Con el propósito de solucionar problemas ambientales y organizacionales de Bogotá y proteger su Estructura Ecológica Principal (áreas verdes protegidas), se presentó el pasado 10 de septiembre la propuesta del Plan de Ordenamiento Territorial POT ‘Bogotá reverdece 2022-2035’, que fue radicada ante el Concejo Distrital por el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, y la secretaria Distrital de Planeación, María Mercedes Jaramillo y que marcará el futuro de la ciudad en los próximos 15 años.

Esta propuesta de POT contempla la creación de paisajes sostenibles, la incorporación de medidas de adaptación y mitigación de cambio climático y la integración de dos nuevos humedales declarados, la creación de Zonas Urbanas por un Mejor Aire (ZUMA), entre otras.

Asimismo, responde a 6 grandes desafíos: regional; económico; de solidaridad; ambiental; identitario, de gobernanza y administración local, y del hábitat sostenible. William Pinto, ingeniero forestal egresado de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, desde su experiencia en el área de cartografía digital, explica algunos de los aspectos para tener en cuenta acerca de la propuesta que determinará el futuro de Bogotá en los próximos 15 años.

¿Cuál es el uso que se le da a la cartografía digital en el Plan de Ordenamiento Territorial?

La cartografía es la representación gráfica de todo lo que implica cualquier decisión a nivel gubernamental. Es una herramienta que permite visualizar en un mapa hasta dónde se interpretan todos estos temas que tienen una base en normas y actos administrativos. Es decir, gran parte de todo lo que uno ve detrás de una actividad gubernamental tiene que estar plasmado en cartografía. Más o menos como el esqueleto de un cuerpo, la cartografía es la base de todo. Sin esos huesos no sería posible sostener, en este caso, la propuesta del POT.

¿Por qué es necesario actualizar la cartografía oficial del Plan de Ordenamiento Territorial?

El plan de ordenamiento anterior es del 2004. Esto quiere decir que han pasado un poco menos de 20 años. Se debe tener en cuenta que la cartografía en ese tiempo era muy obsoleta, porque la tecnología con la cual se capturaba esa información era muy básica. A raíz de esto, los inventarios de información de esa época necesitan actualizarse. Es como el internet, antes era un computador viejo en el que cabía muy poca información y hoy en día es técnicamente ilimitado.

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Por ejemplo, en el POT de 2004, en los cerros orientales de Bogotá, se decía que había 100 cuerpos de agua porque, en ese momento, la información era muy escasa y, actualmente, hay más de 400. Es necesario actualizar esta cartografía porque se debe pensar en nuevas áreas de protección que hace 18 años eran potreros y hoy en día se pueden considerar unas áreas recuperadas.

¿Cuáles condiciones son necesarias para precisar la cartografía oficial?

En primer lugar, es fundamental el trabajo previo de oficina, tratando de generar una cartografía muy precisa que corresponda con los documentos que sustentan la propuesta del POT y, viceversa, que los documentos concuerden con la cartografía. Además, que la toma de decisiones pueda capturar la mayor cantidad de elementos cartográficos que se hayan actualizado en años previos en muchas temáticas. Finalmente, a partir de buenos modelos, llegar a una cartografía muy precisa que sustente el POT y que pueda durar por los siguientes 14 años.

Las áreas de conservación y restauración son zonas cuya vocación principal es la rehabilitación y recuperación de los ecosistemas y hábitat naturales en conjunción con actividades de disfrute ambiental y conocimiento. A través de la cartografía, ¿cómo es el proceso para elegir las zonas que harán parte de estas áreas?

A través de la cartografía se obtienen informaciones de unidades geológicas, de nuevos cuerpos de agua, de imágenes que permiten ver cómo es el estado actual de muchas zonas. También se identifica cómo está distribuida la vegetación en el terreno y, asimismo, información de tipos de ecosistemas (Bogotá tiene más de 20 tipos de ecosistemas).

Para elegir estas áreas, se busca cuáles poseen esos atributos de ser ecosistemas que requieren ser restaurados, puesto que está muy intervenido y su restauración es necesaria. Se empiezan a cruzar un montón de variables; por ejemplo, tipo de suelos, coberturas vegetales, geomorfología, hidrogeología, se ubican y priorizan ciertas áreas donde esta información se cruza más específicamente y donde es primordial hacer una gestión para empezar a recomponerlas.

En el occidente de Bogotá, los humedales tienen la particularidad de tener unos muy buenos suelos, áreas donde aflora el agua. Esto representa información temática de valor. En la cartografía se puede observar, por ejemplo, si una parte del humedal se quemó, ya sea porque tenían ganado y lo retiraron o por alguna otra cuestión, entonces, se concluye que se debe empezar a restaurar. Por otro lado, en los bosques orientales de Bogotá, se pueden identificar algunos predios que están muy cerca al bosque y por los cuales bajan algunas quebradas que atraviesan toda la ciudad y desembocan en el río Bogotá. A nivel cartográfico, se identifican ciertas áreas que tienen importancia y en las que se necesita restaurar para contribuir al mejoramiento del ambiente.

Bogotá tendrá dos nuevos humedales declarados, Hyntiba – Escritorio y Tingua Azul, pasando de tener 15 a tener 17 de estos ecosistemas. ¿Podría explicarnos un poco acerca de la relevancia que tiene la declaración de estas áreas?

Es importante saber que, al generar una nueva área, se pueden destinar más recursos para su cuidado, ya que el Plan de Ordenamiento Territorial se aprueba mediante un decreto, una base jurídica que soporta los medios para conservar estas zonas. En este caso, si se van a incluir como nuevas es porque se ha demostrado que es humedal y se debe conservar. Por tanto, todas las acciones van encaminadas a proteger esa área, la cual pierde el valor comercial y entra a poseer un valor de conservación.

William Pinto concluye exponiendo que, para alcanzar el objetivo de la apuesta por el reverdecimiento, la conectividad ecosistémica y la atención de la emergencia climática, es necesaria una gran gestión. Esto se traduce en buenas decisiones por parte del Distrito Capital para empezar a desarrollar más proyectos en los que se puedan restaurar nuevas áreas y, así, conectar esos núcleos importantes que tiene Bogotá de vegetación para poder mejorar la conectividad. De igual forma, es necesaria la inversión de recursos para administrar las áreas y hacerles un monitoreo y seguimiento constante. Los procesos de reforestación, la recuperación ecológica, el ingreso fauna que antes existía y ya no existe, entre otros aspectos, son fundamentales para cumplir con el objetivo del POT.

Por: Vanesa Barrera

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.