La tala y quema de bosques afectó principalmente (64 %) a la Amazonía, el mayor bosque tropical del mundo que Colombia comparte con Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Surinam, Guyana y Guayana Francesa. “Allí es donde tenemos que hacer los mayores esfuerzos”, reconoció en rueda de prensa Carlos Correa, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

Los departamentos más afectados fueron Caquetá, Guaviare, Putumayo, Meta y Antioquia.

Según el viceministro de Ambiente, Francisco Cruz, el aumento registrado el año pasado obedece a la creciente influencia de grupos armados que incitaron a los campesinos a deforestar “libremente”. En la Amazonía operan principalmente disidencias de las Farc, así como diversas bandas de narcotraficantes y contrabandistas.

De acuerdo con el ministerio, las principales causas de deforestación son el acaparamiento ilegal de tierras para ganadería extensiva y la construcción de vías clandestinas que atraviesan la Amazonía. Le siguen los cultivos ilícitos, la extracción ilegal de minerales y la tala de árboles.

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A nivel mundial, en 2020 los incendios y la tala de árboles destruyeron 42.000 km cuadrados de bosques tropicales primarios, un alza de 12% respecto a 2019, según el informe anual Global Forest Watch. La deforestación participa en el calentamiento global, que amplifica fenómenos naturales extremos como olas de calor, inundaciones y sequías, según científicos.

También es, junto con la urbanización y el aumento de la actividad agrícola, uno de los “principales factores contribuyentes a la aparición de enfermedades infecciosas” tales como el COVID-19, señalan los investigadores Bruce Wilcox y Brett Ellis en un artículo publicado en la página de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.