Por: La Silla Vacía

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Este artículo fue curado por Frank Hoyos   Oct 10, 2023 - 2:25 pm
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La decisión del Tribunal Superior de no avalar la preclusión del proceso en contra del expresidente moverá muy poco la aguja electoral en 2023

La decisión de llevar a juicio al expresidente Álvaro Uribe por presunta manipulación de testigos se conoce a 24 días de que se abran las urnas para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles. Y aunque es una decisión de hondo calado político, tendrá poco efecto en estas elecciones. Si algo, podría ayudar al uribismo a galvanizar a su base.

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“Me preocupa mucho porque mantengo un diálogo sincero sobre los problemas de los colombianos con mis compatriotas y hoy me crean otro obstáculo adicional para seguir en esta tarea democrática”, dijo Uribe en Cartagena, ciudad en la que él mismo dio la noticia el jueves de que irá a juicio.

En esa misma intervención le atribuyó, sin ninguna prueba, la decisión a la izquierda: “mis adversarios políticos se juntaron”. Pero el sábado moderó su posición y dijo que aunque estaba en desacuerdo con el Tribunal “reconozco que los magistrados no se manifestaron con odio político”.

En esa línea, líderes uribistas empezaron a mover inmediatamente el hashtag #CreoEnUribe y toda la bancada uribista, así como militantes visibles del Centro Democrático, salieron a rechazar la decisión y cuestionaron que estuviera tan cerca de las elecciones regionales.

Por ejemplo, la senadora María Fernanda Cabal dijo:

En la misma línea, la candidata a la gobernación de Cundinamarca, Nancy Patricia Gutiérrez, trinó:

Del otro lado, candidatos del Pacto Histórico, como Gustavo Bolívar, también utilizaron el fallo para reforzar la narrativa antiuribista de sus bases políticas y mezclarlo con los falsos positivos:

Aunque hace unos años, el proceso contra Uribe copaba todos los titulares y la atención del mundo político, el anuncio de que irá a juicio moverá muy poco la aguja electoral. Por varias razones.

La primera, y más potente, es que estas elecciones en Colombia tienen dinámicas sobre todo locales y regionales y en esa medida, los sucesos nacionales no suelen tener un gran impacto.

“No sé a qué hora saltó la idea de que las regionales dependen de uribes, petros o vargas. Las regionales dependen en gran parte de las necesidades del metro cuadrado: colegio, vías, transporte”, dice el analista y estratega político Augusto Reyes. “Esas decisiones no alcanzan a impactar en el territorio, hacen parte de una coyuntura nacional, que no pasan de ser referencias en materia discursiva porque en lo local se están jugando otras cosas que no tienen nada que ver con eso”

A esto contribuye que para las locales, el uribismo no lleva apuestas propias fuertes en las regionales. Como contó La Silla Vacía, en las cinco principales ciudades a Uribe lo tienen de aliado, pero no posando en la foto principal de las campañas.

Va en coalición con candidatos fuertes para las alcaldías de Medellín con ‘Fico’, Bucaramanga con el pastor Beltrán y Barranquilla con Char y las gobernaciones de Antioquia con Rendón, Santander con el general Juvenal y Atlántico con Eduardo Verano. Pero tienen pocos candidatos viables en solitario.

El expresidente ha seguido activo en política y sigue siendo un personaje político relevante para tender puentes, hacer llamadas claves, poner temas en la agenda, etc. Pero desde que arrancó el proceso en su contra ya no tiene la figuración de antes.

En esa medida, la decisión del Tribunal no constituirá un lastre para ningún candidato. Es un costo descontado, por así decirlo.

Si algo, la decisión tan cerca del día en que la gente irá a las urnas podría ayudar a galvanizar las bases uribistas con la narrativa de que el expresidente es un “perseguido político” de la izquierda, que fue la línea que empezó a usar Uribe al criticar a sus dos primeras juezas y que le han hecho eco otros líderes políticos del Centro Democrático.

“Para el uribismo sin duda, y para quienes sin ser uribistas tienen relativo afecto al expresidente, lo van a tomar como una persecución. Puede ser visto más como víctima que como victimario”, explicó el analista Héctor Riveros. “Ya no puede haber más afectación, porque desde que se conoció el caso los uribistas y los antiuribistas tomaron una posición. Lo peor pasó hace rato”.

Tampoco le sumará mucho al discurso antiuribista que usen las campañas petristas porque en la decisión del Tribunal no hay revelaciones nuevas. Solo la confirmación de las que llevan saliendo hace años y que la Fiscalía había optado por ignorar. Además, la decisión de Uribe de no convertirse en el opositor de Petro también ha mermado el potencial movilizador que tuvo para la izquierda el odio a su figura en 2018 o 2022.

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Aunque, como dice el analista político Carlos Suárez, la decisión en todo caso los beneficia porque “el foco vuelve a estar sobre Uribe, cuando Petro era el centro de escándalos”. También porque le sirve al presidente para alimentar su discurso contra el Establecimiento y el componente de ‘verdad’ con el que quiere sentar a la élite política a negociar el Acuerdo Nacional. Pero todo eso será después de las elecciones.

Unas elecciones en las que, paradójicamente, mientras que el expresidente Uribe acusa un nuevo golpe, su bandera de seguridad es más ondeada que nunca.

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