El primero de mayo, como se conoce muy bien, se conmemora el día del movimiento obrero mundial.

Tradicionalmente esa fecha en 1886 se tiene como inició de la huelga de los obreros de Chicago, presentándose, tres días después, la Revuelta de Haymarket. Fue una huelga general de mujeres y hombres de las fábricas de esa ciudad. Reivindicaban las “ocho horas” de trabajo, un lapso similar para dormir y las restantes para estar en casa. De esa lucha se conoce la historia de los Mártires de Chicago: ocho sindicalistas ejecutados en EE. UU. por participar en esas protestas.

Como ha pasado siempre en los movimientos obreros, aparece la contraparte de esquiroles y los ‘patrones’ (término peyorativo que ha sido reemplazado por el de empleadores), que contratan la policía privada -en ese entonces se llamaban los Pinkerton-.

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Asimismo, cuando la Policía ha actuado, aparece -supuestamente de manera espontánea– una agresión contra un agente del ‘orden’. Y eso pasó ese 3 de mayo de 1886. Cuando los uniformados arremeten contra los últimos manifestantes que estaban terminando el acto de protesta en el Haymarket Square, una bomba es arrojada contra los vigilantes del ‘mandamás’, muriendo uno de los Pinkerton. El hecho originó la historia de esos mártires.

Las últimas décadas del siglo XX y lo que va del XXI, a los sindicatos los han ido acabando la persecución del ‘patrón’ con el apoyo de los gobiernos. Sin embargo, también hay que decir que algunos sindicalistas han vendido el movimiento obrero.

Además, la gran inteligencia de los empresarios ha impuesto los contratos algunos meses, hasta por días y horas, agregándose a ello la robotización de los procesos industriales, desplazándose la mano de obra, creciendo por millones el desempleo y aumentándose la pauperización de la población.

Ese panorama del desempleo se oscurece aún más, si se tiene en cuenta el trabajo informal, que en Colombia es muy notorio. Las cifras oscilan entre un 40 a un 60 % del total de la población en condiciones de poder trabajar. Para cerrar el círculo de la ignominia, un personaje siniestro que llegó a la presidencia como ‘salvador’ de la patria, propuso que si se bajaba el salario del trabajador aumentaba el empleo.

Su mentalidad de acumular tierras y riqueza, no le permitió conocer el planteamiento del Nobel de Economía 2021, David Card, a quien lo premió la Academia de Ciencias por sus “contribuciones empíricas a la economía laboral”, refutando a quienes afirman: aumentar el salario básico se pierde puestos de trabajo.

Conseguir trabajo: “un camello”

El informe de la organización de los trabajadores señaló: “Las perspectivas del mercado de trabajo mundial se han deteriorado desde las últimas proyecciones de la OIT; es probable que el retorno a los resultados anteriores a la pandemia siga siendo difícil para gran parte del mundo en los próximos años. En la actualidad, hay 207 millones de personas desempleadas en el mundo, frente a 186 millones en 2019. La recuperación ha sido desigual entre países de altos y bajos ingresos, lo que está causando “efectos en cadena a largo plazo que podrían desbaratar la recuperación”.

Guy Ryder, director general de dicha organización, afirmó que había numerosos factores detrás de su revisión, aunque el “principal es la persistencia de la pandemia y sus variantes, especialmente Ómicron”.

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Según su análisis, “es probable que se necesiten varios años para reparar este daño y podría haber consecuencias a largo plazo sobre la participación en la fuerza de trabajo, los ingresos de los hogares, la cohesión social y, posiblemente, la cohesión política”.

Continúa el informe expresando que los patrones de recuperación varían. Los indicios más alentadores se encuentran en Europa y Norteamérica, mientras que los más negativos se hallan en Latinoamérica y el Caribe y en el sudeste asiático. Así mismo, el empleo femenino resultó con malos resultados en ese diagnóstico. En 2022 estará un 1,8 % por debajo de la tasa de 2019. Según los expertos, las mujeres están muy afectadas en algunos de los sectores más perjudicados por la pandemia, como la hostelería, la restauración y el comercio al por menor.

Igualmente, las mujeres figuran en la mayor parte del personal dedicado a la enfermería y al cuidado de enfermos, actividades que estuvieron bajo presión en los dos últimos años. La OIT detalla que en el 2020 se perdieron el 8,8% de las horas laborables, siendo más notoria esa situación en Brasil y México, mientras que en Europa, Italia y España fueron las más castigadas. Por regiones, Latinoamérica, una de las zonas con más dependencia en la economía informal, muy vulnerable a impactos como el causado por la pandemia, fue la que sufrió una mayor pérdida relativa de horas de trabajo del 16,2%, equivalente a 39 millones de empleos.

Mujeres y jóvenes: los más afectados

El análisis de esa organización de los trabajadores, indica, adicionalmente, que la pandemia afectó en materia laboral más a las mujeres, cuya tasa de ocupación a nivel global se redujo en un 5 % más que los hombres, para quienes fue del 3.9 %. También resultaron más impactados los trabajadores más jóvenes, con una reducción de la tasa de ocupación del 8.7 %, frente al 3.7 % en el caso de las generaciones más adultas.

La región de América Latina y el Caribe reanudó el crecimiento económico en 2021, pero la reactivación de los mercados laborales fue limitada y se basó en gran medida en el trabajo informal, dando como resultado un desempleo del 10 %, que disminuiría a 9.3% en 2022 y a 8.8 % en 2023, según el informe de la OIT. Ryder manifestó en una entrevista con Noticias ONU, que la revisión a la baja “tiene que ver principalmente con el impacto continuo de la pandemia, en particular, con la aparición de la variante Ómicron y todo lo que ha implicado”.

Ryder también afirmó que para que haya una verdadera recuperación económica, el mercado de trabajo debe remediarse ampliamente. “Y para ser sostenible, este rescate debe basarse en los principios del trabajo decente, con inclusión de salud y seguridad, igualdad, protección y diálogo social”. Por otra parte, el 11 de enero del 2022, “Asuntos económicos” del Banco Mundial, planteó:

“El Covid-19, la inflación, la deuda y la desigualdad no permitirán que la actividad económica global mantenga el repunte de 2021. La recuperación de los países emergentes y en desarrollo estaría en riesgo”.

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Según su criterio, “En América Latina, el crecimiento alcanzará apenas 2.6 % en 2022 y 2.7% en 2023, frente al avance mundial de 4.1 % y 3.2 % estimados para los mismos años”. La ONU igualmente se manifestó el 2 junio 2021 con un informe que tituló: “Más pobreza, mayor desigualdad y 205 millones de desocupados en 2022: El saldo de la Covid-19 en el mercado laboral”. El estudio estima que el mercado de trabajo no se recuperará por lo menos hasta 2023. Al igual que la OIT, afirma también la ONU que América Latina y Europa, así como Asia Central son las regiones más afectadas.

Diálogo social: estrategia de recuperación

De acuerdo con la OIT, la recuperación de los mercados de trabajo debe basarse en cuatro principios: promover el crecimiento económico de base amplia y crear empleo productivo. Apoyar los ingresos de los hogares y la transición en el mercado de trabajo. Fortalecer los fundamentos institucionales necesarios para un crecimiento y un desarrollo económicos inclusivos, sostenibles y resilientes. Y utilizar el diálogo social para formular estrategias de recuperación centradas en lo humano.

Ante el desempleo, el desarrollo tecnológico ha irrumpido en el mercado laboral con los robots. Por ejemplo, la compañía australiana Fast Brick Robotics, inventó a Hadrian X, como primer prototipo en 2005. Luego construyó Hadrian 105 y en 2016 apareció la primera estructura de bloques. 

Luego, la compañía firmó un contrato con Arabia Saudí en 2017 para construir 50.000 casas con Hadrian X, en 2018, el robot pasó las pruebas. En 2019 realizó la primera casa al aire libre. Utiliza bloques de hormigón 12 veces más grandes que los ladrillos estándar y un pegamento especial que se adhiere en 45 minutos. Y hay que recordar que la robotización de las manufacturas, hace décadas está suprimiendo la mano obrera.

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Así que, no solo los empresarios disminuyen la planta laboral, también la tecnología. Un estudio de la universidad de Oxford estima que el 47% de los empleos están en riesgo de desaparecer por el uso de la inteligencia artificial.

Es una realidad que ya está presente, y es la educación la que debe transformarse para que los nuevos profesionales y tecnólogos pueden estar conectados con esa realidad que abarata los costos de producción. Si el mundo se sigue orientando como viene, las desigualdades y los problemas sociales aumentarán. No es disparando como los gobiernos y empresarios puedan enfrentar ese fenómeno. Es necesario un nuevo hombre: más humano, más justo, más solidario.