Escrito por:  Redacción Nación
Dic 22, 2023 - 9:53 am

Después del cónclave con su gabinete ministerial, en el que reprochó la falta de ejecución y el poco avance de sus reformas, el presidente Gustavo Petro estuvo en Ibagué y pronunció un inflamado discurso con el tono que se le conoce cuando está en campaña política. Con 16 meses de gobierno, las ejecutorias son pocas, pero el mandatario apela a las palabras encendidas con el fin de mover a sus seguidores.

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Como recurso retórico, Gustavo Petro echó mano de nuevo a la palabra ‘mamola’, que, por los menos en el ámbito político colombiano, la empezó a emplear el conocido caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán en la primera mitad del siglo pasado, cuya oratoria, con afectación y cierta exageración expresiva, consiguió mover a las masas al punto de que hoy todavía muchos lo recuerdan con nostalgia por considerarlo una oportunidad perdida.

En la campaña electoral del 1946, Gaitán cerraba sus discursos contra Gabriel Turbay, su contrincante liberal en esas elecciones, con una “¡mamola!”, término que se atribuye al autor español del siglo XVII Agustín Moreto, en la frase “Os han hecho la mamola”.

En España, como explicó el periodista Daniel Samper Pizano, esa palabra prácticamente se ha olvidado, aunque vive en el Diccionario de Autoridades, con el significado de “cierta postura de la mano debajo de la barba de otro, que regularmente se ejecuta por menosprecio”, y en el de la Real Academia con el significado de que hacer la mamola a alguien es “engañarle con caricias fingidas tratándole de bobo”.

La definición de ‘mamola’ del Diccionario de Colombianismos del Instituto Caro y Cuervo señala que se trata de una “expresión de confianza o recelo con la que se da a entender que uno no se deja engañar o burlar por lo que otro dice o hace”, recoge Samper Pizano, y lo ilustra así: “Si alguien, por ejemplo, pretende vender un objeto a un precio superior del que tiene en realidad, puede recibir un categórico ‘¡mamola!’ a manera de respuesta”.

Como sea, si en España está olvidada, en Colombia resurge en forma de comodín que emplean, de cuando en cuando, los políticos en sus discursos, como quien añade aditivo a un combustible para que tenga un mayor efecto y proyectar una imagen de seguridad, superioridad y hasta retadora.

Eso fue lo que hizo el también político liberal Horacio Serpa Uribe, ministro de gobierno en el mandato de Ernesto Samper Pizano, que, en 1994, salió en airada defensa de su jefe en el Congreso cuando estalló el Proceso 8.000. “¿Que renuncie el doctor Ernesto Samper? ¡Mamola!, como decía Jorge Eliécer Gaitán”, dijo Serpa, con una exagerada vibración en el tono de su voz, por la cual se recuerda.

Gustavo Petro dice ‘mamola’

Petro también ha usado el ‘mamola’ como presidente. En un acto en el Sena, en donde se refirió a su propuesta de reforma laboral, que volvió a llevar al Congreso, dijo contra quienes se oponen a su proyecto: “Que no pueden alzar los alzar los salarios, nos dicen; que no se puede recortar la jornada de trabajo; que el día tiene que seguir siendo hasta las diez de la noche y no hasta la seis como creemos, porque entonces si se hace eso echan a los trabajadores y se crece el desempleo. ¡Mamola! ¡Quién dijo eso?”.

El presidente retomó la palabra este jueves en Ibagué, en donde dijo: “Lo que sí exigimos es que haya un pueblo capaz de transformar la historia de Colombia, y es el momento. ¡Es irreversible! No que va a llegar un gobierno de ultraderecha a borrer [sic] todo lo que ha hecho Petro en el gobierno. ¡Mamola!”. Y lo repitió tratando de imitar el vibrato que le puso como marca personal Serpa: “¡Maaamola! ¡El pueblo no se rinde, carajo!”.

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En el auditorio, algunos le respondieron con la cantinela de “el pueblo no se rinde”, muestra de que el presidente consiguió la exaltación que buscaba entre los que lo escuchaban.

“No llegamos por una moda”, continuó Petro en su discurso afectado por un tono grandilocuente. “Aquí llegamos para iniciar una era donde todo y toda colombiana pueda caber en su propio país, el país de la belleza. Una era de paz, y una era de conocimiento, y una era de poder popular, de un pueblo que indudablemente con poder puede llegar a todas las fronteras del saber humano, a toda la capacidad que el ser humano pueda desarrollar en este, el país de la belleza”.

Sus palabras, sin embargo, no son el reflejo de la realidad. Petro no ha hecho mucho en materia de gestión real y efectiva, y una evidencia de eso es que la agenda de reformas que se había trazado anda de manera paquidérmica. Sus palabras se entienden en el plano de las ideas, de los planteamientos y de los proyectos, pero no en el de las ejecuciones.

A diferencia de Gaitán y de Serpa, los otros políticos que usaron con ardor la palabra ‘mamola’ y que no pudieron llegar a la presidencia de la República, Petro sí lo consiguió, pero ya en el cargo no parece alcanzar el logro de plasmar en la realidad todo lo que prometió. Así, el país podría terminar sintiendo lo que dijo el español del siglo XVII que la empleó por primera vez: “Os han hecho la mamola”.

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