Escrito por:  Redacción Vivir Bien
Abr 19, 2025 - 4:41 pm

El idioma español está lleno de frases y expresiones populares que tienen una historia interesante detrás. Estas expresiones suelen reflejar las costumbres, tradiciones y valores culturales de quienes las utilizan, permitiendo entender cómo surgieron y cómo han evolucionado con el tiempo. Entre ellas destaca “como a perros en misa”, una frase que tiene raíces culturales y religiosas, además de un significado extendido en la actualidad.

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La expresión “como a perros en misa” se utiliza para describir situaciones incómodas o momentos en los que alguien se siente fuera de lugar. Su origen está relacionado con normas sociales y religiosas y refleja el rechazo o incomodidad que un perro podría experimentar al ingresar a una iglesia durante una misa.

¿Cuál es el origen de la expresión “como a perros en misa”?

El origen de esta expresión está vinculado al contexto religioso católico. Según el portal Spanish World Institute, los perros eran considerados tradicionalmente animales impuros dentro de los espacios religiosos. Por tanto, su presencia en una iglesia durante una misa se percibía como algo perturbador y fuera de lugar. Este choque entre solemnidad y la irrupción de un animal ayudó a consolidar la metáfora de sentirse desplazado o incómodo en ciertas situaciones.

Las iglesias, tradicionalmente espacios de respeto y solemnidad, tienen normas estrictas sobre lo que se considera adecuado. Un perro en misa no encajaba en estas normas, creando una imagen que se asociaba con desubicación y rechazo. Esta impresión cultural se extendió más allá de lo religioso, transformándose en una expresión utilizada en diferentes contextos.

¿Qué significa “como a perros en misa” en el lenguaje cotidiano?

La expresión se utiliza para describir momentos desafortunados o experiencias en las que alguien se siente fuera de lugar. En situaciones sociales, laborales o incluso casuales, esta frase puede ilustrar incomodidad, exclusión o malestar. Por ejemplo, alguien podría decir “me trataron como a perros en misa” para expresar una experiencia desagradable en una reunión o evento.

En el uso popular, esta frase ha trascendido el contexto religioso para convertirse en un recurso lingüístico que comunica emociones comunes de manera clara y vívida. Según el portal Expresiones Históricas, su versatilidad radica en cómo refleja experiencias humanas universales, adaptándose a diferentes circunstancias y generaciones.

Con una imagen tan fuerte y fácil de imaginar, “como a perros en misa” ha logrado consolidarse como una expresión útil para describir incomodidad y rechazo. Su origen religioso y su evolución cultural la convierten en un ejemplo fascinante de la riqueza del español hablado en Colombia y otros países de habla hispana.

¿Qué dice la Iglesia católica sobre llevar los perros a misa?

Según el portal católico mexicano Desde la Fe, llevar mascotas a misa es una práctica que no tiene justificación dentro de la enseñanza de la Iglesia católica. El padre José Alberto Medel, responsable de Liturgia en la Diócesis de Xochimilco, señala que la eucaristía es un acto sagrado que requiere total concentración y respeto, por lo que la presencia de animales dentro del templo puede distraer del propósito de la celebración.

El sacerdote explica que el templo es un espacio dedicado al culto religioso y a la liturgia del santo sacrificio de Cristo. En este sentido, insiste en que asistir con mascotas a misa refleja una pérdida del sentido de lo sagrado, comparándolo con otras acciones que pueden restarle solemnidad al rito, como atender el celular o conversar durante la ceremonia.

El término “perrhijos”, utilizado para referirse al vínculo cercano entre dueños y sus mascotas, es considerado preocupante desde una perspectiva católica. Según Desde la Fe, el padre Medel señala que, aunque los perros pueden generar un fuerte apego y cariño, no pueden reemplazar el papel de los hijos en la estructura familiar.

El Papa Francisco ha advertido que reemplazar la maternidad y la paternidad con el cuidado de animales refleja una carencia emocional que puede afectar el equilibrio personal. Aunque el afecto por una mascota es válido, el sacerdote enfatiza que su naturaleza es diferente a la del amor humano, el cual implica inteligencia y racionalidad.

En algunos casos, los perros callejeros ingresan a los templos buscando refugio o alimento. Según Desde la Fe, el sacerdote Sergio Román del Real (QEPD) reconoció que, aunque no es ideal que las mascotas entren al templo porque pueden causar molestias, también es necesario mantener la tolerancia y educar a la comunidad para evitar conflictos dentro de la iglesia.

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