La labor de Vergara Pérez, más conocida como Maye, acaba de ser reconocida por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que le otorgó el Premio Nansen para los Refugiados de este año.

“Personas como Maye representan lo mejor de nosotros. Su valentía y entrega desinteresadas para rescatar y proteger a algunos de los niños y niñas más vulnerables del mundo son nada menos que heroicas”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, citado en un comunicado de esa agencia.

Los niños bajo el cuidado de Vergara Pérez fueron víctimas de explotación sexual forzada, a veces por redes de trata de personas, o han sido separados de familias distorsionadas por el abuso, por lo que han pasado por traumas casi inimaginables, agrega la ACNUR en un perfil que hace de la galardonada. “Su proceso de recuperación es largo y convulso”, dice sobre el cuidado con los menores.

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“Ella encarna la esencia de este premio. Su dedicación inquebrantable ha salvado la vida de cientos de niños y niñas refugiados y les ha devuelto la esperanza de un futuro mejor”, añadió Grandi al referirse a Vergara Pérez, cuya actividad ha puesto en riesgo a menudo su propia seguridad, cuando recorre a pie las calles de pueblos y comunidades en el noreste de Colombia donde operan los traficantes y tratantes de personas.

La explotación sexual “tiene un enorme impacto en la niñez, emocional, psicológico, físico y social”, dijo Vergara Pérez, citada en el mismo despacho de la ACNUR. “Vemos niñas que sienten que sus cuerpos no les pertenecen. Sus cuerpos han sido tan maltratados, tan abusados, tan explotados que se sienten alienadas de esos cuerpos, como si no les pertenecieran. La violencia sexual prácticamente ha destruido su capacidad de soñar. Les ha robado las sonrisas y les ha llenado de dolor, angustia y ansiedad. El dolor y el vacío emocional que sienten es tan profundo que simplemente no quieren vivir”.

Puntualmente, Vergara Pérez ha adelantado su labor como coordinadora regional para La Guajira de la Fundación Renacer, que tiene por objetivo erradicar la explotación y el abuso sexual de menores desde hace 32 años.

Pero su labor por recuperar niños de las garras de los delincuentes no se ha limitado al estricto trabajo de campo. En 2009, su incesante activismo y cabildeo contribuyeron a la adopción de dos leyes calificadas por la ACNUR como “históricas”: la Ley 1329, que estableció una pena mínima obligatoria de al menos 14 años de cárcel para las personas condenadas por facilitar e instigar a la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes; y la Ley 1336, que puso la mira en los propietarios de establecimientos que permiten la explotación sexual de niños y niñas en sus instalaciones.

Muchos niños víctimas son refugiados de Venezuela

La ACNUR recuerda que desde 2015, el deterioro de la situación en Venezuela ha obligado a millones de personas a convertirse en migrantes que huyen de su país, y calcula que 1,7 millones de personas han buscado protección en Colombia. “Desesperados por encontrar seguridad y una vida mejor, los venezolanos han recurrido a todos los medios posibles para huir del país, y muchos han sido presa de redes de trata de personas, bandas delictivas y grupos armados ilegales que suelen actuar a lo largo de las fronteras. A menudo, los traficantes obligan a las mujeres y las niñas a someterse a explotación sexual para pagar su pasaje”, dice ACNUR.

Esa agencia cita datos de las autoridades colombianas, según los cuales, entre 2015 y 2019, el número de víctimas de trata de personas en Colombia aumentó en un 23 %. “Ese aumento se debe en parte a la afluencia de refugiados y migrantes venezolanos al país”, estima ACNUR. “Tan solo en los primeros cuatro meses de 2020 las autoridades detectaron un aumento del 20 % en los casos de trata de personas que afectan a ciudadanos extranjeros, con respecto al año anterior. En más de la mitad de los casos, la explotación sexual es el objetivo final de la trata”.

En medio de esa realidad, Vergara Pérez “ha respondido a innumerables llamadas nocturnas, ha escuchado miles de historias de completa miseria, ha tratado innumerables crisis y ha asumido decenas de misiones de reconocimiento de alto riesgo en puntos críticos de explotación sexual y prostitución”, destaca la ACNUR. “Ella se ha entregado incansablemente, saltándose vacaciones y otros hitos importantes con su familia e incluso renunciando a la certeza de una noche de sueño completo durante años”.

Hace poco se ofreció como voluntaria para encabezar la apertura de una nueva casa residencial en La Guajira, que ha experimentado un aumento en la explotación sexual infantil entre refugiados y migrantes que huyen de la actual crisis política y económica en Venezuela. “En el transcurso de su primer año, este nuevo hogar brindó un espacio terapéutico seguro para 75 niños, niñas y adolescentes, algunos de tan solo 7 años”, remarca la agencia de la ONU.

En un robusto perfil que hace El País, de España, sobre Vergara Pérez, destaca que el galardón que le acaban de otorgar es también conocido como el Premio Nobel Humanitario. Ese medio reseña que ella nació en Sahagún (Córdoba) en 1975 y que a los 18 años comenzó a dar clases a niños de primaria en Cali. Pero unos años después, cuando vivía en Barranquilla, vio en un aviso de periódico que una ONG buscaba psicopedagoga.

“No tenía nada que ver conmigo. No sabía lo que era una ONG ni era psicóloga, pero sí era atrevida”, le dijo Vergara Pérez al diario español. Mandó su hoja de vida y fue llamada el día siguiente a entrevista en la que le explicaron que la organización trabajaba con menores víctimas de explotación sexual. “Yo creo que necesitan una persona que los escuche”, dijo ella, y esa frase, le confirmó al periódico, le valió el puesto. UN día después, el 23 de julio de 1999, empezó como educadora nocturna en una de las casas de acogida de la Fundación Renacer.

La ceremonia de entrega del Premio Nansen para los Refugiados a Vergara Pérez se hará virtualmente el 5 de octubre. El actor mexicano y Embajador de Buena Voluntad de ACNUR, Alfonso Herrera, será el anfitrión de la ceremonia, que cuenta con un discurso de apertura de la exitosa novelista chilena y exrefugiada Isabel Allende. La actuación musical principal estará a cargo del mundialmente renombrado Embajador de Buena Voluntad de ACNUR, filántropo y leyenda de la música afropop, 2Baba, de Lagos, Nigeria.