La Organización Panamericana de la Salud (OPS) describe que la depresión posparto es un trastorno mental afectivo severo que experimenta la mujer durante los primeros 4 meses, tras el nacimiento de su bebé. Su incidencia a nivel mundial es del 15 % y se asocia al suicidio y filicidio, siendo el primero una de las causas más importantes de muerte materna durante el período perinatal.

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Sin embargo, no solo la experimentan las mujeres. Según informan en The Conversation, las estadísticas indican que la depresión posparto en hombres (conocida como depresión posparto paterna) puede afectar hasta a 1 de cada 4 padres. Y la cifra aumenta a 1 de cada 2 si la pareja tiene de depresión posparto materna.

Ante estas evidencias, un reciente estudio publicado en la Librería Nacional de Medicina recomienda la evaluación sistemática de la depresión posparto tanto en madres como en padres.

¿Cuáles son sus causas?

Los investigadores españoles Rafael A. Caparrós González y Mª Fe Rodriguez Muñoz identificaron en 2020 dos grupos de factores que predisponen a este trastorno del estado de ánimo: biológicos y psicológicos.

Si hablamos de los biológicos, la depresión posparto masculina puede ser consecuencia de la disminución de varias hormonas, concretamente de la testosterona, la hormona del estrés (cortisol) y la oxitocina, otra hormona relacionada con las buenas relaciones sociales y con el placer durante orgasmo.

En cuanto a los factores psicológicos, aumenta el riesgo si la pareja está pasando por una depresión posparto. La incidencia de este trastorno se dispara si se producen cambios en la relación de pareja, existe falta de apoyo social, por ejemplo, no disponer de una red de familiares o amigos adecuada, o si el padre se siente excluido de los cuidados al bebé.

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Según lo destaca HealtyChildren.org, la Academia Americana de Pediatría también establece estos síntomas:

-Dificultad para establecer un lazo de apego con el bebé.

-Carencia de un buen ejemplo masculino.

Cambios en la relación matrimonial, tal y como la falta de intimidad de la pareja.

-Carencia de retribuciones de la crianza.

Estrés en el trabajo o financiero.

-Tristeza

-Llanto

-Aislamiento social

Represión de los sentimientos de tristeza.

No exteriorizan el malestar

-Agobio

-Sensación de que nadie se acuerda de ellos

-Sensación de abandono

Resentimiento hacia el bebé

-Ansiedad

-Ideas de atentar contra la propia vida

-Irritabilidad

-Impulsividad

¿Cómo detectarlo?

Para detectarlo en las madres, se realiza a través de un cuestionario llamado Escala de Depresión Posnatal Edimburgo y, recientemente, los médicos han comenzado a hacérselo a los padres con el objetivo de hacer una detección temprana y ayudar a disponer de apoyo y tratamiento para que permanezcan presentes y participen de manera positiva con su familia.

¿Cuáles son las consecuencias?

Las consecuencias son diferentes hacia la pareja y el bebé. En cuanto a la pareja se crean problemas de comunicación, aumento de la agresividad, violencia de género, desinterés por ayudar con la lactancia materna y la extracción de la leche e incluso incremento del consumo de sustancias como alcohol y drogas.

En cuanto al bebé, la interacción se reduce gravemente porque no quieren pasar tiempo con sus hijos e hijas, jugar, bañarlos o emplear algún tipo de cuidado.

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Esto repercute en los hijos a futuro. Se puede relacionar con trastornos psicopatológicos, problemas de alimentación, un peor desarrollo del cerebro, pues algunos estudios de investigación sugieren que la depresión paterna al inicio de la vida de un niño lo pone en riesgo de sufrir retrasos del desarrollo e incluso aumentar el riesgo de que un niño o una niña se suicide.

¿En qué consiste el tratamiento?

Puede abarcar medicamentos antidepresivos, terapia de comunicación y apoyo de recursos disponibles en la comunidad.

También funciona que compartan más tiempo en la crianza de sus bebés, es decir, que participen, que los sostengan, los bañen, les cambien el pañal, los vistan, les canten para dormirlos, que jueguen, entre otras actividades.

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