Hay quienes afirman que «las únicas que ponen son las gallinas», y con ese frío argumento no usan el verbo poner, sino su pariente colocar en todas sus expresiones lingüísticas.

Quizás se pongan bravos muchos lectores, amigos irredentos del verbo colocar, por lo que en este artículo pongo respecto de la censura que, sin fórmula de juicio, le han puesto al verbo poner. Es preciso poner en claro ese fenómeno idiomático, pues al verbo colocar ─que manidamente muchos usan en toda ocasión─ se le deben poner límites de uso.

He de poner a guisa de advertencia que nada de lo aquí contenido tiene intención polemista. Las definiciones de los vocablos las dispone la RAE, no yo. Simplemente, me refiero a este asunto porque deseo poner los dos verbos en sus lugares precisos, a fin de que no se siga poniendo duda sobre el correcto y castizo uso de poner, en vez de colocar, en todo caso y momento. Atento, pues, amigo lector, a los matices que ofrecen los dos verbos.

En primer lugar, es de gran importancia advertir que poner no significa asumir postura física para ejecutar la cópula sexual entre humanos. Por las fintas que muchos hispanohablantes le hacen al verbo poner, infiero que de esa «masturbación semántica» del término deviene el rechazo a tan útil y necesario verbo. Pues si bien para la ejecución del arte amatorio la pareja se pone en la posición de su agrado, ello no significa que la acción misma se llame poner o ponerse; se llama cópula, no importa qué posturas se asuman en ella.

Hay quienes afirman que «las únicas que ponen son las gallinas», y con ese frío argumento no usan el verbo poner, sino su pariente colocar en todas sus expresiones lingüísticas. Vale recordarles que también sueltan o deponen sus huevos las iguanas, las tortugas, las patas, las gallinetas, las palomas, los avestruces hembras, todas las demás aves y otros especímenes femeninos del reino animal.

El verbo poner, que muchos proscriben sin fundamento, tiene cuarenta y cuatro (44) acepciones (significados). Luego no hay razón idiomática para que aquellos intérpretes «gallináceos» censuren y rechacen injusta y deliberadamente el vocablo poner.

De mayor notoriedad es el error de aquellos que, para referirse a la exaltación del ánimo de alguien, dicen, por ejemplo: «Mengano se colocó bravo». O el de las señoras que, en sus habituales coloquios para «despellejar» al prójimo, dicen: «Fulano se colocó nervioso cuando su mujer lo pilló con otra mujer». En ambas situaciones ¡el indicado es el verbo poner!

Es preciso anotar que el verbo colocar es recíproco con poner. Veamos:

Colocar:Poner a una persona o cosa en su debido lugar’. Fíjese usted en el resaltado, pues esa es la clave para saber en qué casos se usa colocar. Ejemplos: «Mi papá colocó el libro en la biblioteca»; «Esos vestidos deben colocarse en el armario»; «Debes colocar estas cortinas en la ventana principal».

En sentido figurado, colocar significa ‘acomodar a uno poniéndolo en algún estado o empleo’: «En Lengua Viva me colocaron como corrector de estilo».

Pero también se aplica colocar cuando alguien invierte un capital económico: «Fulano colocó $10 millones en acciones de una empresa exportadora».

No es correcto usar ese verbo en situaciones como: «Coloqué una denuncia contra fulano»; «Juancho se colocó alegre al verme»; «Cuando las papas se colocaron blanditas, las bajé de la estufa»; «Por colocarse de chismoso le fue mal», entre muchas otras formas erróneas.

Son precisos, además, unos cuantos ejemplos con el verbo poner para que los ‘colocadores’ aclaren su mente y pongan en uso el verbo poner.

Definición del verbo poner:Colocar en un sitio o lugar una persona o cosa, o disponerla en el lugar o grado que debe tener’.

Algunos ejemplos:

Cuando se le otorga a alguien un empleo u oficio: «A perencejo lo pusieron como agente comercial de carros».

Cuando se dispone o previene una cosa que se ha de necesitar para algún fin: «Ponga la sal en la olla».

Cuando se apuesta una cantidad de dinero: «Mi vecino puso su sueldo jugando a la lotería».

Cuando se escribe o envía una carta o un mensaje: «Le puse un mensaje a Dorotea».

Cuando se suelta o depone un huevo: «Vaya a ver si la pata ya puso huevo».

Cuando se representa una obra de teatro o se proyecta una película: «Fanny puso en escena otra obra de humor».

Cuando se aplican motes o nombres a personas o cosas: «Sus amigos le pusieron ‘Mentira Fresca’, porque cuanto dice lo delata como mentiroso».

Cuando se opone o riñe con uno: «Se puso en desacuerdo con el jefe».

Además de las anteriores aplicaciones ─más amplias y diversas que las del verbo colocar─ existen sentidos figurados como:

«Poner a uno a parir»: Significa que alguien lo exaspera por alguna razón específica.

«Poner colorado a uno»: Significa que alguien lo hace avergonzar.

«Poner en claro»: Alude a averiguar o explicar con claridad algún asunto intrincando o confuso.

«Ponerse al corriente»: Es enterarse o adquirir el conocimiento necesario.

Estas y muchas otras formas, en sentido figurado, se pueden aplicar con el verbo poner.

Como el lector deducirá, es más rico en aplicaciones el verbo poner que su pariente cercano colocar. Por lo tanto, hay que defenderlo de quienes lo han confinado en una mazmorra diciendo que poner no se debe usar.

Así que, en vez de ponerse bravo si eventualmente mis anotaciones sobre este verbo chocan contra su lenguaje caprichoso, póngase atento y úselo sin temores.

Entre tanto, yo pondré un punto al final de la oración última; y me pongo a su entera disposición, por si acaso aún le quedan dudas acerca de los usos de poner y colocar.

¡Hablar y escribir bien es el reto de hoy!

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