Pero aun guardando ese respeto que tiene por sus colegas, la periodista Salud Hernández-Mora se refirió en su columna, titulada “Héctor Abad, Daniel y las cloacas”, a la salida del curtido periodista Daniel Coronell del que dijo, si fuera por ella, “no habría echado” de ese medio.

“Pero querría que contara por qué su empeño en que lo sacaran, qué pretende con esta movida”, se preguntó Hernández, y luego hizo referencia a las “dos columnas tremendas contra Semana” que el periodista escribió, “en junio” del año pasado.

“Lo despidieron y el director, por indicación de Gilinski, debió tragarse los agravios y viajar a Miami para pedirle que regresara”, mencionó, recordando el episodio del retorno a ese medio.

A Daniel lo perdonaron dos veces y por eso debió tensar la cuerda hasta romperla. ¿Con qué fin?”, vuelve a cuestionar Hernández-Mora, que también habla de “disputas empresariales” y de un “ego recentrado”.

Al final, dice: “Unos alegan su frustración por perder dos contratos con Canal Uno que suman 13.000 millones de pesos”, y sentencia que en este oficio “nadie es imprescindible”.

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Además de referirse al tema Coronell, la columnista también aprovechó para dedicarle unos párrafos a su colega Héctor Abad, y para sacarse la espina que tenía clavada luego de la dura crítica que el periodista le hizo en su espacio en El Espectador.

“Soy consciente de que Abad desprecia mi trabajo y no leerá estas líneas. Y yo no acostumbro a responder diatribas. Si fuese alguien a quien no respetase, las ignoraría. Me insultan todos los días en notas y redes sociales, que se volvieron cloacas. Incluso me han agredido en la calle. Por tanto, estoy curada de espanto. Lo que no entiendo es por qué un gran escritor, que yo creía moderado y objetivo, aunque como es normal, moldeado por su ideología, cae en la trampa de vilipendiarme de manera gratuita, solo para reforzar su argumento contra Semana”, dijo Hernández.

A lo que se refiere la reportera es a que Abad, en su columna del pasado 5 de abril, cuestionó las decisiones de la revista y, de paso, a sus dos nuevas contrataciones: Salud y Vicky Dávila.

Tratan de imponer como gran periodismo la alharaca y el insulto: los gritos graves de Salud Hernández y los aullidos agudos de Vicky Dávila. Espectáculo, escándalo. Genuflexiones al poder con hechos inventados, si fuese necesario”, escribió Abad.

De hecho, la periodista recoge estas afirmaciones en su columna de este viernes, y como cierre de la discusión les restriega su esfuerzo por desplazarse a zonas rojas y de conflicto para cubrir la noticia de primera fuente, y “no por teléfono, desde Bogotá o Miami”.