Los siniestros viales se han convertido en una pandemia silenciosa, que, en Colombia, durante los últimos 6 años, ha dejado a más de 30.000 familias alguno de sus integrantes, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial.

Este fenómeno es consecuencia de diferentes conductas de riesgo y escenarios que los actores viales asumen, como lo es conducir bajo el efecto de sustancias alcohólicas y/o alucinógenas, no portar los elementos de protección y superar los límites de velocidad establecidos en las vías.

Cabe señalar que conducir con exceso de velocidad incrementa la probabilidad de causar o sufrir un siniestro vial, así como la gravedad de las lesiones que pueden resultar del mismo.

Esta tesis es reforzada por el experto Rune Elvik, quien afirma que ante un aumento del 5% de la velocidad promedio de un vehículo, aumenta a su vez en un 19% el número de siniestros fatales (que involucra a un fallecido), en un 12% los siniestros con heridos graves y en un 6% los siniestros con lesiones leves.

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El exceso de velocidad es la conducta de riesgo que más siniestros causa en la vía, lo cual es confirmado por el Instituto de Medicina Legal, que establece que el 45% de los siniestros viales en Colombia se dan por exceso de velocidad, lo que ubica a esta conducta como la principal causa de fallecimientos y lesionados en las vías.

En el año 2021 la siniestralidad en Colombia alcanzó una cifra récord superando los 7.200 fallecidos, lo cual representa una cantidad superior al promedio de fallecidos en los últimos 12 años.

Condición que se observó en todas las ciudades del país (en su mayoría en zonas urbanas), dejando en el territorio nacional más de 4.312 motociclistas fallecidos, 1.566 peatones fallecidos y 471 ciclistas muertos; usuarios que son especialmente vulnerables frente a la velocidad y representaron el 87 % de los fallecidos en el año 2021.

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Es importante mencionar que, de los 7.200 fallecidos, el 34,4 % corresponde a personas que se encuentran en una edad productiva entre los 15 y 29 años (son quienes más fallecen y lesionan), lo cual afecta el desarrollo de las personas, así como las finanzas familiares y públicas de la nación.

Frente a los riesgos que representa la velocidad para la salud pública y en general para la integridad y bienestar de los habitantes de Bogotá, el gobierno decidió gestionar la velocidad en las vías.

La implementación de un Plan de Gestión de la Velocidad en la capital en el año de 2019, el cual incluyó estrategias de reducción de límites de velocidad en la ciudad (velocidad máxima de 50 km/h en la ciudad), estrategias de pacificación, zonas 30 en la cercanía a colegios y paraques, modificaciones a la infraestructura para disminuir las lesiones y fallecimientos, entre otras. Dicho plan tuvo un efecto positivo en la ciudad, dado que el número de fallecidos por siniestros viales se redujo en un 6,6 % desde su implementación.

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Con la intención de proteger la vida e integridad de los colombianos nace el proyecto ‘Conduce a 50, ¡vive al 100!’, el cual aboga por límites de velocidad compatibles con las actividades que se desarrollan en las ciudades, como caminar, montar en bicicleta o usar el espacio público.

Teniendo en cuenta lo anterior, el proyecto plantea el desarrollo de Planes de Gestión de la Velocidad (PGV) a nivel nacional, regional y local, por el respeto a la vida.

Adicionalmente, se propone la adopción de una ley nacional de acuerdo con las buenas prácticas de la Organización Mundial de la Salud en límites de velocidad.