La inflación que llegó al 13,3 %, las altas tasas de interés en los créditos hipotecarios que frenarán las ventas de vivienda nueva en 2023 y los retrasos en la entrega de subsidios del programa ‘Mi casa ya’, han llevado a que cada vez más colombianos opten por comprar casa o apartamento usado.

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Y es que se ha convertido en una verdadera alternativa la adquisición de unidades habitacionales de segunda, a tal punto que entre enero y marzo del presente año las ventas crecieron 10 %, cifra que llama la atención si se tiene en cuenta que en 2022 su comercialización solo subió el 1 %, según los registros de la Federación Colombiana de Lonjas de Propiedad Raíz (Fedelonjas).

“La compraventa de vivienda usada presenta una menor tasa de participación por parte de intermediarios financieros, es decir que se compra con menos crédito hipotecario, en contraposición con los registrado en la nueva”, señaló la presidenta del gremio, Karina Reyes.

La vocera agregó que, de una parte, las familias encuentran en el mercado del usado precio más benéficos, áreas más generosas y más opciones de ubicación, que con las actuales condiciones de movilidad en las ciudades principales se vuelve un factor “muy” crítico.

“Además, al ofrecer disponibilidad inmediata, las familias tienen un respiro porque no tienen que pagar cuota y arriendo al mismo tiempo que es una de las dificultadas más grandes para el acceso al techo propio”, recalcó Reyes.

La líder gremial agregó que, es importante recordar que por cada dos a tres viviendas usadas vendidas se impulsa la compra de una vivienda nueva.

“Es decir que la política habitacional requiere un mix de soluciones entre el mercado del usado y de la nueva para dinamizar el negocio que ofrece una importante cantidad de empleos tanto en obra nueva como en remodelaciones, adecuaciones y decoración, en el caso de la usada”, indicó Reyes.

Por su parte, Camilo Herrera, fundador y presidente del centro de estudios económicos Raddar, explicó que los precios por las nubes de la vivienda nueva la están volviendo poco accesible para todos los estratos en el país.

“Además, no tiene las ventajas que posee la vivienda usada. Factores como la ubicación, el área de su tamaño con respecto al precio en el metro cuadrado que la hacen más rentable y las mismas características físicas la hacen muy atractiva”, dijo Herrera.

El analista recalcó que actualmente los proyectos habitacionales que se desarrollan quedan muy apartados de los lugares de trabajo y estudio, ya que los cascos urbanos crecen hacia la periferia.

La líder gremial y el analista económico coincidieron en señalar que la vivienda usada se convierte en un activo refugio ya que no pierde poder adquisitivo pues la finca raíz ha demostrado ser la opción más segura y estable con el paso de los años.

Antioquia y Bogotá, más ventas

Registros sobre financiación de vivienda del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) indican que en el cuarto trimestre del 2022 se vendieron 7.900 unidades habitacionales usadas, de las cuales el mayor número se registra en Bogotá con 2.973 viviendas de segunda, y le siguen en su orden Antioquia con 1.362, Valle del Cauca con 740, Cundinamarca con 410, Santander con 360 y Atlántico con 305.

Así mismo, de los $ 683.126 millones desembolsados para financiación de vivienda usada entre octubre y diciembre del año pasado, $ 479.720 millones de fueron desembolsados en Bogotá, Antioquia y Valle del Cauca, siendo las tres regiones las de mayor participación, lo cual representa el 70,22 % del valor total de las viviendas usadas financiadas.

Sin embargo, se presentó una variación de -52,8 % en el número (7.908) y de -45,92 % en el valor de desembolsos ($ 683.000 millones) de viviendas usadas financiadas en el cuarto trimestre de 2022, si se compara con el número (16.766) y valor de desembolsos ($ 1,3 billones) de unidades habitacionales usadas financiadas en el cuarto trimestre de 2021.

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En el caso de Antioquia, y más exactamente en Medellín y su área metropolitana, en el 2022 se realizaron 39.000 negocios de vivienda usada en el Valle de Aburrá, y en el primer bimestre del presente año se registraron 5.500 ventas de unidades habitacionales de segunda.

De acuerdo a los estudios realizados por la Lonja de propiedad raíz de Medellín y Antioquia, la oferta de vivienda usada se incrementó en un 3% en el Valle de Aburrá, mientras las ventas crecieron un 1% en 2022. Sin embargo, no todos los segmentos se comportaron igual, por ejemplo, el de vivienda usada de $300 millones a $500 millones presentó un decrecimiento en la oferta del 4%, mientras las ventas se incrementaron un 1%.

“Encontramos que la dinámica de las unidades habitacionales usadas se mantiene a tal punto que en algunos segmentos de vivienda media y media alto donde tienen presencia los agentes inmobiliarios afiliados al gremio están agotándose los inventarios”, explicó Federico Estrada, líder gremial.

El vocero de la Lonja para Medellín y Antioquia afirmó además que, en general, en el rango de $300 millones a $800 millones se registra una menor oferta de vivienda usada en venta. Mientras la demanda se mantiene “vigorosa” aún con las altas tasas de interés que se observan en el mercado.