Exponerte a la luz solar te activa la vitamina D en tu cuerpo, que además de ser importante para tu sistema inmunológico y los huesos, ayuda también a que tu estado de ánimo se mantenga e incluso mejore.

Sabemos también que estar bajo el sol en vacaciones es muy agradable, pero también que el bronceado es una práctica con la que tenemos que tener mucho cuidado, pues reseca la piel y además, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

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Si estás expuesto demasiado tiempo al sol, también puedes deshidratarte, así que para cuidarla te recomendamos los siguientes tips:

1. Lleva una botella de agua

Esto es básico. Para evitar la deshidratación la primera forma de defenderte es tomar agua. Lleva una botella de agua, ojalá de vidrio y que puedas volver a llenar varias veces, o un termo que conserve la temperatura fresca. Para asegurar que tu piel esté hidratada y además, evites el riesgo de resequedad que disminuirá el color en tu piel, bebe agua.

2. Exfóliate antes de broncearte

Sin hacerle daño a tu piel y muy suavemente, no olvides exfoliarte un par de días antes. Esto eliminará las células muertas y te ayudará a lucir un bonito dorado más tiempo. Exfoliar tampoco elimina el bronceado que ya tienes, solo acaba con las células muertas, dando un aspecto más saludable. De esta manera tu piel también recibirá con más gusto la crema hidratante que le vas a aplicar.

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3. Hidrata tu piel antes y después del bronceado

El uso del protector solar no evita la deshidratación y no importa si has bebido mucha agua o te has alimentado con frutas y verduras, igual necesitas darle una ayuda extra a tu piel con un elemento directo. Tu piel se reseca mucho al sol así no lo notes. Usa una crema hidratante muy sencilla, evita al máximo aceites esenciales, aceite mineral, fragancias fuertes o lociones con alcohol. Te recomendamos leche de magnesio o la crema dermatológica de tu preferencia.

4. Tómate un tiempo libre entre sesiones de bronceado

A largo plazo, el sol excesivo y la luz solar artificial pueden ser perjudiciales para tu salud. Evita sus daños con algunos ratos libres y escalonando tus sesiones de bronceado para que la piel tenga tiempo de recuperarse y así también evitarás las quemaduras solares, que no solo pueden dañar tu piel sino el resto de las vacaciones. Quédate bajo el sol no más de 15 minutos y refréscate, y sigue los horarios recomendados. Evita al máximo las horas del medio día y preferiblemente sal en las horas de la mañana.

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5. Consume alimentos ricos en agua (y en color)

Consume naranja, papaya, tomate, zanahoria, melón o sandía. Todos ellos te ayudan a conservar el bronceado gracias a los betacarotenos y, además, te mantendrán hidratado por su alto contenido de agua.