Esto quiere decir que habrá dos opciones: votar por uno solo de los aspirantes a la Cámara o al Senado, o votar por toda la lista.

En 2014 no sucedió así: el ciudadano que votó por el uribismo al Congreso no lo hizo por un candidato, sino por la lista. En casos como ese, la elección se hace según la ubicación de los aspirantes, es decir, el que está de primero es el que tiene más opciones de quedar.

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En esa ocasión, Álvaro Uribe era el primero de la lista al Senado, y Paloma Valencia, la tercera. Los dos, como bien se sabe, fueron elegidos junto a otros 19 uribistas.

Pero ahora, con la decisión tomada para 2018, Valencia no parece muy conforme. Dice que las listas abiertas promueven las ‘microempresas electorales’, y por eso, para ella, el Centro Democrático está cometiendo un error.

José Obdulio, otro senador uribista elegido en lista cerrada, también dijo que no estuvo de acuerdo con la decisión:

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