
Hay actitudes que desembocan en multas económicas, mientras que otras quedan en la mira por lo llamativo detrás de ellas, como la de mantenerse en movimiento al conversar por teléfono.
¿Por qué hay personas que no se quedan quietas al hablar por celular?
El hecho de no poder quedarse quieto al hablar por celular puede tener varias interpretaciones desde el punto de vista de la psicología. Aquí, algunas de las más comunes:
- Inquietud o ansiedad: muchas personas tienden a moverse cuando están nerviosas o ansiosas. Hablar por teléfono, especialmente si se trata de una conversación importante, puede generar tensión que se manifiesta a través del movimiento físico.
- Concentración: curiosamente, para algunas personas moverse les ayuda a concentrarse mejor. Lo hacen como un acto reflejo, pero con un propósito subyacente. El movimiento de un lado a otro puede estimular la mente y facilitar la fluidez del pensamiento.
- Energía nerviosa: algunas personas tienen una gran cantidad de energía que necesitan canalizar. Moverse mientras hablan puede ser una forma de liberar esa energía y sentirse más relajados.
- Hábitos adquiridos: en algunos casos, moverse mientras se habla puede ser simplemente un hábito adquirido. Tal vez lo hayas visto hacer a alguien y lo hayas imitado, o quizás sea una forma de aliviar el aburrimiento.
Si la llamada es muy importante o si se está nervioso por lo que se va a decir, es más probable moverse. Si se está en un lugar incómodo o si hay distracciones alrededor, es más probable el movimiento. Algunas personas son más enérgicas y necesitan moverse más que otras.
De hecho, en ocasiones tiene alguna relación con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), aunque cada uno de los casos depende del contexto como tal.
¿Cómo saber si se tiene TDAH adulto?
El diagnóstico de TDAH en adultos puede ser más difícil que en niños, ya que los síntomas pueden ser más sutiles y menos evidentes. Sin embargo, si hay sospechas en la edad adulta, hay varios signos y síntomas a tener en cuenta:
- Dificultades para concentrarse: tendencia a distraerse fácilmente, incluso en tareas importantes o que requieren concentración. Problemas para mantener la atención durante actividades como leer, escuchar presentaciones o reuniones. Saltar de una tarea a otra sin completar la anterior.
- Desorganización: dificultad para planificar y organizar actividades, tanto en la vida personal como profesional. Sentimiento de estar abrumado por tareas diarias, como hacer listas, administrar el tiempo y cumplir con los plazos. Olvidar fechas importantes o compromisos debido a una mala gestión del tiempo.
- Impulsividad: tomar decisiones rápidas sin considerar las consecuencias a largo plazo, como gastar dinero impulsivamente, interrumpir conversaciones o comprometerte con proyectos sin pensar. Cambiar de planes o abandonar tareas debido a una falta de paciencia o aburrimiento. Dificultad para esperar turnos en conversaciones o situaciones sociales.
- Hiperactividad o inquietud: necesidad constante de moverse, como mover las piernas o golpear las manos, incluso en situaciones que requieren calma. Dificultad para relajarse o sentirse tranquilo en situaciones que demandan quietud o concentración.
- Problemas con la memoria a corto plazo: olvidar cosas importantes o perder objetos con frecuencia (como llaves, teléfono, documentos) y dificultad para recordar información reciente, instrucciones o tareas que se deben ejecutar.
- Baja tolerancia a la frustración: sentir una gran frustración cuando las cosas no salen según lo planeado o cuando no se pueden cumplir con las expectativas que tienes de sí mismo o que es difícil mantener el enfoque en proyectos largos o complejos.
- Bajo rendimiento en situaciones exigentes: experimentar dificultades para cumplir con las expectativas en el trabajo o la escuela, incluso si eres capaz de entender el material o hacer tareas de forma correcta cuando se está más centrado.
- Dificultades en las relaciones interpersonales: problemas para escuchar o mantener conversaciones en las que no se pueda intervenir inmediatamente y tensiones o malentendidos con amigos, familiares o colegas debido a impulsividad o falta de atención.
- Sentimientos de insatisfacción o frustración generalizada: sentir que no se ha alcanzado el potencial o que los problemas organizacionales e impulsivos le han detenido en la vida personal o profesional.




¿Qué pruebas hace un neurólogo para detectar TDAH?
El diagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es complejo y requiere de un enfoque integral. Un neurólogo puede realizar varias pruebas y evaluaciones para detectar el TDAH, aunque generalmente se basa en una evaluación clínica completa que incluye los siguientes pasos:
- Entrevista clínica: el neurólogo hace una entrevista detallada para conocer la historia médica del paciente, sus síntomas actuales, antecedentes familiares y el impacto de esos síntomas en la vida diaria. En el caso de niños, también puede involucrar a padres y maestros para obtener información sobre su comportamiento en diferentes contextos.
- Evaluación de los síntomas: El neurólogo puede utilizar listas de verificación estándar como las de los Criterios Diagnósticos del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), que incluyen síntomas como falta de atención, impulsividad y/o hiperactividad que se deben haber manifestado durante al menos seis meses en diferentes ambientes (escuela, hogar, etc.).
- Pruebas neuropsicológicas: El neurólogo puede utilizar pruebas para evaluar la función cognitiva, como la memoria, la atención, el control inhibitorio y otras habilidades cognitivas que suelen estar afectadas en personas con TDAH. Estas pruebas incluyen tareas que miden la atención sostenida, la capacidad para organizarse y resolver problemas, entre otras.
- Cuestionarios y escalas: Se utilizan cuestionarios estandarizados como el ‘Conners’ Rating Scales’ el ‘Vanderbilt Assessment Scale’ o el ‘ADHD Rating Scale’, que permiten recolectar información objetiva sobre los síntomas observados tanto en el hogar como en la escuela. A menudo se administran tanto a los padres como a los maestros para obtener una visión completa.
- Descartar otras condiciones: el neurólogo también buscará otras posibles causas de los síntomas, como trastornos del sueño, ansiedad, depresión, trastornos de aprendizaje, problemas de audición o visión, entre otros, que pueden presentar síntomas similares al TDAH.
- Evaluación física y neurológica: aunque el TDAH no tiene una prueba de laboratorio específica, en algunos casos se pueden realizar pruebas físicas y neurológicas para descartar otras condiciones médicas o neurológicas que podrían estar afectando el comportamiento y las funciones cognitivas.
El diagnóstico de TDAH se basa en la observación de los síntomas, la historia clínica y la exclusión de otros trastornos. Es importante que el diagnóstico lo realice un profesional experimentado, ya que los síntomas del TDAH pueden ser similares a los de otras condiciones.
*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de redacción, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza ‘machine learning’ para producir texto.
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