Las 4,5 toneladas de cocaína pura que tenía encaletadas un barco que llevaba 1.750 vacas colombianas de Cartagena a Beirut, la capital libanesa, y que fueron incautadas hace un mes en España, solo son la punta del iceberg en las disparadas cifras de producción de ese alcaloide que tienen a azotada a Colombia. El dato, que rompe récords históricos y deja al país como el principal productor del mundo, es de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

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El organismo prendió las alarmas este jueves ante el desmesurado aumento en la producción de cocaína y de los cultivos de coca a nivel mundial, y puso los reflectores sobre Colombia. Al respecto, alertó que el cultivo mundial de coca se disparó un 35 % de 2020 a 2021 –superando techos históricos– y resaltó que nuestro país es protagonista en el mercado de la producción al pasar de 1.200 toneladas a 1.400 en ese lapso.

Este llamado de atención cae en un momento en el que Colombia tiene un rezago en la lucha contra los cultivos ilícitos, reflejado en la cifra oficial de cero hectáreas de coca erradicadas en enero de 2023.

Este cese en materia de erradicación motivó un regaño del Departamento de Estado de los Estados Unidos, pero que el Gobierno de Gustavo Petro justificó como producto de la reconfiguración de las políticas de lucha contra las drogas que se vienen implementando.

Y es que mientras Colombia frenó la erradicación por orden directa de Petro, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) advirtió en su “Informe mundial sobre la cocaína” de 2023 que en el país no solo aumentó drásticamente la producción de esa sustancia ilícita, sino también la cifra de cultivos de coca: se pasó de 143.000 hectáreas en 2020 a 204.000 en 2021.

El informe también señala que desde Colombia ya no solo se envía cocaína a Estados Unidos y a Europa, sino que gracias a la demanda el mercado se ha diversificado y ahora también apunta a Asia, donde un kilo de cocaína puede costar hasta 200.000 dólares.

Jalón de orejas de Washington

El organismo detalló que se trata de cifras históricas, ya que se registró el aumento interanual en cultivos más pronunciado desde 2016. Esta disparada en las cifras está motivada, según la ONU, en la expansión del cultivo de arbusto de coca, las mejoras en el proceso de transformación de la hoja de coca en clorhidrato de cocaína, y en el afianzamiento de nuevos grupos criminales que se dedican al narcotráfico. Y todo pasó en Colombia.

La alarma internacional se emitió tan solo 24 horas después de que en el Congreso de los Estados Unidos –así como la administración de Joe Biden, presidente de ese país– le hicieran un llamado de atención público al gobierno Petro por la nueva estrategia de erradicación de coca, la cual se quiere implementar bajo la premisa de que la guerra contra las drogas fracasó. De hecho, el propio Petro lo dijo así ante la Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2022.

Los cuestionamientos aparecieron el miércoles en una audiencia que se adelantó en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense. Allí, el republicano James Risch, quien ostenta el más alto rango en este Comité, preguntó al subsecretario para asuntos del hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Brian Nichols, por qué Colombia suspendió la erradicación de coca durante enero de 2023.

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Nichols respondió que “el presidente Petro ha dicho que quiere reevaluar las políticas antinarcóticos de anteriores administraciones y, como parte de esa reevaluación, quería tener un programa puramente manual de erradicación. Esas discusiones de cómo se haría se mantienen, pero creemos que es muy difícil tener éxito sino no hay presión frente a los cultivos (ilícitos) especialmente antes de que un programa de erradicación voluntaria esté funcionado”.

Por su parte, Risch dio un duro veredicto ante la respuesta de Nichols, y señaló que es “muy difícil no concluir que la cosas van en retroceso”, teniendo en cuenta que Petro impidió que se erradicara coca en el país a comienzos de este año, pese a que las cifras de producción de cocaína y de aumento de los cultivos sigue creciendo exponencialmente.

A la par de este ‘regaño’ del Congreso y del Gobierno estadounidense en materia de cultivos de coca, el informe publicado por UNODC advirtió que en Colombia se ha registrado la aparición de nuevos grupos en el mercado de la cocaína, y particularmente se señaló que, tras el Acuerdo de Paz firmado con las Farc en 2016, se abrió el camino para otros actores narcotraficante locales como los grupos de disidencias –con los que el Gobierno Petro quiere negociar– y también otros carteles provenientes de México y Europa.

“Estos grupos extranjeros no pretenden hacerse con el control del territorio. En cambio, están tratando de hacer que las líneas de suministro sean más eficientes. Su presencia contribuye a incentivar el cultivo del arbusto de coca y a financiar todas las fases del suministro”, señala el informe.

Saturación de coca y de cocaína

El aumento desproporcionado de los cultivos de coca en Colombia también ha tenido un eco en materia de producción de cocaína, que registró algunas subidas significativas precisamente en la época en la que se empezó a negociar con las Farc y justo después de que ese extinto grupo guerrillero aceptó dejar las armas para reincorporarse a la vida civil.

Esta situación se reflejó en las cifras de UNODC, en las que se señaló que desde 2013, un año después de que se iniciaron oficialmente los acercamientos entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, empezó una escalada en la producción potencial de cocaína en el país.

Para ese año, la producción de cocaína en Colombia se ubicaba en 290 toneladas métricas anuales y para 2016, año en el que se firmó el Acuerdo de Paz, la cifra alcanzó 810 toneladas anuales, mientras que en 2017 se produjo un estimado de 1.058 toneladas. Para 2021 este aumento se agudizó y alcanzó las 1.400 toneladas.

Pese a ese desmedido aumento y al regaño desde Estados Unidos, de entrada el Gobierno Petro dejó claro que no dará el brazo a torcer en su reconfiguración de la lucha contra las drogas, que desembocó en el freno a la erradicación de cultivos de la hoja de coca.

Así lo expresó el pasado lunes la recién salida vicecanciller Laura Gil, a quien el Gobierno envió al 66º periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, que tiene lugar en Viena, Austria.

Gil, quien salió del gabinete de Petro el martes por diferencias con el canciller Álvaro Leyva, defendió que Colombia seguirá con su enfoque que privilegia los derechos humanos y a las poblaciones dedicadas a sembrar la hoja de coca, lo que se traduce en que la erradicación, por ahora, seguirá frenada. Además, pidió que la hoja de coca sea retirada de las sustancia prohibidas tras la Convención Única de 1961.

“Nuestro país está cansado de poner los muertos y de perseguir a sus campesinos en esta guerra contra las drogas que fracasó. Este fracaso de la guerra contra las drogas no representa una deuda pendiente de Colombia, encarna una deuda del régimen internacional de las drogas con el mundo”, dijo la ahora exvicecanciller.

En cuanto a cifras, Gil expuso que Colombia ha seguido estrictamente el modelo prohibicionista que predomina a nivel mundial, pero cuestionó que a pesar de los esfuerzos, siguen los aumentos históricos en la producción.

En ese sentido, señaló que solo en este milenio el país ha fumigado más de 2 millones de hectáreas de cultivos ilícitos, ha erradicado manualmente más de 1 millón de hectáreas, y ha logrado detectar y destruir más de 70.000 infraestructuras y laboratorios para la producción de drogas como la cocaína y la heroína.

La exvicecanciller agregó que los países consumidores “exigen sin poner de su parte y no han hecho lo suficiente en la prevención del uso de las sustancias ilícitas”. Además, aclaró que el gobierno Petro seguirá en firme en su plan de cambio de enfoque en la lucha contra las drogas para resaltar así que “hemos hecho una apuesta por una paz total”.

Por su parte, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, se refirió a las cifras publicadas en el informe de la UNODC y señaló que las hectáreas erradicadas de cultivos de coca no debería ser el principal indicador para medir el éxito de la lucha contra el narcotráfico.

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Según el Ministro, “el Gobierno ha planteado en la estrategia en la lucha contra la droga, que se dirija hacia la producción”. Además, resaltó que se está dando prioridad a la destrucción de los centros de procesamiento de las drogas, a incautar los insumos y a incrementar “sustancialmente la interdicción de droga”.

Aunque Biden ha dejado claro que la política de la Casa Blanca contra las drogas tendrá un enfoque holístico y priorizará la incautación del potente y mortal opioide sintético fentanilo, dejó claro que no está a gusto con la suspensión de la erradicación de cultivos en Colombia, según lo expuesto por el subsecretario Nichols en el Congreso.

Esta preocupación también se reflejó en el informe de la UNODC, al señalar que Colombia sigue dominando las rutas de tráfico de cocaína hacia América del Norte y especialmente a Estados Unidos, donde la mayoría de la cocaína es colombiana.

Puntos claves que han llevado al aumento de la producción de cocaína

1. La coca es de grupos que dejaron las Farc

En el informe las Naciones Unidas señalan que una de las causas del incremento de los cultivos de hoja de coca y la producción de cocaína en Colombia es la aparición de nuevos actores locales que participan activamente en las cadenas del narcotráfico. En particular se señaló que tras la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc en 2016, se abrió la puerta a la aparición de nuevas estructuras disidentes dedicadas al narcotráfico como el Estado Mayor Central liderado por alias Iván Mordisco, y la Nueva Marquetalia, bajo el mando de “Iván Márquez”, estas dos estructuras criminales están dentro de los planes de negociación de paz del Gobierno de Gustavo Petro y han sostenido una violenta guerra por el dominio de territorios y de rutas.

2. El 45 % de hoja de coca está en 10 municipios

El organismo detalló que el 45 % del total de las plantas de coca sembradas en territorio colombiano está concentrado en solo 10 de los 1.122 municipios que el país. Al respecto se detalló que el municipio de Tibú, en Norte de Santander, ocupa el primer lugar de los 1.122 con cerca de 22.000 hectáreas de las plántulas sembradas. Tibú está ubicado en la región del Catatumbo, donde el Gobierno está propiciando las asambleas de cocaleros y permitiendo que continúen con la siembra de planta de coca, mientras se define un proyecto sólido de sustitución de cultivos ilícitos. La ONU señaló que en años anteriores en esa región se reportó reducción del área sembrada con la hoja de coca, asociada en gran medida con la intervención por medio de erradicación forzada.

3. El mundo ahora consume más cocaína

Además de los factores internos en Colombia, hay asuntos del exterior que están influyendo en el aumento de la producción de cocaína y los cultivos de planta de coca. Según la ONU, otro factor influyente ha sido la aparición de nuevos centros de tráfico en el sureste de Europa y África, y se agregó que después de la desaceleración inicial que se registró con la llegada de la pandemia de la covid-19, se ha desencadenado un incremento de la demanda del narcótico especialmente en los mercados de África y Asia. Ghada Waly, directora ejecutiva de la UNODC, instó a los gobiernos a determinar cómo se puede hacer frente a esta amenaza transnacional “con respuestas transnacionales basadas en la sensibilización, la prevención y la cooperación internacional y regional”.

4. Los carteles mexicanos y europeos se metieron

Además de los grupos locales que hay en Colombia como el ELN, el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc, la ONU señaló que han aparecido en territorio colombianos grupos extranjeros provenientes de México y Europa. Al respecto se señaló que estas agrupaciones extranjeras no pretenden hacerse con el control de territorio, sino que están tratando de hacer que las líneas de suministro sean más eficientes. “Su presencia contribuye a incentivar el cultivo del arbusto de coca y a financiar todas las fases de la de suministro”, señala el informe de la UNODC. En ese sentido se resaltó que están proliferando los denominados “proveedores de servicios”, que se especializan en prestar sus servicios en todas las fases de la cadena de suministro a cambio de una comisión.

“La erradicación de la coca no ha solucionado el problema”: María Alejandra Vélez, directora del Centro de Estudios de Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes

  • ¿Está de acuerdo con el pedido de acabar la prohibición de la hoja de coca?

“Es una propuesta que puso sobre la mesa Bolivia ante la Comisión de Estupefacientes de la ONU y Colombia se sumó. Lo que proponen es sacar la hoja de coca de la lista de sustancias prohibidas para reparar el error histórico que se cometió, en tanto que se desconoce que la hoja de coca es usada de manera tradicional tiene un valor e importancia sagrada para los pueblos indígenas andino-amazónicos”.

  • ¿O sea que esto no está relacionado con la idea de regular la cocaína?

“No, no tiene relación. Son dos temas totalmente distintos y es importante separarlos. En el caso de la regulación de la cocaína todavía no hay una propuesta radical de nadie”.

  • ¿Cree que hay tensión entre Colombia y Estados Unidos por la disparada en la cantidad de cultivos y el freno en la erradicación?

“Sin duda es una tensión que el Gobierno tiene que manejar y ahí estará el reto de las relaciones internacionales de Colombia, de hacer que el mundo entienda que la erradicación no ha solucionado el problema, sino que se ha enfocado en los campesinos que es el eslabón más débil de la cadena, sino en los otros eslabones. En eso le da gusto a la política prohibicionista, no es que se esté pensando en no hacer nada, sino que no va a ser el foco en los campesinos”.

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  • ¿En ese contexto cree que se deben replantear los indicadores?

“Sí, hay una oportunidad de replantearlos. Creo que es un error que los indicadores en Colombia hayan sido siempre hectáreas cultivadas. Estados Unidos está hablando de un enfoque más holístico en la guerra contra las drogas y la respuesta de Colombia es un enfoque de desarrollo rural que no implique atacar al pequeño cultivador”.

  • ¿Cree que la paz total del Gobierno impedirá la aparición de nuevos actores?

“Los países están listos para apoyar la paz total, pero todavía no están listos para discutir la regulación de la cocaína y eso hace que la paz en Colombia vaya a ser limitada porque estamos en una encrucijada. Lo mismo pasó cuando se logró desarmar a las Farc, pero luego otros llegaron a ocupar esos espacios. Eso es lo que la comunidad internacional parece no querer entender y es que nosotros estamos enfrentando los costos de una guerra sin fin desde que haya prohibición”.