Dos mujeres atendieron una cita en una edificación del barrio Siete de Agosto, donde un presunto empleador ofrecía pagarles 40.000 pesos diarios, más almuerzo y pasajes, por hacer encuestas.
Cuando llegaron a su primer día de “trabajo”, el falso empleador les informó que en la oficina no se podían ingresar bolsos ni celulares, por lo que el ladrón las invitó a dejar sus pertenencias en un casillero “bajo llave” en el edificio.
Después de estar varias horas ‘trabajando’ y sin sospechar nada, una de las mujeres fue al baño y aprovechó para pedirle sus pertenencias al celador, pues quería llamar a su familia para reportarse.
Para su sorpresa, el vigilante le dijo que “el dueño” ya había sacado los bolsos y se los había llevado.
Así, las jóvenes se quedaron sin celular, sin bolsos, sin documentos y sin el dinero que tenían allí.




¿Quién les responde a las víctimas en el sitio donde permanecieron?
En la nota hecha por el Ojo de la Noche de ese noticiero no explican si en el edificio o la oficina donde durante varias horas estuvieron las mujeres les van a responder, aunque sí informó que a las jóvenes les fue difícil poner el denuncio ante las autoridades, debido a que el individuo se presentó con un nombre falso y todo el tiempo permaneció con el rostro cubierto por el tapabocas y una gorra.
El llamado del noticiero fue a no dejarse engañar, pero no detalla quién les responderá a las mujeres en este caso (¿el celador?, ¿la supuesta oficina?). Tampoco se dan detalles del montaje del delincuente para despojar a estas mujeres de sus pertenencias.
Hay que recordar que las restricciones de llevar objetos personales son adoptadas por varios ‘call centers’ que no permiten ingresar celulares, lápices o papeles, pues manejan información sensible de sus clientes, y esta situación fue aprovechada por el hombre (¿o la banda?) que citó a las víctimas de estafa al supuesto empleo.