Muchos niños lloran porque no pueden ver a sus amigos o parientes o porque no se les permite ir a la guardería. Pero según Silvia Schneider, profesora de sicoterapia infantil y juvenil en la Universidad de Bochum, en Alemania, la situación actual también puede tener un beneficio para el desarrollo infantil.

Muchos padres informan actualmente que sus hijos están sufriendo mucho el aislamiento social. Anika N., de Renania del Norte-Westfalia, por ejemplo, describe una situación con su hijo de 4 años: “Lo escuché lloriquear a través del monitor de bebé y me acerqué a él. Estaba acostado en su cama con su muñeco Elmo en sus brazos y me dijo con grandes lágrimas que extrañaba mucho a sus amigos del jardín de infantes. Nunca lo había visto tan alterado”.

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Regina L., de Berlín, tuvo que conducir con su hija a la guardería cerrada para que la niña de 5 años se asegurara de que no hubiera nadie: “Ella quería ver sin falta el edificio. Nos detuvimos justo antes y volvimos a hablar de por qué las cosas son como son ahora”, dice la madre, cuya hija también extraña a sus compañeros de juego.

“Los niños reaccionan de manera muy diferente a la crisis, lo que también significa estrés para ellos”, dice el sicólogo berlinés Thilo Hartmann. Además de los problemas de sueño, los niños pueden reaccionar con dolores de cabeza, dolores de estómago, mareos y agotamiento.

“A nivel de comportamiento, es posible que los niños se retraigan, se vuelvan más agresivos o que tengan una mayor necesidad de ser abrazados”, dice el experto.

“También es importante prestar atención a los niños que se vuelven más tranquilos en esta situación o que reaccionan con el retiro y quizás incluso parecen particularmente poco problemáticos en el proceso”, enfatiza Hartmann.

Estos niños podrían tratar de encajar en un papel que no es el adecuado para ellos, asumiendo la responsabilidad de hacer todo bien y proteger a la familia. Según Hartmann, esto puede suponer una carga excesiva para los niños.

“Básicamente, es importante que tengan un buen modelo de cómo manejar la situación”, destaca el sicólogo. Es importante que las personas cercanas al niño le ejemplifiquen con una compostura alegre las nuevas acciones y comportamientos por la pandemia, como una higiene especial o el uso de una mascarilla de protección.

“Podemos afrontar mejor las situaciones difíciles cuando sentimos que podemos hacer algo”, explica Schneider.

Según la profesora de Bochum, muchos padres tienden a mantener a sus hijos alejados de las crisis. Pero las investigaciones han demostrado que los niños también necesitan aprender sobre las crisis. “Y, sobre todo, deben aprender a manejar las crisis”, dice Schneider.

Para la experta, la vida cotidiana consiste en crisis y nuestra vida es una constante solución de problemas. “Una vida sin crisis es anormal, y eso tampoco es bueno para los niños. Por ejemplo, ¿cómo pueden los jóvenes atreverse a dar pasos fuera de la familia en la pubertad si nunca han aprendido a hacer frente a situaciones difíciles? Se tiene que desarrollar cierta resiliencia, una fuerza ante la crisis”, explica.

Joseph Bostain

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En su opinión, no solo es importante explicar la nueva situación a los niños en un lenguaje sencillo, sino también limitar el tiempo que se dedica a hablar del coronavirus.

“Lo experimentamos en nuestra vida clínica diaria: hay familias en las que las noticias del coronavirus se escuchan de la mañana a la noche y todos están cada vez más inseguros y ven al virus en todas partes”, comenta. Schneider afirma que eso no ayuda. “Debe haber una exposición equilibrada y bien dosificada a la crisis”, aconseja.

El presidente de la Agencia Alemana de Protección Infantil, Heinz Hilgers, también ve los aspectos positivos que la crisis tiene para muchos niños: “Gran parte del estrés que normalmente irradia toda la sociedad ha desaparecido. Es un tiempo de desaceleración también para las familias. Nunca he visto a tantos padres con sus hijos”.