Por: La Silla Vacía

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Este artículo fue curado por Frank Hoyos   Sep 20, 2023 - 3:50 pm
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A tan solo siete semanas de las elecciones, el candidato Gustavo Bolívar tiene líos para financiar su campaña y para coordinar a las bases. También tiene el reto de sanar las heridas de la izquierda que quedaron de hace cuatro años en la campaña del petrismo a la Alcaldía de Bogotá.

Por ahora, la estrategia de campaña recae en explotar la personalidad del candidato, sus redes sociales y visitas en barrios. También ha moderado su discurso frente al metro.

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En el equipo del candidato dicen que uno de los dolores de cabeza es la plata para la campaña. Le han apostado a rifas, colectas y hasta una subasta de arte la próxima semana. “Estamos preocupados porque aún no tenemos plata”, dijo a La Silla Francisco Maltés, uno de sus coordinadores de la campaña en la calle. “La sede de Ciudad Bolívar no tiene sillas ni escritorio. Tampoco hemos podido imprimir publicidad”.

La austeridad comienza por una decisión de Bolívar: financiar su campaña con préstamos bancarios y no recibir plata de empresas privadas, contratistas, ni grandes donantes. “En mi campaña no habrá cuestionamientos por la financiación”, dijo cuando oficializó su campaña. También ha dicho que ninguna persona de su familia, amigos ni allegados están autorizados para recibir donaciones en su campaña, buscando blindarse de lo que ha pasado con Petro y su hijo Nicolás, por ejemplo.

Bolívar fue demandado porque la gaceta del Congreso no informó a tiempo que él había renunciado a su curul en el Senado para lanzarse a la Alcaldía. Bolívar argumentó que no era su culpa que la noticia no hubiera aparecido en la gaceta, y que, en todo caso, su renuncia había sido muy mediática en diciembre del año pasado. El CNE le dio la razón esta semana.

Ya con su candidatura en firme, Bolívar pedirá un crédito por 2 mil millones de pesos con entidades bancarias, que piensan pagar con reposición de votos. “Nos hemos propuesto a hacer una campaña austera y siendo muy cuidadosos de las donaciones que recibimos”, dijo Maltés cuando se le preguntó por otras fuentes de financiación. “Bolívar no quiere ganar a toda costa. No quiere hipotecar sus principios”, agregó el representante a la Cámara por Bogotá David Racero.

Pero Bolívar tiene además otra demanda que le podría jugar en contra para conseguir plata en bancos. La de la familia de Bruno Díaz, el fallecido actor a quien Bolívar contrató para instalar apáneles solares en un hotel en Cundinamarca. El candidato asegura que no ha incumplido con el pago por ese trabajo, pero la familia Díaz insiste en lo contrario.

Hasta ahora el trabajo en la campaña de Bolívar ha sido trinar, asistir a debates y entrevistas de diferentes medios de comunicación y entidades. También visitar algunos barrios. “No es una campaña como la de Petro de ponerlo a hablar en una tarima y llenar plazas, es más de visitar a la gente, hacer caminatas con las bases, y preguntarles por sus necesidades”, dijo Maltés.

La estrategia de Bolívar está en manos de Amauri Chamorro, quien acompañó la candidatura del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, y se hizo famoso haber acompañado a Rafael Correa en Ecuador con el famoso “troll center”, que movía temas favorables a Correa y se dedicaba a atacar a los opositores. Le dijo a La Silla que no podía hablar de la estrategia de Bolívar porque era confidencial.

Pero hasta ahora la fortaleza que encuentran en él personas como David Racero y Carlos Carrillo es su autenticidad. “Bolívar es un candidato sincerote, no tienes que construirlo, él habla tal cual piensa, sin filtros y eso le gusta a la gente”, dice Carrillo.

Solo han puesto la valla de “I will educate your children”, que terminó siendo viral, luego de que Bolívar la compartió en sus redes sociales.

 

Bolívar duplica en seguidores a Carlos Fernando Galán, su principal contendor, en Instagram (162 mil), Twitter (1.5 millones) y Tik tok (110 mil). “Eso hace que cualquier cosa que diga Bolívar tenga un alcance, sus redes son su principal plataforma”, dijo Carrillo.

En los debates, a los que ahora dice que no asistirá, Bolívar ha moderado su tono frente al metro de Bogotá. Aseguró que si a enero de 2024 el presidente Petro no logra cambiar el trazado para que al menos un tramo sea subterráneo, entonces él seguirá adelante con la obra como va. Eso pese a que en su programa de gobierno dice que buscará cambiar el trazado y a que una persona de su campaña le dijo a La Silla que moderar el discurso “es parte de la estrategia para ganar votos”.

Racero no lo lee como una estrategia, sino como una muestra de la “sensatez” de Bolívar: “Hace cuatro años la obra se podía cambiar más fácil, ahora hay que ver qué tan reversible es si llegamos a la Alcaldía”.

En paralelo, la estrategia es buscar agrupar a todos los sectores de la izquierda que se dividieron en la campaña de Bogotá hace cuatro años. O que quedaron insatisfechos por el orden de la lista cerrada al Concejo del Pacto Histórico.

En 2019, la izquierda perdió en Bogotá el apoyo de varios grupos de mujeres y mujeres feministas. La razón fue que Petro decidió imponer la candidatura de Hollman Morris, que estaba envuelto en denuncias de acoso sexual y violencia intrafamiliar, que ya fueron archivadas por la Fiscalía, pero que hoy le sigue costando críticas. Ese grupo de mujeres terminó acompañando la candidatura de Claudia López, al igual que otros sectores de izquierda como el Polo Democrático

En esta ocasión, Bolívar ya cuenta con el apoyo del Polo y de un sector del Verde, con figuras como Diego Cancino y Luis Carlos Leal, pero le falta consolidar los apoyos de grupos de feministas.

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Hay otros apoyos que Gustavo Bolívar puede sumar. Como el de la concejal verde María Fernanda Rojas, quien ha sido aliada de la alcaldesa López. Rojas le dijo a La Silla que aunque no ha definido su voto, “no podría votar por alguien como Galán porque su visión de ciudad es muy peñalosista, eso sería muy incoherente para mí”.

Por su parte, Carrillo, uno de los más insatisfechos con la lista al Concejo de Bogotá del Pacto Histórico, dice que su tarea en esta campaña es consolidar a todos los sectores de izquierda que quedaron por fuera de la lista del Pacto. “Para ganar no podemos quedarnos solo con la base de izquierda recogida en las listas de Concejo y JAL”.

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