El colombiano que fue ídolo en Europa y Asia a punta de patear un balón… y no es Falcao ni James

El colombiano que fue ídolo en Europa y Asia a punta de patear un balón… y no es Falcao ni James

¿Cuántos no han fantaseado con vestirse de cortos, salir a la cancha con estadio lleno, oír corear su nombre, marcar un gol y convertirse en héroe? Fama, dinero, talento a temprana edad, imposible no sentirse tentado. Sin embargo, son pocos los afortunados porque, así existan ligas profesionales en todos los rincones del planeta y más países estén afiliados a la FIFA que a la ONU, solo un puñado logra jugar en primera, a donde se llega gracias al talento, aunque el talento por sí solo no alcanza. 

Si solo de talento se tratara, uno de los elegidos para vivir el sueño hubiera sido Luis Salcedo, conocido por todos, como Vaca. ¿Por qué Vaca? Porque siendo un niño se disfrazó de dicho animal en un Halloween y el nombre se le quedó, impuesto por sus amigos, que se cuentan por montones y no ocultan el cariño que hacia él sienten. Pero, ¿quién es Luis y por qué goza de fama y aprecio? Poco le faltó para llegar a ser futbolista profesional, pero estando en inferiores de un conocido club profesional se dio cuenta de que nunca lo lograría cuando el entrenador del equipo lo ponía solo durante los últimos minutos de los partidos, y no porque lo necesitara, sino para no hacerle perder el viaje desde su casa hasta la cancha, que duraba un par de horas. 

Afirma el dicho que cuando una puerta se cierra, otra se abre, y a Vaca se le abrió en forma de microfútbol, lo más parecido al deseado fútbol once por el que muchos se desviven. Nacido en 1976, cuando decidió tomar ese camino no había liga profesional en Colombia, por lo que se dedicó a jugar torneos aficionados en barrios, donde le pagaban por partido jugado. Para cuando se creó la liga, Luis contaba con 27 años casi, una edad en la que cualquier deportista de élite ha recorrido más camino que el que le falta, pero eso no le restó empuje, y como si fuera un novato comenzó una carrera como que duraría diez años. Llegar activo hasta los 37, cualquier futbolista daría lo que fuera con tal de poder jugar hasta allá.

Lo que vendría para Vaca no se lo hubiera imaginado nadie. Del micro dio el salto rápido al fútbol sala, que no es lo mismo más allá de que muchas de sus reglas sean iguales; el fútbol sala está avalado por la FIFA, y eso hace toda la diferencia. Selección Colombia de la categoría, participación en Copas Américas y en varios Grand Prix (una especie de mundialito), Salcedo estaba viviendo el sueño a su manera. Pero nada lo había preparado para lo que se venía: jugar en el exterior. Un día un agente italiano hizo pruebas exprés en Colombia, dos días apenas, y de más de 100 aspirantes apenas quedaron un puñado, entre ellos, Luis y Alexander Hernández, conocido como ‘Chispeado’, uno de sus mejores amigos y otra leyenda viva del futbol sala en Colombia. ¿El premio? Ir a jugar a Italia. Pero en esta vida nada, ni las recompensas, llegan fácil. Luis y Alex pensaron en devolverse después de que el agente los dejara en Catania, en la isla de Sicilia, sin viáticos, aunque con el tema del hospedaje y la comida resuelto. Durante casi un mes la vida de ambos consistió en ir del hotel al entrenamiento y viceversa, pero como no mucho estaba pasando, la idea de volver a Colombia empezó a tomar fuerza, y cuando habían empezado a reunir la plata para el pasaje de vuelta, apareció el agente con una oferta de un club de Cerdeña, otra isla cercana.

Cuando llegó la hora de volver a Colombia, decidió abrir una escuela en su barrio de siempre, Kennedy, y darles la oportunidad a niños y jóvenes de que siguieran sus pasos. Al poco tiempo ya contaba con más de 100 alumnos y no hay un solo día de la semana en que la escuela no tenga entrenamientos o partidos de campeonato, porque más allá de su formato, el fútbol es más una pasión que un trabajo. Una de las figuras que Luis ha ayudado a surgir es Dylan, su hijo, que juega también fútbol sala en Italia como alguna vez lo hizo su padre; el legado parece estar asegurado. Es que con todo lo que ha hecho dentro y fuera de la cancha durante más de veinte años, Vaca abrió sin querer una senda que otros han sabido recorrer y su nombre es conocido por todo aquel que tenga algo que ver con el fútbol sala. Salcedo es un pionero que de alguna manera contribuyó a que muchos de sus compatriotas jueguen hoy en el exterior y a que Colombia no solo organizara el mundial de la categoría en 2016, sino que fuera semifinalista del mismo cuatro años antes.

¿Dónde se ve en un futuro cercano? En Italia sin duda, su segundo hogar. Allá lo espera una propuesta para dirigir una escuela de fútbol sala, el paso previo a convertirse en entrenador de un equipo profesional. Mientras ese día llega, Vaca se dedica a su familia, a sus amigos, a su escuela y al fútbol tenis, otra variación del fútbol cada vez más popular, al punto de que ya existen campeonatos oficiales de la categoría. A Vaca no solo le sirve como diversión, sino como una forma de mantener intacta su habilidad. Apoyado en la calidad, la disciplina y en Chispeado, que viajará con él a Europa, las posibilidades para Vaca son infinitas. Quién iba a pensarlo, llegar lejos a punta de patear un balón es posible.

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