Un nuevo despertar de conciencia ambiental está siendo impulsado gracias al interés de los inversionistas por gestionar de forma más eficiente los riesgos, anticiparse a requerimientos regulatorios y ofrecer nuevas opciones de inversión a sus clientes, lo que nos hace pensar que estas predisposiciones se consolidarán en los próximos años.

A continuación, 5 tendencias que podrían ayudar a que en 2022 se siga fortaleciendo la inversión responsable en Latinoamérica:  

1. Más signatarios del PRI (Principles for Responsible Investment) desarrollando productos donde se consideran temas ASG:

En 2020 observamos que varios signatarios del PRI lanzaron productos con características ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza). Para el caso de Chile, se destacó el fondo LV Deuda Latam Low Carbon ESG, desarrollado por Larrainvial, que tiene como objetivo invertir en instrumentos de deuda corporativa denominados en dólares de los Estados Unidos de América de emisores de Latinoamérica y el Caribe, que se hayan sujetado a ciertas restricciones relacionadas al desempeño ambiental, social y de gobierno corporativo.

Esperamos que en 2021 el interés del mercado lleve a que el número de productos aumente y los inversionistas retail e institucionales en Latinoamérica tengan más opciones para realizar inversiones responsables.

2. Reactivación verde post COVID-19

Los impactos financieros del COVID-19 han llevado a los gobiernos de todo el mundo a desarrollar planes de reactivación de la economía. El plan de recuperación para Europa es quizá el mayor referente de lo que puede ser una recuperación que se preocupe por abordar los retos asociados con el cambio climático y que ayude a dinamizar sectores que serán claves para la transición hacia una economía baja en carbono (movilidad eléctrica, eficiencia energética y energías renovables, por dar algunos ejemplos).

En el contexto latinoamericano, países como Chile, Colombia, Costa Rica y Perú, se han comprometido a fortalecer sus metas de reducción de emisiones de cara a la COP26 y vienen liderando iniciativas para avanzar hacia la transición a economías bajas en carbono.

Queda por ver en 2022 si dos líderes regionales como México y Brasil fortalecen sus compromisos climáticos y de sostenibilidad, aunque en la actualidad se perciba una falta de liderazgo desde lo público en ambos países, muchos inversionistas y empresas en dichos mercados están trabajando en promover modelos de desarrollo sostenible.

3. Impacto del nuevo gobierno en Estados Unidos

Para el 2021 uno de los interrogantes será como la nueva administración demócrata en EE.UU. abordará la reactivación de la economía post COVID-19. En campaña el presidente Biden anunció un plan climático de 2 trillones de dólares para reactivar la economía. Será clave hacer seguimiento a la capacidad de ese nuevo gobierno por hacer realidad dicho plan.

Algunos de los nombramientos del gabinete, por ejemplo Brian Deese, como principal consejero económico, son bien vistos en la comunidad de inversión responsable, ya que, en su último rol, Deese se desempeñó como Global Head of Sustainable Investing en la compañía Blackrock.

Así mismo, la nueva secretaria del tesoro, Yanet Yellen, recientemente anunció su apoyo a iniciativas de impuesto al carbono, por lo que tendrá la oportunidad de situar la agenda climática en las principales decisiones económicas en EEUU.

Dada la complejidad de avanzar desde el legislativo, será importante ver cómo el ejecutivo actúa para promover la inversión responsable y establecer acciones frente al cambio climático desde decisiones ejecutivas e instancias como la SEC, EPA y FERC.

4. Riesgo climático y su impacto en la economía latinoamericana

La pandemia por COVID-19 evidenció que los riesgos sistémicos pueden afectar el normal desempeño de la economía global.

En su reporte anual de riesgos, el Foro Económico Mundial menciona que no actuar frente el cambio climático es el principal riesgo que puede afectar la economía global en próximos años. Frente a esta realidad es clave que los inversionistas en Latinoamérica fortalezcan sus capacidades de entender cómo el cambio climático puede afectar sus portafolios.

5. El año de la mayor transparencia

El 2020 fue un año muy relevante para los datos y la divulgación. Fue el periodo en el que jugadores como Blackrock, Bank of America, State Street, Allianz y S&P intervinieron para intentar dirigir los desarrollos de datos ASG en el mercado.

Reguladores y supervisores de toda Europa expresaron su apoyo a reglas más estrictas y la llegada del presidente Biden al poder puede traer un mayor entusiasmo de los reguladores en los EE.UU. por estandarizar el proceso de reporte ASG.

Recientemente el gobierno de Canadá incluyó el “Grupo de trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con el Clima” (TCFD, por sus siglas en inglés) en su presupuesto de recuperación de COVID-19, mientras que Nueva Zelanda se convirtió en el primer país del mundo en introducir requisitos de informes obligatorios en línea con el TCFD.

En cuanto a los estándares de presentación de informes, se ha formado un club entre los cinco mayores emisores de estándares internacionales para garantizar que las expectativas de presentación de informes ASG sean más armonizadas y menos fragmentadas. Esos movimientos podrían resultar muy significativos en 2021.