
El desarrollo de la industria acompañado de fuertes estrategias de mercadeo de las grandes marcas ha generado un crecimiento significativo en el consumo a escala global, siendo paradójico encontrar por un lado altas cifras de desnutrición en algunas regiones del mundo frente a altos índices de obesidad en otras.
(Ver también: Qué son las ‘Ciudades de 15 minutos’: Pulzo Futuro lo explica de manera sencilla)
¿Productividad vs. calidad?
Lo que representa un reto para la industria global en ese desbalance en la capacidad de suministro y la demanda de productos, en muchos casos de primera necesidad para la población mundial, garantizando la seguridad alimentaria no sólo desde el punto de vista de cantidad de suministro sino también de calidad de los requerimientos nutricionales de las personas en diferentes etapas de su vida.
En el afán de incrementar niveles de ventas y productividad, la industria se ha centrado en la generación de productos competitivos que permitan la continuidad de sus unidades de negocio frente a mercados cada vez más agresivos y competitivos, pero se han descuidado los aportes nutricionales, los impactos a la salud y el bienestar de los consumidores, así como se han elevado los niveles de contaminación del planeta.
De esto nos surge el siguiente interrogante: ¿cuál es el futuro de la industria competitiva que pueda suministrar productos orientados al bienestar de los consumidores?
¿Cómo lograr el bienestar humano?
Los productos y/o servicios llegan a los consumidores y/o usuarios finales a través de múltiples cadenas de suministro, enfocadas en hacer llegar estos productos y/o servicios en calidad, cantidad, oportunidad y precios competitivos.
Es tarea de los ingenieros de industria pensar en procesos que generen el menor impacto negativo al ambiente, creando empleos de calidad, desarrollando productos que aporten a la salud de los consumidores, con empaques y embalajes se reincorporan con facilidad al entorno, a la vez que permitan la sostenibilidad y crecimiento de las organizaciones industriales.
Es acá donde conceptos revolucionarios enmarcados en la industria 5.0 o la quinta revolución industrial, no sólo tienen como meta el uso de tecnología para el hacer más con menos, sino cómo estos saberes tecnológicos aportan al bienestar de la población en sus diferentes dimensiones: desarrollando continuamente capacidades en los seres humanos, considerando la resiliencia organizacional frente a diversos riesgos del entorno y reduciendo las emisiones al ambiente.
Tareas que resultan complejas por los altos costos asociados a la refinación de los procesos y productos derivados de las industrias, pero frente a lo cual somos optimistas surgirá oportunamente la capacidad de innovación en ingeniería, ciencia y tecnología para lograrlo.
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