Por: Ashley Vanessa Portilla Ardila
María Paulina, toda una experta en poner las cartas sobre el asunto y defender los cimientos de El Espectador en nuevos formatos, es la piedra en el zapato de algunas de las figuras públicas que se han aprovechado de la sociedad colombiana por décadas. Ella ha sido la cara de una videocolumna de opinión nacida en 2016 que subyace en la indignación, construyendo así un espacio innovador, con un toque de picardía envolvente, que expone una verdad oculta envuelta en cólera y zozobra, pero con el poder de transformar la conciencia colombiana.
Agotada, despeinada y con su traje de ‘La Pulla’, María Paulina sonreía irradiando tranquilidad al llegar a la cafetería de El Espectador. Con un saludo muy ameno, se disculpó por la tardanza, consecuencia de la grabación de un nuevo capítulo del videoblog, y con una sonrisa implacable, me dio la luz verde para comenzar la conversación.
“¿Cómo es la relación del equipo de La Pulla con los periodistas de la vieja guardia?”, le pregunté en relación con los comentarios de los tradicionalistas que han debatido sobre la pertinencia de este espacio de opinión en el debate político.
“Yo creo que nuestra relación es frecuente y fluida, seguimos nuestras propias reglas porque queremos conservar ese lenguaje joven y millennial irreverente que nosotros creamos con ‘La Pulla’, lo queremos seguir haciendo así, y creo que los periodistas de la vieja guardia se pueden escandalizar con eso, pero la respuesta ha sido positiva (…) Siempre estamos llamando y consultando a esta gente que nos puede dar una mirada acertada y estamos pendientes de las críticas que pueden ser positivas para perfeccionar ‘La Pulla’. Siguiendo nuestra intuición, estamos creando todo el tiempo, así eso implique que nos cacheteen los de la vieja guardia”.
Frente a la propuesta de revolucionar lo tradicional con las nuevas tecnologías, ‘La Pulla’, con investigación y rigor, ha comenzado el debate de muchas problemáticas en Colombia. No obstante, todo tiene sus desventajas y María Paulina, al ser la cara de la videocolumna, se ha enfrentado a millones de críticas que se trasladan del mundo virtual al real, por esto, decidí preguntarle:
“¿Cuál ha sido el mayor reto de ser figura pública?” y con un mirada que demostraba un conflicto de ideas respondió: “Yo creo que un reto es que yo nunca quise ser esto, yo no quería ser famosa desde que nací, yo no quería convertirme de buenas a primeras como en esta figura pop: que me hicieran entrevistas, que me reconocieran en la calle, que se tomaran fotos conmigo o me lanzaran un hijueputazo cuando voy caminando en el mercado, entonces fue un sacudón”.
La periodista, sin embargo, mencionó que sabe manejarlo. “No me creo mucho esa fama, este es mi trabajo, esto es lo que hago y quiero mejorar cada día, que reconozcan el trabajo porque es bueno y no porque me reconocen a mí, debido a que detrás de esto hay un equipo de seis personas que estamos pensando nuevas formas de hacer contenidos”. Mientras María Paulina tomaba un descanso de hablar y bebía de su botella de H20, pude notar melancolía en su rostro, algo no muy propio del personaje fuerte de La Pulla. Por tal motivo, me surgió una duda “¿me puedes decir dos cosas que compartes con ‘La Pulla’ y dos que no? Silencio. Me dijo que había sido una buena pregunta y se tomó su tiempo para responder: “Comparto con el personaje su ironía, su sarcasmo y su terquedad, pero no comparto su fuerza constante: yo soy muy débil e insegura en mi vida cotidiana. Tampoco comparto que le dice verdades en la cara a todo el mundo ya que en la vida real soy más miedosa”.
“¿Alguna vez te has sentido impotente porque muchas personas no ven el objetivo que tienes con el personaje?”, le pregunté repentinamente tratando de conocer más su lado humano.
“Eso me pasaba mucho al principio porque yo veía que las discusiones se estaban encaminando por otro lado, el lado del machismo que por qué hablo así, que por qué no hablo como mujer, pero ¿por qué la discusión se está centrando en eso si yo estoy hablando de otra cosa?”.
“Pero después de pensarlo pensé que de pronto la forma es parte del fondo de ‘La Pulla’, luciendo como luzco, siendo fiel a lo que soy. De pronto eso dice cosas que termina siento el corazón de nosotros. Se debe entender que la gente necesita que más mujeres hablen duro y tengas espacios de poder y tengan espacios de diálogo y que no las vivan cayendo o infantilizando y que no las traten con más condescendencia. No importa, que sigan hablando de esto y empezar a demostrar que esto tiene una razón de ser” añadió.
Los conflictos para la videocolumna también han sido internos. Algo que ha pasado desapercibido es que el equipo vive en una lucha constante de búsqueda de financiación que, a pesar del éxito, siempre está allí.
“Somos periodistas pero fungimos como administradores, como recolectores de recursos, a nosotros no nos enseñaron a gerenciar nada, yo me descuadro pagando un recibo, no ha sido fácil para ninguno de nosotros, tampoco ha fácil conseguir pautas porque nadie quiere pautar con La Pulla, pero increíblemente nos hemos dado cuenta que hay marcas que sí compran la sinceridad y que no están pendientes de “ay qué dijo” “no diga esto”, hay marcas que les importa nuestra imagen de rebeldía e irreverencia” (…) Nos volvemos autosostenibles aunque nos falta inventarnos más cosas para sobrevivir, nuestro modelo es raro, hacemos parte de un periódico, pero tenemos que conseguirnos nuestra propia financiación”
Baena no tiene pelos en la lengua. Su rostro cambió al escucharme mencionar al presidente Iván Duque. Una cara de desagrado y rabia, mezclada con indignación, me hizo entender que su inconformismo con el actual gobierno es radical y voraz, así lo demostró cuando le pregunté: “¿Qué le falta a Duque para ser lo que realmente necesita Colombia?” y como era de esperarse, la respuesta fue certera.
“¡Todo! Creerse que es presidente. En ‘La Pulla’ el lema que usamos para él fue “me dijeron que les dijera que iba a ser un candidato independiente” es un tipo manejado por una mano oscura, que ya sabemos quién es, y que no es capaz de creerse el cuento de que es presidente. No tiene la personalidad ni el carácter, Duque es un flojo, un pusilánime, es un practicante presidente, está muy despreocupado del país donde vivimos”.
El rechazo que sentía la periodista era el espejo de muchos de los capítulos del canal y al referirse a esa mano oscura, no pude dejar de pensar en la polémica reciente por los trinos de Álvaro Uribe sobre “Si la autoridad, serena, firme y con criterio social implica una masacre es porque del otro lado hay violencia y terror más que protesta”.
Sin rodeos, decidí preguntarle qué pensaba al respecto y con disgusto respondió: “Uribe es una vergüenza, es un atravesado, es la mejor forma de decirnos lo que siempre pensamos de él. Se está declarando, está saliendo del closet como el caudillo fascista criollo por excelencia que es. Justificar una masacre es justificar lo injustificable, es lo más perverso del mundo”
Sin lugar a dudas, Baena no vacila frente a las injusticias sociales y día a día se reta a mejorar la calidad de su trabajo. Me comentó, ya en los últimos minutos de la conversación, que está satisfecha con lo que hace, disfrutando de su vida en familia, parchando con amigos, amando al cine, a sus mascotas y saliendo con su equipo de trabajo para fortalecer los lazos que se forjaron desde la profesión, pero que continúan en los diferentes ámbitos.
“Me creo el cuento de que vivo un sueño y eso me permite quitarme esa vaina de que uno es profundamente insaciable, pensar eso me hace sentir tranquila”, sentenció.
*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.
LO ÚLTIMO