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El pasado 29 de abril, la congestión habitual de la autopista Norte en Bogotá se convirtió en el telón de fondo de un debate crucial sobre el futuro de este importante corredor vial. La ocasión fue la audiencia pública sobre la solicitud de licencia ambiental para el proyecto de ampliación de la autopista, realizada en el auditorio de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito. La convocatoria contó con la participación de cerca de 1.245 personas, entre quienes asistieron presencialmente y los que lo hicieron de manera virtual, un reflejo del profundo interés que despierta el proyecto en la ciudadanía, especialmente aquellos que utilizan a diario esta ruta estratégica.
La convocatoria no responde solamente a la necesidad de ampliar la autopista, sino también a las preocupaciones medioambientales de la comunidad. De acuerdo con la información consignada, fueron las organizaciones ambientales quienes lideraron la petición de este espacio, ya que han examinado detenidamente el impacto que podría tener la ampliación sobre los humedales Torca y Guaymaral, dos ecosistemas relevantes en la zona norte de Bogotá. Esta diligencia, establecida por la ley como mecanismo para salvaguardar la participación ciudadana, permitió que los asistentes expusieran tanto apoyos como inquietudes respecto al futuro del proyecto.
Es importante destacar, según lo relatado, que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) no emite una decisión definitiva basada en la audiencia, pero sí estudia cuidadosamente los aportes y documentos presentados. Fueron aproximadamente diez horas de exposición y análisis, que serán considerados por los técnicos de la entidad para orientar la determinación final sobre la viabilidad ambiental del proyecto.
Un antecedente relevante en este proceso es el archivamiento de la solicitud inicial presentado hace un año por la concesionaria Ruta Bogotá Norte S.A.S. La decisión, en ese momento, obedeció a la presentación incompleta de la información requerida sobre los impactos ambientales y las medidas de mitigación. Esta interrupción impulsó al concesionario a recabar y perfeccionar los estudios necesarios para cumplir con los estándares exigidos por la ANLA, tras lo cual presentó una versión revisada de la solicitud.
Dicha versión fue el foco de la reciente audiencia pública, así como de la ronda de preguntas organizada el 8 de noviembre. La sesión reunió a representantes de organizaciones ambientales, ciudadanos preocupados, estudiantes y residentes del área afectada, quienes evaluaron los ajustes introducidos, expusieron nuevas observaciones y proporcionaron datos relevantes adicionales. A diferencia de otros escenarios similares, el encuentro tuvo un tono constructivo y plural, caracterizado por la claridad y el respeto en el intercambio de opiniones, lo que podría fortalecer el proceso de toma de decisiones y despejar el camino hacia una resolución consensuada.
¿Por qué resulta crucial la participación ciudadana en la evaluación de proyectos de infraestructura vial?
La implicación activa de las comunidades y grupos ambientales en espacios como las audiencias públicas fomenta una mayor transparencia y legitimidad en el desarrollo de grandes obras de infraestructura. Según se evidencia en la reciente audiencia sobre la autopista Norte, el aporte ciudadano garantiza que no se desatiendan los impactos medioambientales ni las preocupaciones de quienes serán afectados directa o indirectamente.
Este tipo de procesos permite que la diversidad de perspectivas contribuya a enriquecer los análisis técnicos realizados por autoridades como la ANLA. Asimismo, fortalece la confianza pública y posibilita la identificación temprana de retos sociales o ambientales, contribuyendo a la construcción de soluciones más sólidas y responsables ante el crecimiento urbano de la ciudad.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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