
La reconocida marca frenará, durante un mes, las exportaciones de vehículos fabricados en el Reino Unido y que vayan hacia los Estados Unidos.
Esta medida responde a los nuevos aranceles del 25 % impuestos por el presidente Trump a los automóviles importados desde otras latitudes.
(Vea también: El problema con celulares que están hallando al entrar a EE. UU.; lo podrían hasta deportar).
La compañía busca evaluar el impacto económico de esta política y desarrollar estrategias para mitigar sus efectos. Con aproximadamente una cuarta parte de sus ventas anuales concentradas en Norteamérica, Jaguar estudia alternativas como aumentar precios en el mercado estadounidense, reducir gastos de marketing e impulsar sus ventas en otros mercados.
Aunque la pausa en los envíos comienza el lunes, se estima que la empresa ya cuenta con inventario suficiente en EE. UU. para abastecer el mercado durante un par de meses, considerando que el transporte marítimo toma unos 21 días.




Jaguar, que emplea a 38.000 personas en Reino Unido y vendió 430.000 vehículos en el año fiscal hasta marzo de 2024, enfrenta este desafío como parte del impacto global de la guerra comercial, añadió el Economic Times.
En enero, ya había reportado una caída del 17 % en sus ganancias trimestrales antes de impuestos. La empresa afirmó que su prioridad es adaptarse a las nuevas condiciones y seguir satisfaciendo a sus clientes a nivel mundial.
Por qué aranceles de Trump comenzaron una guerra comercial
Los aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump marcaron el inicio de una guerra comercial mundial porque alteraron significativamente el equilibrio del comercio internacional.
A partir de 2018, en su primer mandato, Trump implementó una política comercial proteccionista con el objetivo de reducir el déficit comercial de Estados Unidos, proteger la industria nacional y promover la fabricación local.
Uno de sus principales movimientos recientes fue imponer aranceles a productos clave como el acero (25 %) y el aluminio (10 %), y posteriormente a automóviles, productos tecnológicos y bienes de consumo provenientes de países como China, la Unión Europea, Canadá y México.
Esta estrategia generó represalias casi inmediatas. Por ejemplo, China respondió imponiendo sus propios aranceles a productos agrícolas estadounidenses, como la soja y el maíz, afectando directamente a los agricultores estadounidenses. La Unión Europea, Canadá y México también respondieron con medidas similares, imponiendo tarifas a productos emblemáticos de EE. UU., como motocicletas Harley-Davidson, whisky bourbon y jeans.
El conflicto no solo afectó a gobiernos, sino también a empresas multinacionales que dependían de cadenas de suministro globales. La incertidumbre provocó aumentos en los costos de producción, interrupciones logísticas y cambios estratégicos, como el traslado de fábricas a países no afectados por los aranceles. Empresas como General Motors, Harley-Davidson y ahora Jaguar Land Rover tuvieron que reevaluar sus operaciones internacionales.
Aliados de EE.UU no están felices con aranceles
La guerra comercial impulsada por Trump también generó tensiones diplomáticas. Países que históricamente habían sido aliados de EE. UU. se vieron obligados a tomar medidas defensivas para proteger sus economías. Además, la Organización Mundial del Comercio (OMC) fue cuestionada por su capacidad para mediar en estos conflictos, lo que debilitó aún más la confianza en el sistema comercial multilateral.
En resumen, los aranceles de Trump desataron una guerra comercial mundial porque rompieron con las normas del libre comercio establecidas durante décadas. Al tomar medidas unilaterales y proteccionistas, Estados Unidos desencadenó una serie de represalias que afectaron a múltiples sectores de la economía global. La escalada de tensiones comerciales provocó una desaceleración del crecimiento económico mundial, aumentó la volatilidad en los mercados financieros y generó un clima de incertidumbre que perjudicó tanto a consumidores como a empresas. Aunque algunos sectores estadounidenses se beneficiaron en el corto plazo, los efectos negativos a largo plazo evidenciaron las complejas consecuencias de una guerra comercial global.
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