El periódico El País de Cali menciona como posibles consecuencias, además de la inundación de la mitad de la ciudad, la pérdida de 900.000 viviendas, epidemias, olores nauseabundos por las aguas residuales, desabastecimiento de agua en el 75% de los barrios, y 25 años de reconstrucción.
En uno de los apartes de su excelente trabajo, El País compara a Cali con la Nueva Orleans, en Estados Unidos, que fue víctima de un fenómeno similar por el paso del huracán Katrina. Sin embargo, no menciona cuál sería el efecto en términos de pérdida de vidas humanas, que en esta última fue de 1.464.
Para confirmar el poder destructor del río Cauca, El País menciona la inundación de al menos 3.000 hectáreas de zonas agrícolas en el 2.010, que dejó pérdidas por 77.000 millones de pesos.
El jarillón tiene una longitud de 17 kilómetros, y sobre él hay escombreras, asentamientos humanos, con tuberías ilegales de agua y alcantarillado, una especie de hormigas, y hasta 118 rampas para que transiten vehículos que lo han deteriorado.
“Los estudios que ellos entregaron en el año 2013 concluyeron que a lo largo de los 17 kilómetros del jarillón hay seis puntos críticos en los que el terreno tiene tal grado de inestabilidad, que el dique podría fracturarse fácilmente causando una tragedia. Estos están en el corregimiento de Navarro (a menos de un kilometro de la desembocadura del Canal Interceptor Sur con el río Cauca) y en los asentamientos irregulares conocidos como Brisas de un Nuevo Amanecer (kilómetro 13), Samanes (kilómetro 15), Brisas del Cauca (kilómetro 19), Cintalarga (kilómetro 20) y Venecia (kilómetro 21)”, dice El País.
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