Por: LA CRONICA DEL QUINDIO

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 5, 2025 - 11:06 am
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La propuesta del alcalde de Calarcá, Juan Sebastián Ramos Velasco, de eliminar la obligatoriedad de la cabalgata durante las festividades del municipio marca un quiebre importante frente a una de las tradiciones más prolongadas de la región. La iniciativa surge en respuesta a una creciente preocupación por el bienestar animal y el impacto económico que estos eventos han generado en la vida local, y busca reemplazar la tradicional cabalgata urbana por una “cabalgata rural” más controlada, así como por la promoción de una “Fiesta del Pueblo” dirigida a ser el nuevo eje cultural y comercial en las celebraciones aniversarias.

Esta decisión no es fortuita, sino que fue catalizada por sucesos recientes que reflejaron el lado problemático de la cabalgata en Calarcá. Durante la celebración de los 139 años del municipio, una yegua sufrió un infarto y, a pesar de la asistencia médica especializada, el incidente subrayó los riesgos inherentes a la participación de animales en estos masivos recorridos. Además, el hallazgo de dos mulas abandonadas en la vía pública, aún con sus monturas, reforzó la urgencia de replantear el enfoque hacia la protección de los equinos. El propio alcalde reconoció que los comportamientos peligrosos e irresponsables por parte de algunos organizadores y participantes —como las carreras imprudentes y el uso excesivo de sonido— no solo comprometen la seguridad animal, sino que también ponen en riesgo a los asistentes y dañan la imagen pública de la tradicional cabalgata.

Las cabalgatas forman parte fundamental del folclor y la identidad rural en diversos municipios de Colombia. Sin embargo, los tiempos modernos han abierto un debate sobre la necesidad de revisar estas expresiones culturales y adaptarlas a estándares actuales de protección animal. De acuerdo con el informe de la Fundación Animalista de Colombia (2023), el maltrato en estos eventos aún es frecuente, generalmente debido a la carencia de normativas estrictas y la insuficiente vigilancia en su cumplimiento. Ante ello, varios gobiernos locales han avanzado en protocolos como controles veterinarios, rutas restringidas y sanciones ejemplares para prevenir el abuso, pero la problemática subsiste.

En este contexto, la propuesta del alcalde Ramos contempla al menos dos rutas posibles para la cabalgata rural, delimitadas en áreas periféricas para minimizar los riesgos y molestias en el casco urbano. Además, se plantea la incorporación de conciertos itinerantes en barrios históricamente afectados por el evento y un gran cierre cultural en el centro del municipio. Esta diversificación de las actividades busca no solo proteger a los caballos y mulas utilizados en la festividad, sino también incluir a más sectores de la población y descentralizar los beneficios económicos hacia barrios y comerciantes más pequeños, quienes muchas veces no eran partícipes directos de la derrama económica que tradicionalmente se concentraba en el centro.

La experiencia de otros municipios, como Gachantivá en Boyacá, confirma la viabilidad de estos cambios. Según datos de la Secretaría de Cultura de Boyacá (2022), la adopción de una cabalgata más sostenible y rutas rurales redujo en un 40% los casos de maltrato reportados y atrajo a un 25% más de visitantes, evidenciando el potencial de integrar la protección animal con el desarrollo turístico-cultural. Por su parte, la Cámara de Comercio de Armenia señala que la reactivación de actividades festivas a través de conciertos, ferias y encuentros barriales ha demostrado ser eficaz para dinamizar la economía y promover la participación comunitaria, especialmente en tiempos de recuperación post-pandémica.

No obstante, la polémica no se circunscribe solo a la cabalgata. El anuncio de importantes obras públicas —como la rehabilitación vial en la carrera 25, la peatonalización de vías estratégicas, progresos en la escrituración de predios y el diseño de una nueva pista atlética— apunta a una agenda más integral de desarrollo para Calarcá. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) resalta que inversiones como estas inciden directamente en la generación de empleo y el fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas, dinamizando la vida económica local.

Finalmente, las declaraciones del alcalde Ramos ponen de relieve los problemas de organización y control que han aquejado a la cabalgata tradicional, señalando el déficit logístico y la falta de cumplimiento de compromisos regulatorios como cuestiones centrales. Este escenario refleja un mal mayor en la gestión de eventos masivos en Colombia, donde la conjunción entre la conservación de la tradición y la garantía de una seguridad integral exige modelos de gobernanza más estrictos y colaborativos. Así, la propuesta en Calarcá no representa una simple supresión de la cabalgata, sino una reconversión profunda hacia formas de celebración más responsables, inclusivas y acordes con las prioridades sociales y económicas del momento.

El desenlace de este proceso en Calarcá podría convertirse en un referente para otras localidades que enfrentan dilemas similares, mostrando que es posible apostar por una tradición adaptada a las exigencias contemporáneas, donde la protección animal y la inclusión social van de la mano con la reactivación cultural y económica.

¿En qué consiste exactamente una “cabalgata rural” y cuáles son sus diferencias con la cabalgata tradicional?

El concepto de “cabalgata rural” emerge como una alternativa a las cabalgatas convencionales, en las que grandes grupos de jinetes recorren calles urbanas en el marco de eventos festivos. La propuesta plantea desarrollar el evento en áreas rurales, por rutas previamente delimitadas y bajo estrictos controles de bienestar animal. A diferencia de la cabalgata tradicional, esta modalidad pretende reducir el ruido y el estrés para los equinos, evitar aglomeraciones peligrosas y minimizar impactos negativos sobre la movilidad urbana y la vida cotidiana de los habitantes del centro.

La diferencia no es solo de ubicación, sino también de enfoque organizativo: la cabalgata rural busca que los participantes sean responsables con los animales y estén sujetos a reglamentaciones más exigentes, y que la experiencia de la comunidad se enriquezca con actividades culturales descentralizadas. Contextualizar estos cambios es relevante para el debate sobre cómo mantener vivas las tradiciones, sin dejar de garantizar la seguridad y el respeto por los animales.

¿Cómo podría afectar la eliminación de la cabalgata urbana a la economía local de Calarcá?

Una de las preocupaciones centrales en la discusión sobre el cambio de formato de la cabalgata es su efecto en la economía local. Las cabalgatas, como parte de las fiestas municipales, suelen atraer a visitantes y turistas que consumen bienes y servicios, contribuyendo a la dinámica comercial en los sectores hotelero, gastronómico y de entretenimiento del casco urbano.

Sin embargo, la iniciativa de descentralizar y diversificar las actividades —llevando conciertos y eventos a los barrios, y promoviendo ferias para pequeños comerciantes— podría favorecer la redistribución de los beneficios económicos a sectores históricamente marginados durante las fiestas centrales. La experiencia de otros municipios colombianos demuestra que, con buena organización, la sustitución de grandes eventos tradicionales por prácticas inclusivas y sostenibles puede incluso incrementar la participación ciudadana y la reactivación económica, al generar nuevas oportunidades y fortalecer la cohesión comunitaria.

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