políticas, no está erradicando las cosechas de coca”, afirmó Ellis.

El mensaje completo de Petro

En su trino sabatino, el presidente Petro publicó lo siguiente:

“Ha cambiado la estructura del mercado de la cocaína. Las áreas de cultivo de plantas de coca y la localización de laboratorios buscaban trazar rutas hacia el norte por el océano Pacífico o hacia el Caribe. Las rutas recorrían Centroamérica, las islas del Caribe y México hacia EE.UU. Estas rutas de manera progresiva comienzan a cambiar.

(Vea también: Cayó en Colombia alias ‘Charly’, un capo ecuatoriano que era buscado por la Interpol)

Ahora van hacia el sur. Abandonan las costas y penetran al otro lado de la cordillera de los Andes hacia la selva amazónica. Hoy la mayor zona cocalera no se ubica en Tumaco, en el pacífico nariñense, ni en el Catatumbo. La nueva zona de mayor producción de cocaína del mundo se ubica en una franja de 10 kilómetros a lo largo de la frontera colomboecuatoriana, del lado colombiano.

Desde esta zona alejada del mar se trazan las nuevas rutas por los ríos y van hacia el sur. Hacia Brasil para llenar el mercado brasileño, hacia Brasil para pasar al África y de allí a Europa. Hacia Ecuador y Perú para pasar al Asia oriental, a Japón y Australia.

¿La razón?: el mercado de la cocaína se desplomó en EE.UU., reemplazado por uno peor: el del fentanilo que ya les mata 100.000 personas al año. La cocaína mataba 4.000 por sus mezclas venenosas producto del mercado clandestino.

Es por esta razón por la que cae el precio de la hoja de la coca en las áreas dedicadas a la exportación hacia EE.UU. y las organizaciones armadas asentadas allí reemplazan la perdida de ganancias de la cocaína por oro ilícito, extorsión y secuestro contra la misma población de la zona.

Es por esto que las rutas de la marihuana, lamentablemente ilegalizada por el Congreso, y la cocaína, ahora se bañan de sangre en el sur. Es por esto que de ser un país pacífico, Ecuador ha superado en violencia a Colombia, y quizás es por esto que asesinaron al candidato presidencial Fernando Villavicencio.

Es probable que con la nueva geografía del mercado de la cocaína, mafias paraguayas y uruguayas busquen construir una economía ilícita en Bolivia y es posible que ahora los laboratorios de cocaína se ubiquen en Europa para competir con calidad ante la invasión de las drogas químicas y el fentanilo.

Cambia la geografía pero sigue el fracaso de la guerra antidrogas empeorando el panorama. Quizás Colombia, ante su incapacidad industrial para producir fentanilo pueda escaparse de esta geografía narcotraficante; escape que para nosotros sería la paz.

El gobierno debe prepararse a contrarrestar el consumo de fentanilo en nuestra juventud. La instalación de puestos civiles de detección gratuitos y libres para consumidores en zonas de rumba y la pedagogía sobre los efectos mortales de esta droga deben ser el centro de una estrategia de salud pública. Al fentanilo lo esconden en otras drogas para garantizar la adicción del consumidor.

De la marihuana del capitalismo del bienestar y sus juventudes rebeldes, pasamos a la cocaína, la droga de la competitividad y el neoliberalismo; y ahora entramos a la droga de la muerte, el fentanilo: la droga del capitalismo de la crisis climática y la guerra”.

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