Hace algunos días me encontré a la señora Claus en un mercado saludable. Me sorprendió ver lo rejuvenecida y delgada que está. Fue inevitable acercarme para preguntarle ¿qué se hizo?, ¿por qué luce tan radiante? a lo que me respondió: si te ha sorprendido mi cambio, espérate a que veas al fornido Claus.

Cuando me pasó su celular quedé boquiabierta. Del Papá Noel panzón y barbado solo queda un recuerdo y claro, varios sustitutos que laboran arduamente en los centros comerciales durante esta temporada. En ese momento pensé: “Esos actores tendrán que hacer bastante ejercicio y dejar de comer harinas y azúcar o se quedarán sin trabajo la próxima navidad”.

Hasta ese instante no había dicho una sola palabra, pero estoy segura que mis ojos hablaban por mí. La señora Claus se carcajeó y me preguntó que por qué estaba tan sorprendida, si era apenas lógico que ellos también se contagiaran de esa creciente ‘ola fitness’, entendiendo este término como la condición de estar físicamente sano como resultado de una nutrición adecuada y/o la práctica recurrente de actividad física.

Receta: Buñuelos fit

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By: @pamrue @loamehealthymarket Siempre se puede hacer una versión saludable de cualquier menú. Sin embargo, no esperes que te sepa igual si utilizas ingredientes distintos. Muchos comensales se sienten engañados cuando prueban la versión ‘fit’ de un alimento ‘fat’ porque pretenden que les produzca las mismas sensaciones en su boca, pero esa es solo una ilusión. Si hay variaciones en los ingredientes y la preparación de una receta, también habrá variaciones en los sabores. Sin embargo, así como sabe diferente, actúa diferente en tu cuerpo. Las versiones saludables nutren y alimentan, no perjudican tu salud; ni se posan en tus caderas. Eso sí, como siempre la clave está en controlar las porciones porque hasta lo bueno en exceso resulta malo. Acostumbrar al paladar a esta nueva sazón es todo un reto, pero no un castigo. Estos buñuelos fit son deliciosos y facilísimos de hacer. ¿Qué necesitas? – 4 onzas de leche de almendras. – 4 claras – 2 onzas de harina de almendras – 3,5 onzas de harina de quinoa – 2 onzas de avena en hojuela – 100 gramos de queso de almendras o campesino – 2 pizcas de sal -Mantequilla clarificada o aceite de coco Preparación: Mezcla en un recipiente las 4 claras y la leche de almendras, revolviendo constantemente hasta integrar los ingredientes. Poco a poco, agrega las harinas de almendra, quinoa, la avena, la sal, el queso y la mantequilla clarificada o el aceite de coco y bate con un cucharón o espátula hasta que tengas una combinación con textura de masa uniforme. Una vez esta lista, empieza a hacer las bolitas y ve colocándolas en la bandeja del horno, previamente lubricado con la mantequilla clarificada o el aceite de coco. Precalienta tu horno a 140 grados durante unos 5 minutos y, pasado este tiempo, pon los buñuelos a hornear entre 40 minutos y una hora, aproximadamente.

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Y sí, tenía razón, estaba anonadada. Fue extraño no encontrarlos en sus robustos cuerpos, fue raro ver esos rostros ausentes de mejillas popochas y coloradas. Parecían dos personas distintas y no sabía si el mundo validaría ese cambio porque amamos los estereotipos. Ya me imaginaba sus redes sociales inundadas de odiosos comentarios sobre sus nuevas apariencias: “qué falta de amor propio, Noel”, “Debemos aceptarnos tal y como somos”, “gastándose la platica de los juguetes en operaciones”, “la señora Claus es, ahora, la propia ‘cuchibarbie’” y cualquier otra cantidad de frases llenas de mala vibra.

Duramos hablando alrededor de 40 minutos, tiempo suficiente para contarme que desde que Santa había tomado consciencia de su alimentación y su bienestar, había logrado liberarse de las más de 12 pastillas que se tomaba para controlar la presión arterial, la diabetes, la dislipidemia (alteraciones de los colesterol y triglicéridos, principalmente), entre otras enfermedades ocasionadas por el sobrepeso.

“Uno piensa, equivocadamente, que es normal tener achaques de salud cuando se ha alcanzado cierta edad. Entonces, la vejez está ineludiblemente asociada a la enfermedad y, por ende, a la toma de cualquier cantidad de medicamentos. Lo extraño es ver a un viejo saludable, enérgico y radiante”, me dijo.

Mientras me hablaba, iba mostrándome, en su carrete de fotos y videos, el plan de alimentación y entrenamiento que estaba haciendo en compañía de Papá Noel. Nunca me imaginé verlos trotando sobre la nieve, ni mucho menos bebiendo leche de almendras y comiendo galletas de arroz inflado. El impacto que el estilo de vida saludable estaba ejerciendo en el mundo era significativo y esperanzador. ¡Me emocioné!

Primero, porque cada vez hay más testimonios que demuestran que una persona se puede curar si aprende a alimentarse correctamente; segundo, porque la sanación ya no es un asunto exclusivo de la medicina tradicional; tercero, porque la industria alimentaria está enfrentándose a comensales más exigentes y menos desinformados; cuarto, porque volver a lo natural es recuperar la sabiduría de nuestras abuelas, de nuestros ancestros y quinto, porque más allá de la belleza, los temas fitness tienen beneficios de fondo, capaces de reparar desde el interior… de ahí la frase cliché que dice: verse bien es sentirse bien.

Estaba de acuerdo con ella, con cada palabra. Amé su testimonio y su nuevo look. Me confesó que desde que tomó la decisión de volcar su vida hacia un estilo saludable había ganado seguridad, confianza y belleza. Ese ‘skinny’ traje rojo resaltaba su nueva figura y de la tierna abuelita, pasó a ser una mujer madura, hermosa y sí, también sensual.

Pero ¿y Santa?… ¿qué había de nuevo en la vida del exviejo y expanzón hombre de generoso corazón e infinito amor por los niños? ¡todo! obviamente para tan grande cambio físico también había un abismal cambio de vida.

Ya no sufre de fatigas ni cansancio. Dejó a los renos pastar tranquilos y ahora reparte los regalos en una bicicleta. Para esta maratónica jornada fue entrenado por el mismísimo Egan Bernal. En vez de lanzarse torpemente por dentro de las chimeneas, hizo un curso de rápel y su descenso es impecable; ya no bebe la leche ni come las galletas azucaradas que, cariñosamente, les obsequian los niños y, para no romperles el corazón, les explica que por condiciones médicas debe alimentarse de meriendas gluten, ‘sugar’ y ‘oil free’. ¡Ah! Como no puede excederse en la ingesta, lleva una lonchera para guardar estas saludables viandas.

“Cuando tiene la oportunidad de hablar con los más pequeños, les aconseja pedir bicicletas, patines, patinetas, raquetas, palos de golf, balones, equipamiento y artículos que incentiven el juego al aire libre y la actividad física y, por si fuera poco, empezará a ser ‘coach’ de bienestar en las familias que aún creen en él y en la magia de la navidad.”, cuenta, muy orgullosa, Mamá Noel.

En temporada baja, la pareja, que ya es pensionada, se dedica a practicar todo tipo de deportes y a cocinar menús keto, veganos, vegetarianos, detox y paleo, por mencionar algunos ejemplos. Eso sí, la señora Claus fue muy clara en que el equilibrio es la base de todo y que, para ellos, no existe armonía si hay extremos.

¡Feliz navidad!, lectores. Gracias por permitirme compartir mis experiencias de bienestar y cuidados. Me encantaría saber ¿qué temas quisieran leer?, ¿qué dudas tienen?, ¿qué opinan de esta ola fitness

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.