Por su parte, otro estudio del 2015, desarrollado por el Centro Europeo de Vigilancia de Drogas y Toxicomanías, citado por Gizmodo, evidenció que la capital británica es la ciudad “con mayor concentración de cocaína del continente en sus aguas residuales”.
La cocaína y otras sustancias afectan especialmente a peces como las anguilas, que son más sensibles que otros animales. La sustancia se encontró adherida a las branquias, la piel, los músculos y el cerebro.
Uno de los puntos de monitoreo se ubica cerca de la torre del Big Ben, en un tramo del río al que le falta pasar por debajo de la mayoría de puentes sobre el Támesis, destaca el Mirror, que denuncia que la alta concentración de cocaína en el río es una falla de las plantas de tratamiento de aguas residuales, que deberían detectarla y filtrarla.
Según el informe del King’s College, también reseñado por Actualidad RT, la concentración de cocaína en el río Támesis es tan alta que “excede los rangos cuantificables”.
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