Lazarov ha mezclado la célebre novela de Vladimir Nabokov con las actas del juicio inquisitorial a la Doncella de Orleans.

Hay cuatro protagonistas en esta obra que ofrece un nuevo enfoque a la relación entre hombres y mujeres, la justicia y el amor. Dos mujeres: una estadounidense de 12 años, Lolita, y una francesa de 18, Juana de Arco; y dos hombres: Humbert Humbert, procesado por asesinato, y un teólogo que llevó a la joven guerrera al tribunal de la Inquisición.

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“La idea de dar el papel de Juana de Arco a una androide se le ocurrió al director Yehezkel Lazarov antes incluso de que empezaran los ensayos”, dijo a Sputnik el actor Israel (Sasha) Demidov, uno de los cuatro protagonistas.

Después de estudiar numerosos vídeos de diversos países, el director se decantó por una empresa de robótica de Moscú que diseñó una androide a petición suya.

“La voz femenina leyendo el papel en hebreo se grabó en Moscú. Ya en Israel, le enseñaron a la androide a interactuar con los demás actores y contestar a preguntas difíciles, basadas en las espeluznantes actas del juicio de 1431 contra Juana de Arco”, contó Demidov.

Un operador de sonido, oculto para el público, vela por que la androide replique con precisión a sus interlocutores que, a su vez, procuran interactuar con ella con la máxima naturalidad para que parezca una persona viva.

“El resultado es un efecto especial, de confianza que los espectadores sienten a pesar de una voz artificial y una forma mecánica”, afirmó el actor.

El prototipo de Juana que sale a las tablas del Teatro Gesher es Kiki, una androide de 160 centímetros y 80 kilos que jamás hizo teatro pero sí apareció ante el público en calidad de copresentadora de conciertos en el estadio Olimpiyski de Moscú y como guía en el recinto ferial Crocus Expo.