Sin embargo, el protagonista de la ‘imprudencia’ a la hora de salir a la cancha no fue ninguno de los jugadores, sino uno de los árbitros asistentes.
El peligro tiene que ver con un mito que asegura que el equipo del futbolista que tenga contacto con el galardón perderá la final.
Pero como en este caso fue un juez, no hubo alerta de ‘maldición’ para ninguno de los clubes que se citaron en la definición de Lisboa, Portugal.
De hecho, es tan marcada dicha creencia, que muchos de los integrantes del PSG y del Bayern, ni siquiera se atrevieron a mirar la copa.
En video, el particular momento:
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