Por: Portal Bogotá

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 21, 2025 - 6:09 am
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En Bogotá, la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) ha intensificado sus acciones para proteger a niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y habitabilidad en calle, con especial atención a los viernes por la tarde, cuando se registra una mayor presencia de este grupo. En las recientes intervenciones del 8 y 15 de agosto en el sector de San Bernardo, equipos interdisciplinarios identificaron a 31 menores en riesgo, muchos de ellos desescolarizados y sin redes de apoyo que salvaguarden sus derechos y bienestar. El parque El Educador ha sido señalado como un punto especialmente crítico debido al consumo problemático de sustancias por parte de jóvenes, lo que ha impulsado la presencia continua de equipos móviles y la promoción de alternativas seguras como la Casa de la Juventud y programas especializados ofrecidos por el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON), según se recoge en el artículo original.

La subsecretaria técnica de la SDIS, Juliana Sánchez, subrayó la urgencia de una actuación institucional inmediata y coordinada que asegure que ningún menor quede desamparado. Esta labor preventiva responde a la prioridad del Distrito de Bogotá de reforzar mecanismos de apoyo y acompañamiento para reducir la exclusión y los riesgos sociales que acechan a la infancia y la adolescencia. El enfoque integral pretende impactar no solo en el rescate inmediato, sino también en la reintegración social y educativa de estos menores, según relata el mismo informe.

El fenómeno de la infancia en situación de calle y vulnerabilidad urbana no se reduce únicamente a causas individuales, sino que es el resultado de una compleja interacción de factores sociales, económicos y migratorios. De acuerdo con UNICEF Colombia (2023), estos menores enfrentan altos niveles de desprotección, interrupciones escolares, situaciones de violencia, consumo de sustancias psicoactivas y obstáculos significativos para acceder a servicios básicos como salud, educación y protección social. El flujo migratorio, tanto interno como externo, también debilita las redes de apoyo, intensificando los riesgos que enfrenta esta población en sectores como San Bernardo.

En el contexto latinoamericano, la intervención temprana y focalizada en espacios públicos ha demostrado ser decisiva para prevenir la exclusión social y la violencia juvenil. Estudios publicados en la Revista Latinoamericana de Políticas Sociales (2024) y la experiencia municipal de Sao Paulo muestran que la combinación de equipos móviles de atención y programas comunitarios especializados puede disminuir significativamente la reincidencia y mejorar la reintegración de niños y adolescentes vulnerables.

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La acción conjunta de entidades como SDIS, IDIPRON y otros organismos distritales responde a recomendaciones internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2024) hace hincapié en la necesidad de articular esfuerzos públicos para reducir los daños en adolescentes en entornos urbanos caracterizados por la desigualdad y la movilidad poblacional. Asimismo, políticas locales como las transferencias monetarias condicionadas a la permanencia escolar ayudan a atenuar la desescolarización y la pobreza extrema, complementando los programas presenciales y móviles de intervención, conforme documenta el artículo original.

Otro componente clave, aunque menos visible, es la generación y uso eficiente de información para monitorear el impacto de las intervenciones. Según el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP, 2025), el aprovechamiento de bases de datos y herramientas digitales permite una mejor respuesta frente a crisis sociales, aunque este desarrollo aún es incipiente en Colombia. Potenciar la capacidad distrital en este ámbito es fundamental para aumentar la eficacia de los programas y garantizar mayor cobertura.

Finalmente, la dimensión humanística ocupa un lugar central en estas políticas: no basta con proteger los derechos fundamentales de los menores si no se abordan también los aspectos emocionales y sociales. Tal como recoge la Revista Salud Mental Comunitaria (2024), la participación juvenil, el trabajo con familias y la atención en salud mental dentro de espacios como la Casa de la Juventud son determinantes en la reconstrucción del tejido social y en la restitución de derechos para niños y jóvenes en extrema vulnerabilidad.

En conclusión, la intervención en San Bernardo ejemplifica un compromiso institucional robustecido por políticas públicas basadas en evidencia y el aprendizaje de experiencias internacionales. Solo a través del acompañamiento constante, el acceso a servicios especializados y el fortalecimiento de redes comunitarias será posible evitar que más menores queden atrapados en ciclos de exclusión y riesgo social.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué es el consumo problemático de sustancias y cómo afecta a los jóvenes en situación de calle?

El consumo problemático de sustancias hace referencia al uso recurrente o excesivo de sustancias psicoactivas, legales o ilegales, que afecta negativamente la salud física y mental de una persona, así como su integración social. En el caso de los jóvenes en situación de calle, este tipo de consumo agrava los riesgos a su integridad, dificulta el acceso a servicios de protección y educación, y puede incrementar la exposición a la violencia y el estigma social. Comprender este concepto es esencial para dimensionar la gravedad del desafío que enfrentan las instituciones en San Bernardo y en otras zonas urbanas similares.

De acuerdo con organizaciones como UNICEF Colombia y la OMS, el consumo problemático de sustancias en niños y adolescentes está asociado con la ruptura de redes familiares, la interrupción escolar y una mayor probabilidad de incurrir en conductas de alto riesgo. Por eso, la presencia de equipos especializados en la calle y la disponibilidad de programas integrales de atención son estrategias clave para reducir los daños y ofrecer alternativas de desarrollo saludable.

¿Cómo funcionan las transferencias monetarias condicionadas para evitar la desescolarización infantil?

Las transferencias monetarias condicionadas son programas de apoyo financiero que otorgan un ingreso a familias vulnerables, siempre y cuando sus hijas e hijos mantengan la asistencia a la escuela y cumplan con controles de salud. En ciudades como Bogotá, estas políticas buscan frenar la deserción escolar y reducir los niveles de pobreza extrema que afectan directamente a la niñez.

Según los hallazgos de la SDIS y el seguimiento de UNICEF Colombia, los incentivos económicos condicionados permiten que las familias prioricen la educación y la salud de sus hijos, disminuyendo así la probabilidad de que los menores terminen en situación de calle o sean víctimas de explotación laboral. Constituyen, por tanto, un complemento efectivo a las intervenciones sociales directas en territorio.

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