Entrevistar a los autores de dos de los libros (El mentalista y La secta) con los que más he aprendido de control mental y de los mecanismos a través de los cuales las sectas políticas, religiosas, empresariales o de cualquier tipo, absorben gente, poder y dinero, ha sido uno de los mas grandes privilegios que he tenido. Más que en ensayos o escritos académicos, esta exitosa dupla de escritores nos lleva de la mano de la ficción, al descubrimiento de los intríngulis de lo que se considera en unos casos, “magia”, o en otros “control mental”.

Sicología oscura puesta en evidencia, sin propósitos morales, solo por puro divertimento. Camilla Läckberg (Fjällbacka, Suecia, 1974) es una reina de las escritoras suecas de novela policíaca. Muchos de los libros de Läckberg transcurren en su lugar de nacimiento o sus alrededores, Fjällbacka, una pequeña ciudad de la costa occidental sueca. Como decía en una reseña anterior, sobre su libro La jaula de oro (2019), ella nos ha deleitado por años con las historias del inspector Patrik Hedström y la escritora Erica Falck. Ha ganado algunos premios de literatura de varios países, como el Premio SKTF al mejor autor del año (Suecia, 2005), el Premio Literario Folket (Suecia, 2006) y el Gran Premio de Literatura Policíaca (Francia, 2008).

Por otro lado, Henrik Fexeus (Örebro, Suecia, 1971), es un mentalista, presentador, filosofo y escritor, que ha trabajado en el campo de la comunicación y el marketing. La especialidad de Fexeus es el lenguaje corporal y la comunicación no verbal. Comparte sus conocimientos tanto en televisión como en prensa escrita. Ha escrito libros sobre sicología e influencia. En 2007 publicó The Art of Reading Minds, que le valió el Premio Pocket Platinum de ventas, recibiendo el Pocket Gold con su segundo libro. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, entre ellos el español; destaco Este libro te cargará las pilas, coescrito junto a Catharina Enblad.

La Secta es parte de una trilogía que empezó con El Mentalista, pero cuyas historias se pueden leer de manera independiente al tratarse casos y tramas distintas. Nos cuentan los autores que la tercera parte ya está en escritura.

Lo primero que aconsejo es leer el libro oyendo una playlist de Charlotte Perrelli, de Queen y su canción Radio Gaga y PTY y su éxito Gangnam style, entre otras referencias musicales que, en este caso, son necesarias para enfrentar la historia que abordaremos.

La Secta de Camilla Lackberg es una emocionante novela de suspense que sigue a la agente de policía Mina Dabiri y sus compañeros del departamento de homicidios de la policía de Estocolmo, y el mentalista Vincent Walder y su deslumbrante hijo Benjamín que sospechamos tendrá un mayor protagonismo en el último libro de la trilogía, mientras investigan una serie de extraños asesinatos de niños en los parques de Estocolmo. Lo primero que me vino a la cabeza, cuando empecé a leer ambos libros es que los protagonistas, por sus particularidades y descripciones, así como por su genialidad, tienen algún tipo de trastorno del espectro autista, y así se lo pregunté expresamente a los autores en la entrevista. Nos contestaron con un rotundo no, aunque lo parezcan no fueron construidos así ni esa fue la intención. Aunque evidentemente quedamos con la sensación de que sí tienen algunas manías que algún siquiatra, después de leerlo, podría descifrar. Yo no soy siquiatra.

En esta ocasión, nos encontramos en el primer capítulo del libro con la desaparición de Ossian Walthersson, un niño de 5 años, hijo de Frederik y Josefin, desaparición que ha ocurrido en pleno horario a la salida de la escuela, en un parque infantil. La aparición de su cuerpo, tres días después, es un acontecimiento que parece compartir muchas similitudes con una investigación anterior, la de Lilly Meyer, una chiquilla hija de Mauro y Jenny, de trágico desenlace. Lo mismo sucede con Dexter, hijo de Vendela y Thomas. La posterior desaparición de Wilma, hija de Jens y Janina, con la que se confirman los patrones que siguen los sucesos, pone en juego todo un operativo para salvar esa vida y posteriores, operativo que, tendremos que decir, nunca llegará a la verdadera relación que tuvieron los asesinatos con su móvil. Todos los niños asesinados tenían tres días desaparecidos, en la escena siempre hay algo relacionado con caballos, todos fueron encontrados cerca de cuerpos de agua, todos con aplastamiento de las costillas en los pulmones y el mismo tipo de fibras de lana en el interior del organismo.

Los indicios y patrones que existen están plagados de códigos cifrados y mensajes en clave, parecen indicar que habría una secta detrás de los homicidios por lo que la policía decide recurrir a una popular mujer, que se hace llamar Nova, que lidera una organización denominada “Epicura”, famosa por:

“…desprogramar a personas que han logrado salir de diferentes sectas… comprendí que podíamos desempeñar una importante función social y que nuestra filosofía era muy adecuada para devolver a los antiguos sectarios a una existencia, lo más normal posible. A menudo el problema está en las relaciones personales. Si en la infancia te han maltratado, creces con ciertas expectativas. Estableces relaciones de opresión o de sumisión. Y en la secta saben aprovecharlo. Pero también puede ocurrir lo contrario. Una infancia feliz puede hacernos confiar en todo el mundo y eso produce indefensión delante de personas con malas intenciones. No pasa solo con las sectas. Seguramente lo veréis todos los días en vuestro trabajo. En Suecia existen entre 300 y 400 asociaciones que pueden clasificarse como sectas. De ellas entre 30 y 40 son destructivas.”

Frente al poco avance que llevan las investigaciones con Nova, la policía decide sumar a Adam Blom, quien conoció el caso de la pequeña Lilly Meyes, y quien les aportará importantes elementos, y al mismo Vicent. Pero esta vez nos encontramos con un Vincent que siente que después de todo lo que pasó con su hermana Jane en el primer libro de la saga, ya no es el mismo pues no consigue ver conexiones que debería descubrir a la primera y a veces ve patrones que no existen. “Es como si mi cerebro ya no fuera mi amigo”. “La oscuridad, habitaba en él desde la infancia, cuando sucedió lo de su madre” y por eso para Vincent, mantener activo el pensamiento lógico y analítico, para no dejar espacio a los sentimientos oscuros, es clave en su vida. Y esta investigación se lo permitirá, pero será su hijo Benjamín, su mejor extensión y ayuda.

Así como en El mentalista, la investigación afecta de modo muy personal a Vincent, en este caso a quien afectará de forma muy personal es a Mina, a su madre Inés y a su hija Nathalie. No podremos, obviamente decir la razón, que se encontrará en el desenlace de la trama.

La descripción de Estocolmo y sus parques y alrededores es impresionante, y los escritores logran crear una atmósfera inquietante en la ciudad: donde antes todos estábamos seguros, ahora ya no lo estamos, La tensión se acumula a medida que la investigación avanza, y cuando el lector cree que ha llegado al final, este no ha llegado verdaderamente. Los autores mantienen al lector en vilo hasta la última página.

Läckberg siempre se ha sentido “fascinada por los aspectos más oscuros de la mente humana”. “Todos somos capaces de asesinar, lo que varía en cada persona es qué hace falta para que lo hagamos realmente. Yo sería capaz si alguien amenazara con matar a mis hijos, pero no podría hacerlo por dinero o venganza”. En cambio, a Fexeus, lo que le apasiona son “los aspectos positivos de la mente: cómo generamos esperanza o cómo perseguimos nuestros sueños”.

Nos dice uno de los personajes del libro, en relación con las sectas:

“algunos investigadores han demostrado paralelismos entre las sectas religiosas, los movimientos políticos y las ideologías totalitarias en general. Lo que todos ellos tienen en común son ciertos patrones extremos de pensamiento. Es cierto que en todas las sectas hay alguna forma de culto, pero el objeto de adoración puede ser tanto una divinidad como el presidente de un país. Ya se trate de Donald Trump o del fundamentalismo, solo es preciso convencer a la gente.

(…) cuando un grupo humano manifiesta patrones extremos de comportamiento, con acciones al margen de las normas e incluso de la ley, casi siempre hay detrás un líder, que por su capacidad de manipulación, su poder o el miedo que infunde en los demás es obedecido por todos (…) Todas laS sectas aprecian los rituales. Porque encuentran en ellos una manera de definirse. Por no hablar de los aspectos simbólicos (…)

El líder de un grupo sectario siempre tiene un plan. Es poco probable que se arriesgue a participar directamente en un secuestro, ya que podría acabar en la cárcel y todo su plan se iría al garete (…) este tipo de acciones requieren una firme creencia en algo más grande que uno mismo. Por supuesto, también puede haber otras explicaciones del todo diferentes … “

Ahora bien, el ajedrez jugará parte vital en este libro. Los caballos del ajedrez, por ejemplo, representan a los caballeros que defendían el castillo del rey, y descubriremos que hay un antiguo problema de ajedrez, conocido como el “problema del caballo», en inglés «the knight’s tour», algo así como «el viaje del caballero» que aparece mencionado por primera vez en un texto sánscrito, con el nombre de turagapadabandha que significa literalmente «orden creado por los pasos del caballo»: el problema consiste en mover el caballo por un tablero de ajedrez de tal manera que visite todas las casillas una sola vez, sin repetir ninguna. Y una de las claves de la trama del libro, estará en esta jugada.

Descubrimos trucos mentales como el “efecto Forer”, también conocido como “efecto Barnum”, por el cual unas afirmaciones sumamente genéricas y abiertas a cualquier interpretación, son consideradas por la mayoría de las personas como referidas a su caso particular, o el llamado “Nick”, una vieja técnica utilizada en ocasiones por los médiums, cuando celebraban sesiones de espiritismo para varias personas a la vez. Un número clásico de los espiritistas consistía en pedir que cada participante escribiera una pregunta personal en un papel. En primer lugar tenían que comprobar que todas las hojas fueran idénticas entre sí, para garantizar el anonimato de los autores de las preguntas. Pero cuando el asistente del médium recogía los papeles, les hacía una pequeña marca o Nick.

En fin, los autores utilizan habilidosamente una trama compleja, llena de giros y vueltas sorprendentes, que mantiene al lector enganchado desde el principio hasta el final. Los personajes están profunda y emocionalmente bien desarrollados, lo que los hace creíbles y fáciles de relacionar. Mina y Vincent son particularmente interesantes y su tensión relacional agrega un toque emocional a la historia.

En resumen, La Secta de Camilla Lackberg y Henrik Fexeus es una novela de suspense escrita impecablemente y emocionante, con personajes interesantes y una trama intrigante, que además, aborda temas de actualidad como la misoginia, la xenofobia, el racismo y sobre todo, un análisis magnífico de la venganza como causa de la maldad.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.