Terror, inicialmente, para las colonias de abejas, sus principales víctimas, a las que este corpulento matoncito (puede medir unos 5 cm —casi 8, si se toma en cuenta la envergadura de sus alas— y, para completar su letalidad, está dotado con una afilada mandíbula, unas poderosas tenazas y un fuerte veneno) mata arrancándoles la cabeza, como ha explicado Chris Looney, entomólogo del departamento de Agricultura de Washington. Luego ocupa sus nidos por una semana o más, alimentándose de las pupas y larvas.

Pero también puede constituir una amenaza para roedores más grandes, como quedó registrado en un impresionante video que prueba la letalidad de este insecto, y hasta para los seres humanos, comoquiera que, en Japón, uno de los países de donde procede (el otro es China), se estima que unas 50 personas mueren cada año por sus aguijonazos.

¿Y cómo llegó a Estados Unidos? Karla Salp, portavoz del departamento de Agricultura de Washington, habló al respecto con la rigurosa cautela científica, pero dejando unas pistas: “Como la mayoría de las especies invasivas, no hay forma de saber cómo el avispón asiático gigante llegó a Norteamérica. Hay varias teorías, pero todas son suposiciones y probablemente nunca sabremos”, dijo, aunque una de esas teorías es que vinieron en un contenedor de carga por casualidad.

Avispón

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En esa misma línea es que Jorge Tello, profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional, se refiere a la posibilidad de que el grandulón llegue a Colombia. “El problema de mover un animal de un sitio a otro, de un ecosistema a otro, es que en el que llega no tiene controladores. Los controladores aparecen después, cuando ya comienza a ser plaga”, comenzó por explicar Tello en Noticias Caracol.

Después, hablando con más certeza que Salp, el docente aseguró: “Esos insectos migran dentro de los barcos, porque su rango de vuelo es de unos 32 kilómetros”. Y preguntado por si podrían llegar a Colombia, respondió sin rodeos: “¡Claro! Con tanto barco que viene del Japón, de la China; con tanto contenedor que viene, pues es muy probable que llegue. Es muy fácil que llegue”.

El noticiero aseguró que Colombia es un país ubicado en el trópico, “condición ideal para la reproducción de miles de avispones”. Tello agregó: “Lo que recomiendo es que ningún agricultor se exponga a, por ejemplo, ir a echarles veneno, porque los venenos no actúan mágicamente. Eso demora, y puede que no lo aplique bien y no mate la totalidad, y puede resultar en un accidente fatal”.

En otro medio que lo consultó, El Tiempo, Tello esbozó un perfil más útil y menos dañino de los avispones asesinos, de los cuales dijo que “son controladores biológicos que aniquilan insectos como escarabajos, mariposas, larvas de mariposas y larvas de moscas. En términos generales, mantienen un equilibrio en los ecosistemas, pues atacan insectos que dañan las plantas”.

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“El problema es que llegaron a un país [Estados Unidos] en donde no existe un controlador biológico, es decir, un enemigo natural. Por lo tanto, insectos como las abejas pueden verse muy amenazados, pues no saben cómo defenderse”, agregó.

Dimitri Forero, profesor asociado de la Universidad Javeriana y coordinador de Colecciones Biológicas del Departamento de Biología de ese centro educativo, le dio a El Heraldo una poderosa razón por la que al avispón asesino la idea de venir a Colombia le haría agua su mortífera mandíbula.

Esa especie es depredadora de abejas ‘apis mellifera’, conocidas como abejas europeas, que son las que habitan las colmenas en el país. “Las abejas ‘apis mellifera’ que tenemos en Colombia para producir miel no se saben defender del avispón gigante asiático, mientras que las abejas japonesas, que son una especie diferente, tienen estrategias para defenderse de este y otros avispones. Si este avispón llegara a Colombia, habría que preocuparse”, advirtió el profesor en el diario barranquillero.

Sin embargo, Forero destacó también que ese es un “escenario hipotético” debido a que este avispón “no está establecido en el hemisferio occidental”, y resumió lo que ha pasado: “La situación real es que el avispón no está establecido en América, lo que ocurre es que a finales de 2019 encontraron unos reportes de estos ejemplares y un nido en Nanaimo que fue destruido. Las entidades encargadas siguieron haciendo vigilancia para buscar ejemplares y encontraron unos pocos pertenecientes, al parecer, al mismo nido. En 2020 no se han vuelto a encontrar individuos”.

El mismo medio consultó al entomólogo Carlos Sarmiento, profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, experto en avispas sociales, familia a la que pertenece el avispón que aterra, y también habló en tono tranquilizador.

“El registro que se tiene es un registro único. El nido en el que fue hallada la especie no era muy grande y fue sacrificado inmediatamente”, le dijo Sarmiento a El Heraldo. “A partir de información de ADN se determinó que los avispones que se encontraron más adelante pertenecían a ese mismo nido. No hay registros más allá, se deberá esperar el próximo ciclo estacional porque los ciclos determinan cómo las colonias se reproducen”.