En el cruce de reproches en Twitter, la alcaldesa señaló que Trump volvió a acusarla “por decir la verdad” y que el presidente estadounidense dice ahora que la “estadidad” -anexión- no llega por su culpa.

“La mayoría de los puertorriqueños no apoya la ‘estadidad’. Pero la mayoría apoya un verdadero proceso de libre determinación”, sostuvo la alcaldesa en un tuit.

El origen de esta nueva polémica entre Trump y Yulín está en una entrevista radiofónica concedida por el presidente a la cadena WTAM 1100 difundida a principios de semana en la que dijo que con buen liderazgo en la isla la anexión es un tema del que se podría hablar, pero que con gente como la alcaldesa es un “no rotundo”.

El analista político Jay Fonseca señaló que la incorporación de Yulín al asunto de la hipotética anexión de Puerto Rico a Estados Unidos es un elemento nuevo, pero que, en realidad, nada tiene que ver con el asunto de fondo.

Fonseca recordó que desde mediados del pasado siglo el Partido Republicano de EE.UU. ha valorado la hipótesis de la anexión de la isla al país norteamericano, aunque la realidad es que nunca se han dado pasos para avanzar en esa dirección.

“No es atractivo para los intereses de Estados Unidos”, subrayó el analista, tras matizar que en la actualidad es difícil encontrar alguna razón por la cual las autoridades del país norteamericano puedan favorecer que la isla se convierta en el estado 51 de EE. UU.

Apuntó que hoy en día no hay una amenaza para Estados Unidos desde el continente americano que favorezca reforzar a Puerto Rico como bastión militar estadounidense en el Caribe y que convertirse en un estado supondría contar con nuevos representantes con derecho a voto en el Congreso, algo que supone consecuencias inciertas en términos electorales.

Donald Trump

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Puerto Rico es un territorio caribeño de cerca de 3,5 millones de habitantes que arrastra una deuda de más de 70.000 millones de dólares, parte de EE.UU. desde 1898 pero con Constitución propia y cierta autonomía cuyo actual gobernador, Ricardo Rosselló, quiere convertir en el estado 51 del país norteamericano.

Rosselló es presidente del Partido Nuevo Progresista (PNP), una formación ideológicamente escorada a la derecha que tiene como objetivo primordial la plena anexión de la isla a EE.UU., para cuyo presidente los puertorriqueños que viven en la isla no pueden votar. El jefe del Ejecutivo, hijo de gobernador y que no ha cumplido los 40 años todavía, aprovechó el nuevo incidente en Twitter entre la alcaldesa y Trump para dejar claro que las palabras del mandatario de EE.UU. no afectarán el objetivo de la ansiada anexión.

Rosselló quiso dejar claro que Trump lo que está haciendo realmente es criticar a la alcaldesa de San Juan y no rechazar un posible proceso de anexión.

Sostuvo además que Trump, de forma trivial, se acercó a un asunto que para algunos puertorriqueños significa una lucha por sus derechos civiles en su condición de ciudadanos estadounidenses.

Luis Fortuño, gobernador por el PNP entre 2009 y 2013, y el mismo Rosselló convocaron consultas no vinculantes sobre el estatus de la isla caribeña, que ganó esa opción pero que no sirvió para nada.

Los puertorriqueños se han pronunciado en cinco ocasiones sobre la relación política entre Estados Unidos y Puerto Rico, siempre a instancias del Ejecutivo de San Juan, lo que implicó un ejercicio estéril.

La isla es un territorio de EE. UU. sujeto a los poderes plenipotenciarios del Congreso estadounidense, lo que significa que sin su consentimiento el estatus no puede modificarse.

Algunos ven en la isla una colonia y otros, desde que se dotó en 1952 de Constitución, un estado libre asociado.

Algunos analistas locales defienden que Puerto Rico solo podrá convertirse en un estado de EE. UU. si se convence al Partido Republicano, que ve a la isla como un territorio potencial votante mayoritario de los demócratas.