El Shabbat es un medio emergente que propicia la reflexión e investigación sobre nuestra realidad. Colombia es un país que ha vivido sumergido en el conflicto armado, y aun así están siempre presentes el placer y el goce estético que nacen en los resquicios de esa misma realidad.
Tatiana Andía, economista e historiadora de la Universidad de los Andes, se despide después de decidir no recibir tratamiento para su cáncer terminal.
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El eco del silencio: un canto a la vida en el umbral de la despedida
En lo que pudiera ser un frío consultorio médico, donde el tictac del reloj se convierte en un martilleo inexorable, una mujer se enfrenta a la encrucijada más desgarradora de su existencia.




El diagnóstico, frío y certero, resuena en sus oídos como una sentencia inapelable, y lo es: cáncer, cáncer de pulmón terminal. Pero en lugar de sucumbir al miedo, en lugar de aferrarse a la quimera de una cura, ella elige un camino diferente, un camino de aceptación radical y profunda. Elige el silencio de los tratamientos, el abrazo sereno de la vida que le queda, por efímera que sea.
Esta es la historia de una mujer que, ante la adversidad, se yergue con una dignidad que trasciende el dolor. Su decisión, lejos de ser un acto de rendición, es una afirmación de su autonomía, una celebración de la vida en sus propios términos. Es un recordatorio conmovedor de que, incluso en la oscuridad más profunda, el espíritu humano puede florecer con una belleza inefable.
Esta es la historia de Tatiana Andía, una académica y experta en políticas públicas. Una colombiana, cuya trayectoria y trabajo han tenido un impacto notable en el análisis y la comprensión de temas críticos en América Latina.
Tatiana recibió un diagnóstico de cáncer terminal y su decisión fue no cruzar líneas rojas: “desde muy temprano, dije que no me animaba a la quimioterapia. Fue un punto con poca disputa. La quimioterapia no solo es muy tortuosa, sino que en mi tipo de cáncer trae pocos réditos terapéuticos. También rechacé la cirugía de cráneo. Un punto un poco más controversial pero completamente comprensible dadas todas las cosas que pueden salir mal.”
“¿Y los días extra estos (no importa cuántos) son para qué? ¿Son para resistir posibles efectos adversos? ¿Son para estar ausente de los míos con náuseas, mareo y dolor de cabeza? ¿Son para estar en el mundo? ¿O para salir de él?”, se preguntó esta economista, historiadora y profesora de la Universidad de los Andes en su columna de despedida en el medio Razón Pública, donde ha compartido por meses su vida con la enfermedad.
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Occidente tiene una extraña relación con la muerte, insiste Tatiana, y por ello ella quiere hacer un duelo en vida. Por ello quiere estar en conciencia a la hora de enfrentarse con la parca: “Empecé a escribir columnas para eso, para que mi ‘viejo’, mis hermanos, mi marido y demás seres amados comprendieran cómo transitar esto juntos, en vida, antes de que muera.”
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