“Pese a alguna especulación, el presidente no hay tenido ningún dolor de pecho, tampoco fue evaluado o tratado por ningún asunto urgente”, dijo el médico Sean Conley en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.

“Específicamente, él no fue sometido a ninguna evaluación cardiaca o neurológica especializada”, siguió.

Trump, de 73 años, pasó cerca de una hora el sábado en el Walter Reed National Military Medical Center de Washington realizándose “revisiones, exámenes de laboratorio”, detalló Conley.

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Algunos reportes difundidos en Washington señalaron que el chequeo no estaba planificado y que fue motivado por unos dolores en el pecho que había sentido el mandatario.

En el último examen de rutina de Trump, en febrero, Conley había declarado que el mandatario tenía “muy buena salud”. Entonces pesaba 110 kilos (mide 1,90 metros).

La portavoz Stephanie Grisham había dicho el sábado que “previendo un año 2020 muy cargado, el presidente aprovechó un fin de semana calmado para emprender su visita médica anual a Walter Reed”.

En 2018, Ronny Jackson, que por entonces era el médico de la Casa Blanca, había anunciado, en una conferencia de prensa sorpresiva, que el magnate republicano tenía “genes increíblemente buenos”.

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“Está apto para ejercer sus funciones. Creo que lo seguirá estando hasta el fin de su mandato e incluso hasta el fin de otro mandato si es reelegido”, señaló en aquel momento, apartándose de la reserva habitual de los médicos militares.

Trump busca la reelección para un segundo mandato de cuatro años en los comicios generales de noviembre de 2020, aunque en este momento enfrenta gran presión por la posibilidad de que le entablen un juicio político por haberle pedido al gobierno de Ucrania que investigara a su rival político Joe Biden y su hijo, a cambio de favores comerciales.