Mientras voluntarios y organismos de rescate trabajaban para rescatar sobrevivientes y recuperar cuerpos sin vida aquel 29 de noviembre en el antiguo cerro El Gordo —rebautizado Cerro Chapecoense—, saqueadores aprovechaban las circunstancias para apropiarse de todo aquello que parecía en buen estado, entre los escombros.

“Celulares, anillos, billeteras, relojes, camisetas, zapatos, uniformes y ordenadores fueron hurtados”, y muchos de estos ‘recuerdos’ empezaron a aparecer durante las semanas posteriores en la plaza central y los comercios de La Unión, recuerda Folha de Sao Paulo.

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Pero Juan Carlos Vallejo, un lugareño de 56 años que vivió la tragedia, vio incontables elementos colgando de los árboles o dispersos por el césped y sintió que custodiar los objetos “sería una forma de lidiar con el sufrimiento” y mitigar el impacto que le causó la tragedia, destaca el diario paulista.

Hoy, 85 habitantes de La Unión conforman voluntarianemte la ‘Cooperación Binacional de Hermandad La Unión-Chapecó’, han adoptado a cada uno de los 71 muertos del accidente y recuperado al menos 200 objetos pertenecientes a los pasajeros y tripulantes del fatídico vuelo de Lamia.

A través de campañas radiales, han logrado concienciar a algunos de los saqueadores, logrando el retorno voluntario de artículos. Otros, tristemente, han tenido que comprarlos.

Este martes, antes del partido de vuelta por la Recopa Sudamericana entre Atlético Nacional y Chapecoense, los lugareños entregarán el ‘tesoro’ a los familiares de las víctimas “en una ceremonia frente a la iglesia de La Unión”, concluye Folha.