Un informe oficial del Ministerio de Salud evidenció por primera vez cómo se comportaron en Colombia las atenciones y las muertes causadas por algunas enfermedades infecciosas y parasitarias, crónicas no transmisibles, maternoinfantiles, por salud mental y causas externas durante el primer año de la pandemia de coronavirus y parte del 2021.

El documento de 65 páginas presenta información detallada con base en los registros de atenciones que da el sistema de salud y los registros de defunción de las Estadísticas Vitales del DANE y el RUAF-ND. Y pone de premisa que debido a las medidas restrictivas tomadas por el Gobierno para contener el avance del covid-19, como los aislamientos, se aplazaron procedimientos no prioritarios y muchas personas dejaron de consultar por temor al virus.

(También puede leer: Cifra de recuperados de COVID-19 va para 6 millones; se acerca a la de contagiados)

De hecho, se destaca que de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), durante la primera parte de la pandemia el 64 por ciento de los países presentó acceso limitado a los servicios dirigidos a la atención de enfermedades crónicas no transmisibles, especialmente para el control de la diabetes y el manejo de la hipertensión.

De entrada, el informe del Ministerio deja ver una caída del 46 por ciento en el número de personas atendidas en abril del 2020 frente a los datos promedio del 2015 al 2019, pasando de 7,5 millones a 4 millones en el segundo mes de aislamiento obligatorio por la pandemia.

(Le puede interesar: Preocupación por aumento de desnutrición en menores de cinco años en Colombia)

De hecho, entre mayo y agosto del 2020 la disminución en el número de personas atendidas osciló entre 20 y 35 por ciento frente a los años anteriores y solo se comenzó a incrementar a partir de septiembre, cuando se terminó el aislamiento obligatorio general.

A nivel general, la mortalidad aumentó 29,6 por ciento en el 2020 frente a los datos vistos entre el 2015 y el 2019. Sin embargo, el informe es claro en que ese crecimiento no es solo atribuible al covid-19, sino que “la afectación en las dinámicas de la prestación de los servicios de salud, los cambios de exposición a riesgos derivados de las cuarentenas y las restricciones a la movilidad impactado de manera diferencial el perfil de mortalidad en el país, aumentando los resultados negativos sobre algunas patologías”.

Un vistazo a las enfermedades

El análisis del Ministerio de Salud resalta que en algunas enfermedades como la hipertensión arterial y la diabetes mellitus se presentó un incremento de la mortalidad por desarrollo de complicaciones derivadas, como el infarto agudo de miocardio, “en donde se presume que las medidas de contención de la pandemia incidieron en un menor acceso oportuno a los controles de prevención específicos y a la continuidad en el tratamiento farmacológico indicado”.

Por ejemplo, según los datos, entre el 2015 y el 2019 se presentaban entre 40 y 60 muertes diarias de pacientes con hipertensión arterial primaria, pero en el 2020 esa cifra se ubicó por encima de 120 en el primer pico de la pandemia y se estabilizó en 80 hasta final de año.

En cuanto al infarto agudo el número de muertes diarias vistas en el 2020 se ubicó por encima de mil en el primer pico de la pandemia y se mantuvo por encima de 800 en gran parte del segundo semestre, siempre en niveles superiores a lo registrado entre 2015 y 2019, cuando se presentaban cerca de 600 muertes diarias por esta causa.

(Lea también: Las directrices de la OMS sobre el aborto para proteger la salud de las mujeres)

El informe también llama la atención sobre los incrementos tanto de consulta por condiciones graves como de muertes materno-infantiles durante y después de la reapertura gradual que vivió el país desde finales de abril del 2020, comparado con los años anteriores. Se encontró una “disminución de la demanda de consulta externa de controles maternos generando morbilidad prevenible no atendida; siendo todos estos factores posibles catalizadores para el incremento de las complicaciones materno-perinatales”, indica el documento.

En niños, específicamente, el análisis dio cuenta de un incremento en los casos de desnutrición después de la reapertura (mayo de 2020), “mostrando evidencia de la emergencia económica que trajo consigo la pandemia y las medidas sanitarias como las cuarentenas obligatorias. Se considera que las mayores consecuencias en salud nutricional se presentaron en los grupos más vulnerables localizados entre los grupos de mayor pobreza y vulnerabilidad social, con condiciones de desempleo y alta informalidad laboral, que repercuten en menor garantía de seguridad alimentaria en dichos hogares”, concluyeron los autores.

“El incremento de mortalidad materna y por enfermedades crónicas durante la pandemia hizo visible una implementación limitada de medios remotos para la atención en salud, que no garantizan el acceso efectivo a los servicios primarios, provocando el desarrollo masivo de complicaciones altamente prevenibles”, pone de manifiesto igualmente el documento.

(Le recomendamos: ¿Qué opinan los nutricionistas del ayuno por más de 24 horas?)

Se garantizó atención de cáncer

Un componente de especial interés en este informe fueron los pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, los cuales, según lo observado, disminuyeron el número de atenciones producto de las cuarentenas obligatorias, pero posteriormente se incrementaron sostenidamente luego de la reapertura en mayo del 2020. “Para todos los cánceres y para el de mama en particular se evidenció una tendencia de crecimiento permanente mostrando quizás el diagnóstico de nuevos casos de la enfermedad”, señala el documento.

En ese sentido, las muertes causadas por enfermedades como cáncer, enfermedad renal crónica y enfermedades cardiovasculares tuvieron un comportamiento similar al de años anteriores. “Estos hallazgos sugieren el funcionamiento permanente de las rutas de atención establecidas y el mantenimiento remoto de las atenciones”, destaca el Ministerio de Salud.

Salud mental

En el informe oficial se expone que, tal como se sospechaba, las atenciones generadas por los trastornos de ansiedad, demencia y depresión presentaron un incremento a lo largo del 2020, relacionado “con la incertidumbre provocada por la misma pandemia y un deterioro global de la salud mental ante situaciones adversas como en las cuarentenas obligatorias prolongadas”.

Sin embargo, llama la atención que los intentos de suicidio y los suicidios presentaron una reducción sostenida en comparación con el año 2019.

Otras infecciones

Finalmente, el informe muestra que las atenciones y las muertes por las infecciones de las vías respiratorias superiores e inferiores y enfermedad diarreica aguda disminuyeron en el 2020 de manera sostenida en comparación con el 2019, algo que puede ser atribuido a la adopción extensiva en la población general de medidas como el uso de tapabocas, el lavado de manos, el distanciamiento social y la virtualidad educativa.

Los pacientes de hepatitis C y tuberculosis también consultaron y murieron menos durante el aislamiento obligatorio que frente a años anteriores, aunque las personas con VIH sí tuvieron más atenciones en el 2020 “mostrando de alguna manera la continuidad del programa para los pacientes crónicos y el diagnóstico de casos nuevos de la infección”.

Aprendizajes

El documento del Ministerio de Salud cierra con un listado de lecciones identificadas a partir de este análisis. La primera de ellas, que el uso extensivo de medidas como lavado de manos, uso de tapabocas y distanciamiento social demostraron tener un impacto positivo en la reducción de enfermedades transmisibles.

“En la actualidad estas medidas son mucho más reconocidas por su importancia para impedir la propagación de microrganismos, además que han generado una conciencia global de su uso para la prevención otras infecciones”, destaca el Ministerio.

Por otro lado, otro aprendizaje es la necesidad de mejorar el acceso remoto a los servicios de salud, como en todos los países de la región. “Esta limitante fue evidenciada como una de las mayores barreras de acceso para garantizar la continuidad de atención en población con diagnóstico de enfermedades crónicas no transmisibles, salud mental y controles materno-infantil durante la pandemia, provocando el avance desmedido de complicaciones ante morbilidad prevenible y que ensancharon las cifras de mortalidad por estas causas”, sostiene el Ministerio.