“(Hugo) Chávez intentó tomar el poder en 1992, y todo nuestro equipo quedó atrapado en Caracas, así que volamos en un jet privado a Bogotá, era la época de las drogas, fue una locura”, relata casi 27 años después el productor musical desde Huntington Beach, California (Estados Unidos).

Era la primera vez que una agrupación de clase mundial se presentaba en el estadio de la capital colombiana, y desde que aterrizó el avión de los artistas, quedó demostrado que la ciudad no estaba preparada.

“Escuchamos disparos en el aeropuerto, el público enloqueció […]. Nos alojamos en el centro de la ciudad, y recuerdo a cientos de personas fuera. No podíamos salir a ningún lado, porque ellos eran demasiado grandes en ese momento, acababa de salir ‘November Rain’, la canción más grande en Suramérica, y estábamos como prisioneros en el hotel”.

John Reese
John Reese. / Diego González para Pulzo

El concierto se complicó antes de empezar porque el techo que debía cubrir la tarima se había quedado en Caracas y en Colombia no existía una estructura similar, así que los organizadores locales tuvieron que traer uno de emergencia desde los Estados Unidos.

“Llegó el show, debíamos tocar dos noches, pero nuestro equipo se quedó atascado en Caracas, así que solo pudimos tocar una noche, y mi recuerdo es que el promotor dejó que todo el público de las dos noches entrara a una”, cuenta Reese.

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El momento más vigente en las mentes de quienes entraron al templo del fútbol capitalino aquella noche de noviembre, es que el caprichoso cielo bogotano se rompió y la lluvia empezó a caer justo cuando Axl Rose, Slash y Compañía entonaban ‘November Rain’ (que traduce justamente ‘Lluvia de noviembre’).

Sin embargo, lo que parecía un efecto especial casi poético no cesó al final de la emblemática canción; se recrudeció y terminó precipitando el final del concierto.   

“Dennos un par de minutos para juntar unas cosas. Ya regresamos”, prometió Rose en una tarima empantanada, donde sentía que corría el riesgo de electrocutarse. Casi tres décadas después, la banda no ha vuelto. Slash, el guitarrista, será el primero en hacerlo, esta noche, a pocos pasos del estadio El Campín.

“En medio del show la gente se volvió loca, tuvimos que llevar a la banda de nuevo al hotel, en vehículos como de transporte militar”, revive Reese: “La gente se amotinó en las calles y quemó cosas… Recuerdo fuego de ametralladoras esa noche. Fue una locura total. Luego tocaron a la puerta de la habitación: era de la oficina del alcalde (querían que la banda volviera al estadio). Ordené un jet privado y nos fuimos”.

Del ‘Use Your Ilusión Tour 1992’, Reese rememora las requisas excesivas “en todas partes” por porte de drogas, y confiesa que “solía pagarles a los funcionarios de aduanas, cargábamos bolsas de dinero y les dábamos, para poder salir del país”.

También vienen a la memoria los disturbios, que no solo se presentaron en Bogotá, sino también en Montreal (Canadá), San Luis (EE. UU.) y otra ciudad que olvida de momento. “Era la banda más grande del mundo en ese momento, yo tenía 29 años, la banda estaba loca, los fans estaban locos”.

“¿Sabes? Era una época diferente, no había celulares, organizábamos todo por fax y llamadas telefónicas, no había internet y estábamos tocando en estadios por todo el mundo, así que era un tiempo totalmente diferente al de ahora. No había redes sociales, todo se leía en los magacines, periódicos, la televisión… era como… la edad oscura, si lo quieres. Era una locura”, concluye Reese.