El pontífice sí fue garante del proceso a través de la Comunidad de San Egidio (movimiento católico que tiene una larga experiencia en la resolución de conflictos y fue designado por Francisco para mediar en los diálogos de paz).

Gianni La Bella, líder de esa comunidad, participó activamente en las negociaciones y dijo que el papel del Vaticano inició cuando un grupo de negociadores estuvo en Roma una semana para estudiar “cómo iniciar el proceso”.

En los siguientes años, se trabajó en una educación de paz para que las Farc entendieran que el mundo no es igual y que su guerra revolucionaria pretendía cambiar una historia que ya no existía, explicó el vocero.

Para el momento en que se instalan los diálogos en Cuba, San Egidio se convierte en el “puente entre la mesa de negociaciones y la Santa Sede. Se asumió el momento de mayor crisis mientras se discutía el asunto de la justicia transicional”.

La Bella reveló que el elemento clave que ayudó a desbloquear el proceso fue la primera carta que las Farc escribieron al pontífice. En ella “reconocían al papa como una autoridad moral, autónoma y capaz de proteger el proceso de paz. Le pedían ayuda”.

Cuando las dos partes aceptaron al papa como un garante, “un símbolo de amistad, de cercanía y reconocieron su voluntad verdadera de paz”, el proceso se desbloqueó.

En el histórico Ángelus que ofreció en La Habana en 2015, Francisco logró “abrir los ojos tanto al Gobierno como a las Farc”, aseguró el representante de San Egidio.

En medio de la tradicional oración, el papa hizo referencia a Colombia y enfatizó: “no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”.

Esas palabras pronunciadas en la misma ciudad sede de los diálogos y cuando los ojos del mundo estaban puestos sobre él, hicieron que ambas partes entendieran que Francisco “era la única fuerza político diplomática, pero también espiritual capaz de afrontar el tema de justicia transicional”, aseguró La Bella.

Para el representante de San Egidio, el papa buscó con este y otros discursos “un camino indirecto, no tradicional, para participar en las negociaciones” y usó “su presión moral y cercanía a este pueblo porque él sabía perfectamente que significaba poner fin a la guerra en Colombia”.

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Agregó que a las palabras de Francisco, se le sumaron encuentros a alto nivel con la iglesia local que se mantuvieron en secreto. Lo que se confirma con las siempre herméticas declaraciones de los jerarcas católicos en Colombia.

De hecho, el Cardenal Rubén Salazar, hizo un llamado a distinguir entre el proceso y el acuerdo de paz. “El proceso es el diálogo entre el Gobierno y la guerrilla. Ese es un proceso que no solo el santo padre, sino la Iglesia en Colombia siempre apoyaron […]. Otra cosa es el acuerdo que se logró. Ahí es donde uno puede estar o no de acuerdo. La Iglesia en Colombia generalmente ha dicho que es un buen acuerdo, ha estado con él”, le dijo a El Tiempo.

La Bella enfatizó en que los acuerdos ahora tienen que “ser la base para una espíritu de vida entre los colombianos” y la iglesia debe asumir la “paz como un objetivo pastoral y como su deber prioritario”.

La visita de Francisco a Colombia “no es un viaje político porque el papa no va a apoyar a nadie, pero sí tiene un gran valor ético-político”, recalcó.

Con información de EFE.

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