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De mayoría indígena, despoblado y pobre, el Amazonas colombiano sufre en silencio, en lo profundo de la selva, con la pandemia por su vecindad con el gigante.
Brasil es el mayor foco del virus en Latinoamérica y abrió un corredor de contagio que minó aún más el precario sistema de salud de la capital de la Amazonia de Colombia.
“Nuestra frontera es demasiado porosa, hay muchas partes donde se puede pasar (…) aquí tocaría sumar los casos de Leticia (Colombia) y Tabatinga (Brasil) porque son ciudades gemelas”, dice Daniel Oliveira, contralor departamental.
Ubicado en la punta sur de Colombia, Amazonas tiene una tasa de 30 casos de COVID-19 por cada 10.000 habitantes, la peor del país, seguida por Bogotá. Los expertos alertan de subregistro por falta de pruebas.
No hay laboratorios para procesar tests, ni conexión vial con el resto de Colombia. Enfermos graves y pruebas deben salir en avión.
El 58 % de la población de la región es originaria y está en “riesgo de extinción” ante la pandemia, denunció la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).
“Aquí no hay agua potable, el sistema de salud es muy precario (…) si el virus se extiende en los territorios, las muertes serían inimaginables”, dice Arley Cañas, del pueblo Inga del resguardo Uitiboc.
Vecino en llamas
Aunque Colombia cerró sus fronteras terrestres el 16 de marzo y apostó por el aislamiento, en Brasil, con más de 7.000 muertes y 100.000 contagios, la política es diferente.
El mandatario Jair Bolsonaro minimiza la gravedad del contagio y se opone al confinamiento, alegando que las consecuencias económicas serán peores.
Manaos, capital del estado Amazonas de Brasil, al que pertenece Tabatinga, registra la mayor tasa de mortalidad de las 27 capitales estatales y vive un caos sanitario.
De los primeros diez casos detectados en Leticia, cinco fueron importados del país vecino.
“Enfermarse aquí siempre da miedo, pero hoy tenemos más miedo que nunca”, dice la lugareña Yohana Pantevis, de 34 años.
El departamento colombiano encara la pandemia con un único hospital público sin cuidados intensivos y apenas ocho camas de cuidados intermedios para 76.589 habitantes. Los contagios van en aumento y ya hay una docena de muertos. En todo el país hay más de 8.000 casos (378 fallecidos).
Un médico del hospital San Rafael que pidió mantener su identidad en reserva aseguró que en Leticia están a dos respiradores de colapsar. “Si llegan tres pacientes que necesitan ventilación, ¿qué hace uno? ¿Empezar a escoger a quién ventila y a quién no?”, se pregunta angustiado.
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