Nuestros ancestros empleaban los huesos como una especie de proyectiles para cazar. Las puntas de los huesos las afilaban para provocar heridas letales en los animales, por lo menos, ese es el registro que se tiene de las herramientas que empleaban los europeos durante el Paleolítico Superior.

Ahora, un reciente estudio mostró que estas prácticas no solo se daban en Europa, sino también se pudieron presentar en América hace 13.900 años. Así lo determinó un grupo de investigadores luego de analizar un fósil de un mastodonte.

El fósil, que fue encontrado en América del Norte, tenía un proyectil alojado en la caja torácica. “Su punta no es roca, sino el hueso de un mastodonte: la misma especie en cuya costilla se encontró incrustada”, dicen los investigadores en los resultados publicados en la revista Science Advances.

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Empleando imágenes de Tomografía Computarizada (TC), los investigadores lograron determinar que la “costilla del mastodonte Manis tiene un hueso cortical muy delgado y las piezas incrustadas son hueso cortical grueso, más grueso que lo que se ve en la costilla”, dijo Mike Waters, autor principal, a IFL Science.

De acuerdo con el autor, apenas juntaron todos los fragmentos de los huesos, consiguieron formar una pieza gruesa de hueso cortical.

“En las tomografías, los gruesos fragmentos de hueso cortical son densos y de color blanco brillante. El hueso esponjoso parece una telaraña”, añadió.

Esta, anotaron los investigadores, es la muestra clara y más antigua de que los humanos cazaban megafauna con versiones de hueso de estos proyectiles armados.