Los científicos que adelantaron el estudio concluyen que lo más probable es que la sustancia se haya utilizado como sicoactivo, pues para aromatizar el ambiente estaba el incienso, señala el británico The Guardian: “Los olores a cannabis no son atractivos y no justifican traerlos desde lejos”, dice investigadores en la revista del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv, citados por el medio.

Este hallazgo es similar a uno de la década de 1960 en Tel Arad, a unos 60 km al sur de Jerusalén en términos de las estructuras de los altares, en el centro del templo, pero no se compara con el más reciente, que es “revolucionario” debido a que revela la evidencia más antigua de consumo de cannabis, según palabras de Eran Arie, curador de arqueología de la Edad de Hierro del Museo de Jerusalén, citado por el medio inglés.

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Precisamente, Arie y sus colegas Dvory Namdar y Baruch Rosen aportan nuevos hallazgos sobre este santuario, cuya estructura comparan con la descripción bíblica del Primer Templo de Jerusalén, y recuerdan que “el uso frecuente de materiales alucinógenos para fines de culto en el antiguo Oriente Próximo y más allá es bien conocido y se remonta a periodos prehistóricos”, recoge la agencia Efe.

En la parte superior del altar pequeño del santuario encontraron residuos que, una vez analizados, contenían cannabinoides activos –THC, CBN y CBD– que indica que “las inflorescencias de cannabis se quemaron allí, posiblemente como parte de un ritual”.

A su vez, en el altar mayor, los residuos analizados contienen triterpenos como el ácido boswélico, que deriva del incienso.

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En Israel, la policía se jacta de confiscar plantas de cannabis y detener a traficantes, aunque uso terapéutico de la sustancia está permitido en el país, señala la agencia AFP.

Según un estudio publicado el 28 de mayo por la universidad de Tel Aviv, este amor por la marihuana no es algo nuevo, sino que viene de la Edad de Bronce.