La lectura de ’29 Cartas’ (Babel Editores, 2016) fue una recomendación de Antonio García Ángel, para la librería Casa Tomada en Bogotá, que realiza unos magníficos encuentros gastronómico-literarios los últimos sábados de cada mes. Nunca había podido ir presencialmente, pero ya que la pandemia nos ha permitido hasta rediseñar los sueños, pude asistir el pasado sábado vía virtual, y recibir en mi casa un delicioso menú del chef Leonado Carvajal, que acompasaba el libro, a la perfección. Una combinación perfecta: un buen libro, una buena comida, un buen vino y una compañía inmejorable – todos mis compañeros de evento, incluida María Osorio, la editora del libro-. Almorzamos juntos, sí, preguntamos mucho, nos sumergimos en las nubes y en la mente del narrador y sucumbimos ante la revelación de sus secretos.

Julio Paredes (Bogotá, 1957) ha publicado varios libros de cuentos: Salón Júpiter y otros cuentos (1994), Guía para extraviados (1997), Asuntos familiares (2000), Artículos propios (2011), Escena en un bosque (2011) y Antología nocturna (2013); varias novelas: La celda sumergida (2003) y Cinco tardes con Simenon (2003), reeditada como Encuentro en Lieja (2016) y 29 Cartas.Autobiografía en silencio (2016), Aves Inmóviles (2018); y la biografía Eugène Delacroix, El artista de la Libertad (2005).

Ha traducido innumerables títulos de ficción y no ficción -entre ellos a Alice Munroe, Thomas Cahill, Oliver Sacks-, y es Licenciado en Filosofía y Letras, Candidato a Maestría en Literatura Medieval, Universidad Complutense de Madrid (espero no estar desactualizada). Director editorial de libros de referencia para Editorial Norma entre 1995 y 1999, fue también coordinador editorial del programa de promoción de lectura en Bogotá D.C. Libro al viento entre el 2006 y 2012, fue tutor en la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Central, y director editorial en el Instituto Caro y Cuervo entre 2012 y 2013, así como Editor General de la Universidad de los Andes. Docente igualmente en las Universidades de los Andes, Javeriana y Rutgers (New Jersey).

Con ’29 Cartas’, cualquiera se reencuentra consigo mismo y la literatura. Se trata de una lectura íntima, en donde la palabra vuelta aforismo profundo y sentimiento es el éter del libro.

Son cartas escritas a Inés, una antigua conocida (amiga o amante no lo sabremos jamás) de un pretencioso intelectual, lingüista para más señas, que sufre un accidente cerebrovascular y pierde del todo su memoria. Su proceso de recuperación, no de la memoria sino de sí mismo, al descubrir que, básicamente, es y seguirá siendo otro, es plasmado de manera extraordinaria en esas cartas. No es un duelo, es un renacer. Nos contaba el autor que debió hacer una exhaustiva investigación de los estados de ánimo, conciencia, físicos, emocionales, de los pacientes en ese estado, y que la traducción de obras de Oliver Sacks – recuérdese la película ‘Despertares’, adaptación de su libro-, fue más que útil para esta novela.

En el narrador, hasta su letra, su forma de escribir, su “ir aprendiendo” de nuevo a leer y escribir, a expresarse verbalmente, son objeto de un relato esencial, en esa búsqueda de lo cotidiano como tesoro de la vida y en el desapego de las vanidades adquiridas como algo intrínseco a ese proceso de renacimiento: sus angustias, sus reflexiones, las imágenes que tienen los demás de sí mismos, las absurdas vanidades, las nuevas verdades, los nuevos inocentes sentimientos. El narrador se intuye en su pasado –porque teme preguntarlo abiertamente– como un ser no grato para algunas personas cercanas, y prefiere la construcción deconstruida de lo que es hoy.

La descripción de las diferentes etapas de su recuperación, los ataques de pánico, la timidez sobreviviente, la apatía social como defensa social del disfrute de lo verdaderamente fundamental, son narrados a través de la relación con varias mujeres que le rodean, y, por supuesto, de Inés, a quien escribe sin esperar respuesta: se trata de una comunicación epistolar unívoca que le permite hacer un monólogo trepidante.

El libro trae unas fotografías bellísimas, casi todas tomadas por el mismo autor; de especial hermosura las de las nubes, ni una sola igual, descubrimiento en cada forma de un mundo aparte, todas interrumpiendo el azul del cielo con su propia historia. Cada foto es el comienzo de una carta y anuncia conscientemente lo que viene a continuación, cuestión que se aprende a interpretar con el paso de la lectura. Una lectura adictiva y envolvente.

Se trata de un volver lo esencial, un libro que nos recuerda que los arribismos, económicos e intelectuales, son inútiles, que las situaciones privilegiadas pueden desaparecer en cualquier momento y que solo queda volver a empezar para realmente “vivir”.

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